miércoles, 15 de agosto de 2018

Magnetizado, de Carlos Busqued

1.
Tiendo a no leer la contratapa de los libros, porque spoiler alert. Lauri me regaló éste por mi natalicio, y lo empecé a leer sin más referencias que haberme sido recomendado el título anterior de Busqued, Bajo este sol tremendo, novela, adaptada al cine por Caetano en la excelente película El otro hermano. Así que supuse que estaba empezando una novela. O por lo menos, una ficción, porque desde el vamos el formato de entrevista o diálogo que toma el libro y en el que además hay distinta tipografía para el preguntado y el preguntador no parece corresponder con la tipología de una novela. Así que leí por lo menos la mitad del libro sin saber si lo que me estaban contando había pasado en la realidad o no. Flashero. Me propuse no enterarme hasta el final pero en un momento me traicioné y lo comenté con un amigo como quien no quiere la cosa. No es ficción.

2.
Magnetizado cuenta la historia real de Ricardo Melogno, que a lo largo de una semana del año 1982 metió tranquilamente cuatro balas en los cráneos de cuatro taxistas en el barrio de Mataderos, para dos semanas después ser entregado a la policía por su papá y su hermano. Desde entonces que está preso. Para más sinopsis lean esta nota que está buena.

3.
Carlos Busqued es de Presidencia Roque Sáenz Peña, la segunda ciudad chaqueña en tamaño, y no conozco a ningún otro escritor de Presidencia Roque Sáenz Peña. Que sí, se llama "Presidencia", no "Presidente". O sea es una ciudad que lleva el nombre de un período de tiempo, FASCINANTE. Este detalle no tiene nada que ver con nada.

4.
El libro me gustó, pero sin estridencias. No tiene clímax, digamos. Interesante para interesados en asesinos seriales, en mentes criminales, para aquellxs a los que les gustaron las series documentales tipo The Jinx (si no la vieron y les gusta el género, háganlo).

miércoles, 8 de agosto de 2018

El mono en el remolino: notas del rodaje de Zama de Lucrecia Martel, de Selva Almada

1.
Vengo teniendo una lectura accidentada de El desapego es una manera de querernos, libro de relatos de Selva Almada, y por lo accidentada de la lectura es que El mono en el remolino le ganó de mano y pasó a ser el primer libro de la susodicha que termino y por ende reseño en Resistirse es Fútil. 

2.
A Selva Almada primero que nada la tengo como la discípula de Laiseca. Hay un documental muy lindo que se llama Lai, filmado íntegramente dentro del departamento de Laiseca, en el que aparecen sus alumnos de taller, y entre ellxs aparece especialmente Selva Almada, que lo ayuda con sus cosas de hombre viejo como si fuera una especie de hija o de ex mujer compasiva. Lo loco es que la prosa de Almada no tiene nada de la de Laiseca. Almada escribe derechito, con pocos adjetivos, sin palabras extravagantes, y por lo menos en lo que leí yo, sin apartarse de la realidad real, con una suerte de escritura documental de los sentimientos. A Selva Almada le gusta lo rural, la vida de la gente del campo, lo que les pasa por adentro del balero, y eso que yo había percibido en los cuentos de El desapego está muy presente en El mono en el remolino, no sólo en lo que cuenta sino también en lo que imagino que ella miró en el rodaje, en lo que puso el foco. 

3.
El título es una genialidad. El mono en el remolino es el mono muerto que flota en el río, en la primera escena de Zama, pero no de la película de Lucrecia Martel, sino de la novela de Antonio Di Benedetto. El mono no está en la película, ni tampoco en este libro de apuntes sobre el rodaje de la película: el título queda por lo tanto completamente inexplicado para quien no leyó el libro original. Lo que me parece genial del título es que el mono es, justamente, lo que no está. 

4.
Me imagino que muchxs lectorxs se habrán sentido decepcionados con este libro, porque Lucrecia Martel aparece muy poco. Es un libro corto de por sí, seguro que caro para lo corto que es, y armado con notas breves, relatos anecdóticos de entre una y tres carillas, a lo sumo cuatro. En cada una, Almada hace una descripción de una situación que ve en rodaje, o en los casting, o que le contaron de los casting. Habla mucho más de los casting que del rodaje en realidad, y en particular de los casting de extras, que son en su mayoría personas de la tribu qom, a los que fueron a buscar a pueblos chicos y alejados en la periférica provincia de Formosa (que es donde se filmó parte de la película). A Lucrecia le dedica una de las notas, que a mí me pareció que estaba más porque tenía que estar que porque le surgió a Almada, y luego la vuelve a mencionar en otra, hacia el final, a raíz de los cating. Dice que Lucrecia en los casting le pedía a la gente que le cuente un sueño. Un sueño que hubiera tenido. Qué maestra.

