lunes, 20 de junio de 2022

Esta ciudad es hermosa, de Marcos Krivocapich

 1.

Marcos Krivocapich (26) es actor, director, dramaturgo, performer, titiritero y escritor. Yo le vengo siguiendo la carrera teatra, soy bastante bastante fan (dos veces bastante) -este año hizo Dirección desconocida, y el año próximo regresa Quiero pertenecer, no se la pierdan-, y también le sigo la carrera como escritor (¿pero hacia dónde corre?): leí en su momento Pedir amor a gritos, que reseñé debidamente a pesar de no tener lomo, y ahora terminé de leer, en la lancha de Sturla Viajes que te trae de regreso desde la isla Martín García, esta TREMENDA novela de ciencia ficción (o ficción científica), distopía, depresión, drogas, sexo, gore, risitas y cultura pop, que se titula Esta ciudad es hermosa. Ahí me tocó timbre Marcos. (Esto es cien por ciento real, literatura documental)*. Es que se me ocurrió que en vez de hacer una reseña como siempre, lo podía entrevistar, y de esa manera robarle todos sus secretos, mi verdadero móvil.

2.

Móvil que por cierto revelo inmediatamente.

RESISTIRSE: Me dieron ganas de hacerte esta entrevista, un poco para robarte todos tus secretos.

MARCOS: Yo no puedo ser mago, porque develaría todo. 

R: Mi duda principal tiene que ver con cómo hiciste, cómo fue el proceso de escribir, cómo hacés para escribir una novela de 260 páginas que tiene tanto marco. Porque no es que inventaste un personaje y le van pasando cosas: inventaste un mundo, que para mí es la gracia y la dificultad de las novelas distópicas, o de ciencia ficción en general, y también inventaste un personaje al que le pasan cosas, y también la interacción entre ese mundo y ese personaje... pensaba, cuánta estructura que se necesita para lograr eso.

Antes de proceder, una pequeña sinopsis: En un futuro cercano, en una ciudad perfecta en la que una generación de adolescentes internacionales pasa sus días sin ninguna obligación y con todas las opciones de ocio, nuestro joven protagonista tiene una trieja con B y con K, un chip en la cabeza que cumple las funciones de un celular, la incapacidad de hablar y un caso severo de apatía. ¿Cómo llegaron allí todos esos jóvenes? ¿Dónde está la ciudad? ¿Qué tamaño tiene, en realidad? ¿Qué hay afuera? ¿Y por qué todos parecen estar en otra?

LA CRONOLOGÍA

M: La idea de la novela yo la tengo hace un montón de tiempo. De hecho, primero iba a ser una serie de obras de teatro. La idea era tipo manga: un grupo de adolescentes encerrados en una ciudad perfecta, en el marco de una crisis mundial. Y la lógica de cómo se llega a eso es esta: Crisis mundial >>> ¿Cuál es la solución a la crisis mundial? >>>> Eliminar población. Los organismos internacionales dicen "tenemos que eliminar una generación entera". A los adultos no, porque son parte de este sistema, así que tenemos que concentrarnos en las próximas generaciones, las que tienen 12, 13 años. Tenemos que eliminar del mundo la generación de jóvenes que ya están intoxicados por este mundo y que si siguen creciendo van a seguir reproduciendo estructuras de consumo, de poder,  que ya están arcaicas y están llevando al fin del mundo. Entonces la forma de rebootear a la humanidad sería eliminando una generación entera. ¿Y cómo hacés? La sacás, la llevás a otro lado. Post Holocausto ya no se puede matar a nivel mundial. No los podés matar, porque me idea era que hoy en día un genocidio etario... bueno, Bifo cree que está sucediendo un genocidio etario de gente vieja, pero un genocidio etario en mi mente en ese momento me parecía inconcebible a nivel de la moral de la política internacional, del consenso.

R: El problema del verosímil.

M: Claro. 

