domingo, 18 de febrero de 2018

Intimidad, de Hanif Kureishi

1.
Hanif es un inglés de origen pakistaní. Intimacy es una novela de 1998. En la tapa de Anagrama hay una foto de la película de 2001 con los rostros de Mark Rylance y Kerry Fox que vendrían a ser les ignotes protagonistas. Por algún motivo la película se trata de cualquier otra cosa, y qué esperar si la novela es un monólogo interno que transcurre en un acotado período de tiempo: una noche, exactamente. "Esta es la noche más triste, porque me marcho y no volveré", empieza la novela. Jay, el protagonista de la historia, baña a sus hijos bebés, recuerda cosas, reflexiona acerca del amor y la intimidad, se pasea por la casa mientras piensa. No es muy filmable.

2.
Decía que Jay quiere dejar a su mujer. Mañana por la mañana. Con dos hijos. Llevarse sus cosas y abandonar la casa. Durante la primera mitad de la muy breve novela, parece seguro que Jay se va a ir, y es difícil empatizar con un sujeto tan egoísta, en una narración tan estática. Pero de golpe, no queda tan claro si lo va a hacer o no. Y de golpe, empiezan a pasar cosas, no sólo en el plano de los recuerdos, sino también en el tiempo de la narración, esa noche real en la que Jay no sabe lo que va a hacer. Gana un interés inusitado, la novela. La segunda mitad (son en total escasas 143 páginas en letra más bien grande) se lee de una sentada.

3.
Esto me gustó mucho (entre otras cosas). Por este tipo de reflexiones es que voy a colocar esta reseña bajo la etiqueta-galardón de autoayuda para intelectuales:
No resulta sorprendente que todo el mundo lo desee..., como si se hubiese conocido el amor anteriormente y apenas se pudiese recordar, pero uno se siente obligado a buscarlo sin pausa, como si fuese la única razón por la que mereciese la pena vivir. Sin amor, la mayor parte de la vida permanece apagada. Por desgracia, nada es tan fascinante como el amor.

Sé que el amor es un trabajo sucio; tienes que mancharte las manos. Si te mantienes a distancia, no sucede nada interesante. Además, debes encontrar la distancia adecuada entre las personas. Si están demasiado cerca, te aplastan; si están demasiado lejos, te abandonan. ¿Cómo mantenerlos en la situación adecuada?

Es fascinante ver cómo en las relaciones más sólidas, incluso después de años de convivencia, determinados aspectos ocultos de las personas afloran de pronto, como en una excavación arqueológica. Hay mucho que explorar y comprender. Con el resto de la gente, en cambio, uno sólo puede darse la vuelta, aburrido.
Quiero decir algo: las cosas son así, y punto.

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