5.
En conclusión: de cine propiamente dicho (o sea, gente gritando "¡Corte!" y esas cosas), hay poco; de Lucrecia Martel propiamente dicha, hay poco; pero como todo es cine, y como la mano (o la mente) de Martel se percibe detrás de todo lo que pasó en la producción de Zama, en realidad el libro es todo lo que tiene que ser, Selva Almada hizo algo re lindo y en todo caso si alguien se siente estafado por la relación precio/cantidad de chismes sobre Lucrecia Martel, la culpa no es del chancho sino del que le da de comer (Random House Mondadori). He dicho.

miércoles, 1 de agosto de 2018

Embalse, de César Aira

1.
Los lugares colman una promesa. En un mundo que suele presentarse uniforme y desesperanzado, ellos son un consuelo, excelente por superar los mecanismos habituales con que sucede lo que podemos esperar de la vida. Las promesas en general se presentan en el tiempo. Pero la promesa de los lugares se consuma, simplemente, antes. Antes del paseo que uno puede dar por sus lugares favoritos. Antes de que sepamos que esos lugares existen. O antes del momento en que levantamos la vista hacia ellos y la atención se acomoda.
Para verlos, para descubrirlos, es preciso que ya estuvieran, y eso justamente es lo que se ve, su calidad de previos. Esa exuberancia de la anterioridad contamina el "después". El tiempo y la vida pasan limpiamente a los márgenes de un círculo vacío, y se hace la paz en el hombre, donde casi nunca hay paz. Lo mejor es que todo eso sucede sin ruido, casi sin manifestación, como si la sucesión se disolviera en la discreción de un juego lógico que puede practicarse o no, a voluntad, por ejemplo cuando uno no tiene nada más urgente que hacer.
2.
Una vez Manu Embalse tocó en un local que ya no existe pero quedaba en una esquina muy bonita cerca del Parque Centenario, era una librería que si mal no recuerdo se llamaba Cobra. Yo lo conocía hacía poco tiempo, Manu tocaba canciones creo que hasta anteriores a su primer disco solista, Bancatela si te la bancás. Cuestión que yo estaba filmando el recital, Manu en la guitarra, no sé quién en el bajo y una chica muy cool en batería, de fondo la estantería de Cobra, y en eso descubro, arriba y al medio, un libro que decía EMBALSE en el lomo. Mind fuck. El video debe existir, con el zoom in al libro que seguro no se lee por mi motricidad fina disfuncional. Años después, Manu se lo compró y años después yo lo leí.

3.
Igual no es muy Manu Embalse, el libro Embalse de César Aira. Es muy César Aira, eso seguro, aunque el significado de eso no tiene una sola respuesta. Es de la familia de La Villa, otra novela de Aira que leí en estos tiempo. Embalse cuenta las vacaciones de una familia de cuatro en Embalse del Río Tercero, Córdoba, unas vacaciones primero muy monótonas, y progresivamente más y más frenéticas y fantásticas -con espías, científicos malvados, experimentos genéticos- hasta llegar a un final apoteótico comparable al clímax de Akira o Watchmen (o sea, se va al carajo). Lo brillante del asunto (suele haber un elemento brillante en los libros de Aira) es la estructura del libro, que es francamente aburrido en sus primeros capítulos, y va ganando en ritmo milimétricamente, en un crescendo ridículo y muy prolijo. Y obviamente, como nos tiene acostumbrados, también tiene párrafos que son brillantes porque sí, como la cita de las páginas 77-78 que coloco aquí arriba. Otro librazo de uno de los más capos, sino el más capo, de lxs escritorxs argentinxs no muertxs. 

jueves, 26 de julio de 2018

Sonámbulo y otras historias, de Adrian Tomine



1.
Mi marido me regaló este libro depresivo carveriano claroscuro y bello, de relatos breves y afilados como navajas de suicida suburbano norteamericano, y me gustó mucho.

miércoles, 18 de julio de 2018

La vida real, de Martín Garabal

1.
Martín Garabal, actor, autor, instagrameador, es también ilustrador y humorista gráfico (¿se dice así?) y sacó un libro el año pasado que se llama La vida real y está muy bien. Cómprenlo. Con plata.