LOS FILÓSOFOS DE LA SOSPECHA

M: Por otro lado, en esa época yo estaba recién entrando en la facultad y la flashié mucho con Hegel y San Agustín. En realidad, la flashié con la dialéctica. Platón, San Agustín, Hegel y después los que se llaman los filósofos de la sospecha, Marx, Kierkegaard y Nietzsche. Para San Agustín, en su hipótesis dialéctica de la historia, venimos del paraíso, nos echaron del paraíso, y la historia avanza en la guerra entre las dos ciudades, la ciudad eterna y la ciudad de Dios, en la vuelta del humano hacia el paraíso. Y después Hegel, con la idea de esta Gran Conciencia, que es el Espíritu, todos somos consciencias dentro de la Consciencia, que su camino es la auto-consciencia y en el camino de la autoconsciencia llega el Espíritu, y la llegada del Espíritu es la trascendencia, volver al paraíso. Y ahí llegamos a Marx: ¿cómo se vería en términos materiales la vuelta al paraíso? No en términos espirituales o místicos. 

Hay una frase que me gusta mucho y que creo que uso en casi todo, que es de Monólogo de un padre a su hijo de meses, de Enrique Lihn, en donde en un momento el padre le dice al hijo: Vivís en un mundo embelesado con su propio fin. [Nota de este bloguero: el poema dice "No hay tiempo que perder en este mundo embellecido por su fin tan próximo"].  Siempre me quedó mucho esa idea, desde que leí el poema a los 16, y siempre leí mucha ciencia ficción, a mi mamá le gusta mucho así que también mamé de ahí, y algo del mundo distópico y de ese verso se articuló. Entonces con todo ese bagaje, cuando surgió la semilla de la novela, pensaba: Un mundo embelesado con su propio fin, en búsqueda de saltearlo o anularlo, le regala a una generación entera, en su idea de reseteo, para eliminarla, el paraíso. Esa es la idea base de la novela. 

Después me pasó que, creo que no le conté nunca esto a Santi [Nader], si lee esto se va a enterar, Santi escribió Potrillo Ben, que sucede en un mundo distópico [Nota de este bloguero: obra de teatro a estrenarse en el TNC a comienzos de 2023] y cuando la leí pensé "Ah, mirá, se puede habitar una voz en un mundo así". Y eso me sirvió para organizarme un poco. 

LA NARANJA MECÁNICA y POTRILLO BEN

M: Yo ya había empezado a trabajar la estructura como hago cuando laburo teatro. Hago teatro desde que tengo 8, escribo teatro desde que tengo 18, 19, y siempre fue un laburo muy de la estructura, de saber el global, cómo termina la historia y qué tiene que pasar en cada escena, y después escribirlas. Y con la novela me pasó eso. El final como está ahora está escrito casi desde que empecé a escribir, incluso antes de escribir el segundo capítulo. Entonces, como yo ya sabía como iba a terminar, y cuál era el mundo que quería contar... 

Resulta que yo soy muy fan de La naranja mecánica, de ahí robo muchos secretos, y algo que siempre me flashió de esa novela es que en la edición original, la británica, hay 21 capítulos, que el último capítulo es cuando Alex DeLarge se da cuenta que creció. Algo de la metáfora de la novela es que la rebeldía adolescente es tiempo, no hay ningún tipo de acción gubernamental que se pueda hacer sobre esa energía más que dejarla pasar. Y el chiste para Burgess era también que el número del capítulo simbolizaba la mayoría de edad. A mi siempre me había gustado ese dato. Entonces originalmente mi novela tenía 18 capítulos, y el 18 era, como en La naranja mecánica el capítulo donde él finalmente regresa a su casa luego de estar en la Ciudad y se da cuenta de que creció. Después la novela no tuvo 18 capítulos sino muchos más, pero esa fue la estructura de origen. 

Algo que me gustó mucho de Potrillo Ben y que robé un toque es que la obra de Santi está muy marcada por los espacios. Entonces, cuando empecé a profundizar en Esta ciudad es hermosa, usé algo de eso: en una ciudad hay lugares, espacios de sociabilización, entonces elegí un lugar para cada capítulo. 

Por otro lado, yo siempre había querido escribir una novela. Y en uno de esos intentos, a los 14 años, había empezado a escribir una historia que ocurría en una Argentina distópica, en la que había una especie de éxodo al sur por el desierto. Yo voy al sur con mi familia desde muy chico, y siempre me gustó eso de que cuando atravesás el país, atravesás llanura, estepa, páramos desolados, pequeños pueblitos. Entonces entró esta idea de la novela que empieza en la Ciudad, con todos estos capítulos en lugares de la ciudad que se fueron poblando de personajes y situaciones, sigue en el Desierto y termina con la llegada a Casa.