2.
Una vez hizo algo heroico que reúne sus cualidades arriba enunciadas, y es esto de acá:




martes, 17 de julio de 2018

El malestar en la cultura, de Sigmund Freud

1.
Ya casi va a ser un año que leí este libro, es prácticamente imposible que lo reseñe correctamente. Sin embargo, lo subrayé todo. Así que voy a escribir en base a lo que subrayé en ese entonces, cuando yo era joven y me tomaba el 152.

2.
Tristeza não tem fim: "nuestra disposición no nos permite gozar intensamente sino el contraste, pero sólo en muy escasa medida lo estable. Así, nuestras facultades de felicidad están ya limitadas (...) En cambio, nos es mucho menos difícil experimentar la desgracia". 

3.
Dice Sigmund que el hombre (habla siempre de "el hombre", pero digamos la humanidad) no tiene un sentido de la vida, que eso sólo se puede sostener desde un sistema religioso y que sino cuál es el sentido de la vida de los animales (tomá). Que el móvil de la vida humana es evitar el sufrimiento (o ser felices), y entonces se pone a enumerar formas de evitar el sufrimiento. 
El aislamiento voluntario, el alejamiento de los demás, es el método de protección más inmediato contra el sufrimiento susceptible de originarse en las relaciones humanas.
Y a esto suma las drogas (preventivos contra el sufrimiento que tratan de influir sobre nuestro propio organismo, "pues en última instancia todo sufrimiento no es más que una sensación"), aniquilar los instintos (o sea no buscar la felicidad para no frustrarse), el arte ("carece de poderío real para hacernos olvidar la miseria real"), y el amor (y el amor sexual, "el prototipo de nuestras aspiraciones de felicidad"). El amor es el más groso y el más jodido, porque "jamás nos hallamos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos; jamás somos tan desamparadamente infelices como cuando hemos perdido el objeto amado o su amor". Bueno, ¿y qué hacemos doctor Freud?

4.
Sigue Sigmund y dice que nuestra cultura es la culpable de buena parte de nuestro sufrimiento, siendo cultura "la suma de las producciones e instituciones que distancian nuestra vida de la de nuestros antecesores animales y que sirven a dos fines: proteger al hombre contra la Naturaleza y regular las relaciones de los hombres entre sí". Calate esta:
El hombre a llegado a ser, por así decirlo, un dios con prótesis: bastante magnífico cuando se coloca todos sus artefactos, pero éstos no crecen de su cuerpo y a veces aún le procuran muchos sinsabores.
5.
Bueno, dice muchas cosas, en resumen que somos todes unes reprimides. Reprimides por la cultura. El inclusivo es mío, no de Sigmund. Y que la libertad individual no es un bien de la cultura.  También dice que "no todos los seres humanos merecen ser amados" (tremendo), que las mujeres no son buenas para sublimar (Sigmund machirulo), que la imposición de una vida sexual idéntica para todes es una fuente de graves injusticias y que hasta "el amor genital heterosexual, único que ha escapado a la proscripción, todavía es menoscabado por las restricciones de la legitimidad y de la monogamia" (Sigmund queer). Habla mal de los comunistas, obvio que de los nazis, del cristianismo que se la da de amor universal pero mata judíos en las Cruzadas, que el hombre es el lobo del hombre. 

6.
En el capítulo VII viene lo más zarpado para mí, la explicación de qué es la culpa. La culpa es el miedo a la pérdida del amor. ¿NO ES HERMOSO? El origen sería (obvio que estoy simplificando, lean el libro para más datos) la agresión innata al hombre y contraria a la cultura, que ésta se ocupa de anular introyectándola (buena palabra) al interior de cada une en forma de super-yo (acá el que simplifica es el propio Sigmund) para desarmar el instinto agresivo del individuo haciéndolo vigilar por una instancia interna. O sea que lo que no hay que hace es lo malo, lo malo es lo que puede provocar la pérdida del amor, entonces uno no hace "lo malo" por ese miedo que se llama culpa. Ese miedo llevado a lo social sería el miedo a ser un paria, a ser rechazado por la sociedad toda. Sigmund no dice sociedad sino masa, que no es lo mismo pero poteito potato.