Una vez que tenía todo eso, me senté a escribir. No fue adrede, salió así.

ESTRATEGIAS

Y siguiendo con la línea de los secretos, después fue generar estrategias. Por ejemplo, decidir que las oraciones fueran cortas como tweets que vayan moviendo la historia. Me ponía a escribir esos como tweets en mi celular, sin un orden, y después los tiraba en una drive y me fijaba dónde podían entrar. Y así fui llenando con texto un drive que al principio constaba de 18 capítulos vacíos. 

Por último, cuando ya existía eso, apareció el principio, que es mi frase favorita de la novela: "Mis amigues y yo somos la peor clase de mierda". Un día se me ocurrió, la anoté y quedó ahí macerando. Entonces otro día estaba en la facultad, en un práctico de sociolingüística, al pedo, cagado de embole, y tenía mi cuadernito Gloria. No había nada que hacer, y empecé a escribir. Y ahí escribí los primeros dos capítulos. En un práctico de sociolingüística. Recién ahí apareció la voz del personaje.

EL PROTAGONISTA: HÍPER-AUTO-FICCIÓN

R: Entonces, la idea base del mundo la tuviste mucho antes de saber a quién le pasaba qué.

M: Tardé en decidir que el protagonista era yo. O más bien una versión pesadillesca de mí. La peor versión de mí, en algún sentido. 2018 fue todo un año. Yo tenía 22, estábamos con el Sub23 [nota del bloguero: un dream team de jóvenes promesas del teatro under porteño que hacían obras espectaculares e imposiblemente complejas con la idea de nunca repetirlas. Llegaron a hacer funciones en el Caras y Caretas y en el ND Ateneo antes de superar la edad que los anulaba] y estaba en auge la cuestión del feminismo, poner al varón en un lugar diferente... El teatro en el que yo me formé está muy marcado por la violencia simbólica, por la pasivo-agresividad, por la manipulación. Ese año en el Sub23 yo repetí muchos de esos comportamientos aprendidos, y los repetía con mis amigos, porque era con quienes hacía el Sub23, que era un espacio donde éramos veinte y pico de personas, y nos organizábamos de modo asambleario, con comitivas, votaciones, etc. También con mi novia. Fue a partir de conversaciones con amigas y amigues que hice un proceso de reconocer esas cosas en mí, y de dónde venían esos comportamientos, que tienen mucho vínculo con mi relación con el teatro: la novela también fue una forma de purgar todo eso. De llevar esas actitudes que yo reconocí en mí y entendí cómo funcionaban, y hacerlas ficción. Como dimerizarlas extremadamente para arriba y hacer un personaje con toda esa mierda.

La pregunta para mí cuando estás haciendo una novela del tamaño que sea es cómo llenar la página. Cómo hago para que la página esté llena y tenga cosas de valor, aparte. Y ahí aparecen las experiencias personales. Una vez un amigo que se llama Nanu me dijo: "No hay que hacer auto-ficción, hay que hacer híper-auto-ficción". Y ese es un consejo que yo tengo muy presente. Tampoco es que lo inventó Nanu: Philip Dick laburaba así, sobre todo en sus últimas novelas, Valis y Ubik, que son la vida de él llevada al carajo a nivel ficción y creación de mundo.

En fin, esos son todos mis secretos.

LO ACONTECIMENTAL

R: Entonces, me contaste que para vos el personaje sos vos con tus peores aspectos dimerizados, y me llama la atención porque para mí no es tan mal pibe el chabón, son sus circunstancias. Por otro lado, todavía no me explicaste cuándo aparece en tu proceso lo más acontecimental de la novela: las cosas que pasan. Desde la primera idea de todas, que para mí es brillante, que es que el protagonista se quiso poner un chip en el cerebro para no tener que usar el celular con la mano, porque es un pajero, pero la operación salió mal y a raíz de eso no va a poder hablar en toda la novela, salvo con una persona a través de los comentarios en videos de YouTube. O el otro hecho que sabemos desde el principio, que es que el protagonista está en un vínculo con otras dos personas...