7.
La conclusión de Sigmund es que "el precio pagado por el progreso de la cultura reside en la pérdida de la felicidad por aumento del sentimiento de culpabilidad". Después dice muchas cosas muy inteligentes pero me cansé y sería muy largo de transcribir. Sólo les voy a decir esta verdad irrefutable que está en una nota al pie:
Se habría encomendado a la mujer el cuidado del fuego aprisionado en el hogar, pues su constitución anatómica le impide ceder a la placentera tentación de extinguirlo [meando].

viernes, 22 de junio de 2018

¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era!, de Kenzaburo Oé

1.
A mí en general me gustan los libros que leo, todos, en mayor o menor medida. Muchos me gustan mucho, soy fácil y tengo un criterio amplio. Pero este se lleva once aleschonfelds, es megaincreible, inspirational, tremendamente fuerte y una piña en la cara y no lo podés creer y lo amé. Igual, al mismo tiempo, no es un libro para todo el mundo, no porque no lo vayan a entender sino porque capaz no les pasa lo mismo que a mí, así que tampoco es que los estoy mandando a leerlo, pero UF.

2.
Resulta que el Kenzaburo (premio Nóbel 1994)  tiene un hijo con autismo. En la novela se llaman K y Eeyore, pero en la realidad el hijo se llama Hikari y tiene su propia entrada de Wikipedia. Porque Hikari es compositor. Acá un video con una horrible foto descriptiva.


3.
La novela, autobiográfica, cuenta la historia de Kenzaburo, su esposa, sus otrxs hijxs, y la relación con este niño que en principio no sabía hablar y que supo ser incluso violento pero después aprendió a comunicarse con música. Todo así como suena, incluso cursi, no lo es en el libro, que tiene tremenda fuerza realista y amor (cursi again). Hay una segunda dimensión en ¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era!, que está contenida en el libro, y es la de la lectura de William Blake, que atraviesa toda la experiencia de K (y supongo que de Kenzaburo) como padre de Eeyore/Hikari. No sé, es todo muy lindo, obvio que lloré, es un librazo y espero que lo puedan encontrar en las bibliotecas de sus helados corazones.

martes, 5 de junio de 2018

Infancia, de John Maxwell Coetzee

1.
Este libro está MUY bueno. Es la autobiografía en tercera persona -sección infancia- del premio Nóbel sudafricano, y con este sumo una figu más al álbum de los premios Nóbel, voy 24. Dale campeón.

2.
Juan Maxibien Coetzee nació en Ciudad del Cabo en 1940, así que su historia personal es también la historia de un niño blanco en el país del Apartheid, cuando ese sistema racista apenas estaba comenzando (no así el racismo, sí así el sistema). El niño Coetzee es blanco, pero no es afrikaner, tampoco es de clase alta, no es judío ni protestante (y se hace católico porque en la escuela lo obligan a elegir), y es a todos los usos un paria entre los suyos. Muy fuerte el capítulo en el que Coetzee se inscribe en el machismo junto a su padre, humillando a su madre por, wait for it, andar en bicicleta. Todo el libro es una suerte de mea culpa por haber sido ese chico débil que se acomoda para no ser víctima de nada (ni del padre, ni de los compañeros, ni de los maestros, ni de Sudáfrica), y una reivindicación sutil de su madre, que sostiene a la familia frente a la depresión crónica del padre. Es hermoso y re hermoso y se gana nueve aleschonfelds.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Yo contra el mundo, de Esteban Podetti

1.
Los 10 pesos mejor gastados del 2018. En algún momento del verano me compré, en una librería que está en Santa Fe y Ecuador, muy vieja, toda de usados, este libro de Podeti que estaba en la mesa de los saldos más saldos de todos, a diez pesos (¡diez pesos! a comienzos de 2018). Casi me compro también uno tipo La dueña (el libro de Wiñazki, no la novela con la Señora) por el mismo precio pero decidí que no. Cuestión que había varios. Búsquenlos antes de que vaya yo a comprar todos para ponerlos en Mercado Libre a 20 o quizás incluso a 25.

2.
Podeti es un humorista gráfico dibujante autor no sé cómo preferirá ser denominado. Hace todos chistes buenos y si no saben quién es googleen. Resulta que tiene un blog, que nunca había leído, y que en 2012 una editorial le editó (es lo que hacen las editoriales) un libro físico de papel con una selección del mencionado blog. Como yo no sabía que existía, y es mucho mejor leer en papel que en la compu, y además me salió 10 pesos, y Podeti hace todos chistes buenos, entonces yo re gané y ustedes no.

3.
Me compré ejemplares para vender, hay inflación, están 100 pesos. ESTO ES POSTA, si quieren uno me lo piden. Bye. 

sábado, 19 de mayo de 2018

Nunca seré millonario, de Antolín

1.
En 2010 descubrí este blog de 2008 en el que Antolín posteó 11 poesías (o poemas, ¿cuál es la palabra que no se usa y por qué?) y yo escribí más que una reseña, una recomendación, acá. Este libro que ahora reseño, editado por Pánico el Pánico, es de 2012 e incluye textos de otros cinco libros o fanzines, entre otros el mencionado. Ahora yo lo leo en 2018. Alguien que haga numerología con todo lo que dije.

2.
Antolín es un artista de esos que hacen todo bien, y ahora cada vez menos tapado, aunque nunca llegue al mainstream (no sé si querrá, aunque se lo merecería). El tipo hace sus canciones, escribe hermoso, y también dibuja (vénase las tapas de sus discos en el link anterior), y en todas las ramas de su producción artística mantiene una coherencia estilística notable. Le falta filmar. Algún tiempo atrás, los El mató a un policía motorizado, esos chicos que Spotify no quiere que no escuches y que los chongos cantan en sus bicicletas después de jugar al futbol, es decir esa banda mainstream, covereaban a Antolín, capaz lo siguen haciendo. Con esto quiero significar, sin perjuicio para El mató, que Antolín podría apuntar a las grandes ligas del reconocimiento pero no sucede, no sé si no quiere o no pasó aún. También está detrás del gran hit de Galería Editorial, como dibujante de todo el libro suceso ¿Dónde está Perón?, que yo aún no pude adquirir por la macrisis pero que pronto espero tener.

3.
El librito este que leí yo ahora, que no sé si se conseguirá, es muy bueno. O sea, Antolín es muy bueno escribiendo. Me gustó especialmente el último subtítulo, que en la nota de apertura se menciona como "Quiero ser millonario" y en el subtítulo del índice como "Nunca seré millonario" (interesante furcio editorial), porque los poemas se vuelven textos en prosa, casi cuentos, aunque lo que prima en ellos es la construcción de mundo antes que las acciones o los personajes. Me dieron ganas de que Antolín escriba una novela, sería hermosa.

4.
Acá más poemas de Antolín.

jueves, 17 de mayo de 2018

Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino

1.
DESBLOQUEO MÁGICO DEL BLOG LISTOS YA
Este lo terminé de leer en mayo de 2018 y ya estamos terminando marzo de 2019, es el eje de todos los males de este blog y lo voy a reseñar ya, como me acuerde, sin ninguna responsabilidad intelectual o de forma: Italo Calvino es un tipo que no te defrauda, vos agarrás un libro de Italo Calvino y sabés que va a ser mínimo un 8.50. No sé por qué tardé tantos años en leer este libro con este hermoso título que compré en la calle en Chile en el año 2013, pero bueno, yo soy así, tardador como podemos observar. Leí esta novela creo que en su totalidad en viajes en tren hacia y desde el partido para nada facho de San Miguel, y toda la novela tiene algo de ferroviaria, empezando por el dibujito de la tapa claro. La novela empieza diciendo que "estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Concéntrate. Aleja de tí cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto". Resulta que en este caso, el insoportablemente ingenioso escritor italiano fallecido decidió escribir toda su novela en segunda persona del singular (o sea te habla a vos, o en realidad a tí, todo el tiempo). Empieza así como les digo, primero en imperativo, pero luego se acomoda a un pretérito imperfecto que permite que la novela sea una novela, pero sin dejar la segunda persona. Re Cortázar, Calvino. Re Calvino, Cortázar. Abro un paréntesis - ( - para decir que el noruego Karl Ove Knausgard -imaginen un circulito encima de la segunda a - en un momento de su segunda novela dice que a alguien le gustaban autores como "Calvino, Borges, Cortázar" y yo me emocioné de compartir mi opinión con ese gran escandinavo, - ) - cierro paréntesis. La novela se trata de que el lector -o sea tú- se compró la novela de Calvino y la empezó a leer, pero en determinado momento se da cuenta de que le vendieron otro libro, con la misma tapa, el libro equivocado -e inconcluso-. Fascinado con el libro que compró por error, busca desesperadamente el título original para encontrar un ejemplar completo y poder leerlo, pero con el siguiente libro pasa lo mismo: consigue un segundo libro equivocado disfrazado como el verdadero primer libro equivocado (¿me estoy explicando? Yo no soy el complicado, fue Calvino). Esta incansable búsqueda del libro verdadero habilita una concatenación de relatos interrumpidos, porque en la novela de Calvino tenemos la historia del lector y a su vez cada historia -en reported speech- dentro de cada nuevo libro errado, que siempre se interrumpe en un punto de giro. Yo adivino que Mariano Llinás tomó de acá, de esta propuesta de relatos que se terminan donde deberían seguir -convirtiéndose de principios de novelas en cuentos con final abierto-, la idea para la película La flor. Pero capaz no, ni idea la verdad. Yo la tiró, total.