M: Yo sabía que era la historia de una trieja, y que el protagonista era la tercera rueda de esa trieja. 

R: Pero eso podría no pasar en una novela distópica. ¿Tenés dos ideas separadas y las juntás?

M: Sí. Son ideas. Lo de la trieja por ejemplo está desde el momento cero, también hubo algo conciente de pensar la novela como mi peor pesadilla, que es que mis amigues se alejen de mí, y esa es un poco la historia del personaje que ve cómo sus amigues no quieres compartir más tiempo con él. Lo del chip en el cerebro, esto es algo que muy poca gente me cree pero lo pensé antes de que Musk empezara con el tema, y fue un poco porque me gustó la idea de un personaje mudo también por la cuestión práctica de que es muy difícil escribir diálogos. Y lo de YouTube, en una noche de desolación, en la cuarentena, mirando un video de Will Ferrell encontré un comentario y pensé: "Esta persona podría ser mi amiga". Porque el comentario decía algo así como "¿Quién más está a las 3 de la mañana mirando todas las entrevistas de Will Ferrell?" y fue como "¡Yo! ¡yo estoy a las 3 de la mañana mirando todas las entrevistas de Will Ferrell!". Y ahí apareció el personaje de JustMe, que de hecho es un nombre de usuario real. O sea, híper-auto-ficción. 

3.

La charla con Marcos fue larga como esperanza de pobre. Me puse pesado con preguntas de método (sobre cuándo, cuánto y cómo escribir) cuyas respuestas les voy a ahorrar o escamotear según sea el caso. Baste decir que la escribió en un año y medio, aunque con bastante idea previa de para dónde iba la cosa. Que en determinado momento decidió sumar capítulos por fuera de la trama (llamados Cronología de la singularidad) para ir construyendo el mundo que lleva a la existencia de la ciudad. Que al principio el libro empezaba con el protagonista convertido en un cerebro en un jarro, recordando su historia, pero después eliminó el prólogo, así como un cameo de Julián Weich. Que la parte del desierto iba a ser un sólo capítulo y terminaron siendo once, aunque de escena única. Y otras cosas que no mencionaré porque contienen espoilers. 

Hablamos de la ciencia ficción predictiva, de La condición humana de Hannah Arendt y la vida contemplativa como infierno, de que Elon Musk es Luthor, del lugar del suicidio en la novela, de robar frases, de lo fácil que es aprender a hacer bombas en interné, y de la Biblia. Como en este blog adscribimos a la fe de Moisés y Miriam, cerremos con esta exégesis:

R: ¿Es premeditada la dimensión bíblica que tiene la historia?

M: Sí. Yo fui a un colegio católico, y aparte flasheo mucho con el universo literario de la Biblia. Por ejemplo, cuando en el desierto él habla con un Dios que lo abandonó y dice "Dios, por qué me has abandonado", con mi editor esa frase la tenemos desde tempranísimo en la novela. Y la idea de la peregrinación en el Desierto es una referencia al éxodo judío. 

R: Claro. Esa es bastante explícita. Pero también me gustó pensarlo en relación con la interpretación que se hace del éxodo en la Torá, según la cual los judíos caminan por el desierto durante 40 años  -a pesar de que la distancia entre Egipto y Canaán no lo amerita- para que en el camino pueda morir la generación que fue esclava en Egipto y que los judíos que lleguen a la Tierra Prometida sean los nacidos en el desierto, sin "mentalidad de esclavos". Hay un paralelo más ahí, con el plan de eliminar a una generación para salvar a la humanidad.

M: Esa data no la tenía. Me gusta el link.

4.

Y hablando de links, pueden adquirir su ejemplar de Esta ciudad es hermosa en éste.

*Aclaración temporoespacial: La fecha de la entrada corresponde al día en que terminé de leer el libro. en la lancha de Sturla Viajes. La entrevista con Marcos fue el día 2 de agosto del corriente año en las oficinas centrales de Resistirse Es Fútil. La reseña la estoy terminando de escribir en panza el día 2 de diciembre del corriente. El fin del mundo tendrá lugar el día 14 de junio de 20xx.

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