2.
Si una noche de invierno un viajero es entonces: muy divertida, muy subrayable, un poco despareja pero a prueba de balas, otra novela de Italo Calvino. 

viernes, 11 de mayo de 2018

Querido Nicolás, de Pablo Pérez

1.
Voy tan retrasado con las reseñas que hoy es 2 de enero y este libro lo terminé de leer el 11 de mayo (!). Es una catástrofe, una desgracia, es el acabose. Pero RESISTIRSE ES FÚTIL ® se debe a su público inexistente, y yo me manejo mejor con deadlines, así que voy a tratar (voy a tratar) de entregar al ciberespacio las 29 reseñas acumuladas en el pozo vacante de este gordo de navidark con cara de dos mil dieciocho antes de que nos volvamos calabazas el mes dos de dos mil diecinueve.

2.
De Pablo Pérez la estadística me arroja que vengo leyendo un libro por año. En 2016 leí Un año sin amor, novela/diario en la que se basó Anahí Berneri para filmar su ópera prima, esa que me calentó tanto en mi juventud temprana. En 2017 leí El mendigo chupapija, a la respectiva reseña les remito. Y ahora en 2018 (ahora pero hace unos meses, hoy es 24 de diciembre) me zampé esta novela epistolar intitulada Querido Nicolás, editorial Blatt y Ríos, 268 páginas, 2016. Me acuerdo que en esa época borrosa de mi vida, mayo del 2018, yo estaba trabajando de encuestador en el partido de San Miguel, me ponía camisas a cuadros y me tomaba el tren San Martín, leía a Pablo Pérez y me hacía videoselfies en Instagram. Qué tiempos aquellos.

3.
Ya no sé qué es ficción y qué es realidad, pero esta novela empieza con una dedicatoria al querido Nicolás, por haber conservado estas cartas. Así que puede que todo sea cierto, o puede que no. Querido Nicolás consiste en una colección de cartas, todas escritas por Pablo Pérez (o un ficticio Pablo Pérez, que en todo caso es el mismo personaje de Un año sin amor) en París entre 1989 y 1992, y todas remitidas a su querido Nicolás en Argentina. El Pablo del libro viaja a París, sin un plan prefijado más que encontrarse con un amor, y se termina quedando, renuente a volver a la Buenas Aires de la hiperinflación. Se queda en París, que más luego será Madrid, buscando trabajos, viviendo en buhardillas, cojiendo con muchachos y escribiendo.

4.
Es un libro muy hermoso. El género epistolar, que en este caso es epistolar unilateral, le otorga al narrador la libertad de dejar historias inconclusas, temas en el aire, intrigas sin resolver, así como también de saltar de tiempo y espacio, de épocas en que el protagonista cuenta sus penurias a súbitas épocas de buena fortuna en el dinero y en el amor, sin puntos de quiebre o de giro como hay en la literatura o el cine pero no en la vida real de la realidad real. Por momentos recuerda a La montaña mágica, en las largas estancias hospitalarias del protagonista, en el tono de bildungsroman de toda la novela. Por momentos se vuelve cotidianista. Y por momentos se vuelve mega sexual y excitante, como en el episodio del peruano, uno para el recuerdo.

viernes, 4 de mayo de 2018

Siddharta, de Hermann Hesse

1.
Si bien se deja leer, el clásico universal del nobelizado Hermann Hesse es en gran medida un bodrio. Los giros de la historia son predecibles, Siddharta es siempre perfecto como un dios, y si bien la novela dice que Siddharta aprende cosas, no constan esos aprendizajes, ni se justifican las declaraciones de perfección que Hesse atribuye a sus personajes. La única mujer es una prostituta, aunque para ser justos con Hesse es una prostituta buena, y la relación de Siddharta con su amigo Govinda no puede ser más gay (siempre lo mismo con vos Hermann, sacá a tus personajes del clóset de una vez). Así que, en definitiva, una gilada la novela. Pero lo bueno es que leí un clásico así que me sube la barrita de cultura, además leí otra novela del nobelizado éste así que más aún porque Nóbel, y lo más importante, leí/taché otro volumen de mi colección COMPLETA de Club Bruguera y ahora estoy más cerca del Nirvana.

viernes, 27 de abril de 2018

Llega un hombre y dice, de Nicole Krauss

1.
Hace miles de años, leí La historia del amor, de Nicole Krauss, y lloré un poquito en el colectivo. Es de esos libros que se le pueden recomendar a cualquier persona, fáciles de leer, profundos, emocionantes, etc. En su momento fue un best seller, debe andar por la enésima edición. Ante el éxito de La historia del amor, la editorial Salamandra (la de Harry Potter) publicó también Llega un hombre y dice, que yo pensaba que era la novela siguiente de la autora pero es la anterior. Es un caso similar al de La conjura de los necios y La biblia de neón: frente al éxito de la segunda, se traduce y edita en castellano la primera, con menos éxito. Cuestión que la leí, en tres viajes ida y vuelta a San Miguel, pensando que era la segunda novela, y creyendo que la mina, tras la originalidad y la ternura y lo todo de su debut, se había puesto a mezclar Auster con Huellebecq. Al final resulta que la originalidad se puede ganar después.

2.
Un hombre de 36 pierde la memoria de los últimos 24 años de su vida, incluida su historia conyugal, su carrera, y todo lo que lo hace ser adulto, pero sin perder los conocimientos objetivos sobre el mundo. Recorre Nueva York como un turista (hasta ahí, todo muy Auster). Su matrimonio se arruina, y un científico lo convoca al desierto del Mojave para participar de un experimento revolucionario (y desde ahí todo muy Houellebecq: aunque La posibilidad de una isla no había salido, ya está el germen de eso en Las partículas elementales). Después vuelve a ser más auteriana y después termina.

3.
Es una novela que está bien, pero le falta algo, está medio inerte, los personajes no terminan de tener vida propia. Es una novela olvidable sobre el olvido. La olvidaré.

Ciber-City: Internet Pseudo-Sistem, de Juan Vegetal

1.
La verdad, la verdad real, es que me compré este libro en preventa, o sea hace un montón, pero después cuando lo tuve me costó empezarlo. O sea, lo empecé un par de veces, leí/miré las primeras páginas, y sin que fuera mi intención lo dejé ahí. No entraba. No accedía a Ciber-City. Hasta que un día lo agarré y leí más allá de las primeras páginas, y entonces lo entendí, y ya no lo pude dejar hasta que lo hube devorado.  

2.
Ciber-City es un libro de historietas pero a la vez inventa su propio código de lectura, distinto al de las historietas "normales", por lo que a primera vista puede parecer un libro objeto con secuencias de dibujos y de tiras random. Algo de random tiene, capaz: pero es un random de ideas relacionadas, y un random de ideas relacionadas más que random es un rizoma (creo). Cuestión que en la misma lectura del libro, el lector-usuario va adquiriendo las herramientas de lectura que permiten que fluya, y entonces decís "aah" y "ooh" y "qué capo" y "jajaja". 

3.
De verdad me gustó mucho mucho. No es para cualquiera, though. Vofi.


domingo, 22 de abril de 2018

Tribu: sobre vuelta a casa y pertenencia, de Sebastian Junger

1.
El fino arte de escribir reseñas cuatro meses después de terminada la lectura. Lo que podemos decir a favor de esta atrevida modalidad es que lo que te acuerdes del libro cuatro meses después seguro es lo que más te impresionó. En mi caso, la anécdota del terremoto en Chile. Transcribo, página 51:
Las conclusiones de Fritz se confirmaron después de un estudio en la ciudad de Yungay, en el centro de Chile, que fue golpeada por un terremoto y un deslizamiento de rocas devastador el 31 de mayo de 1970. El 90 por ciento de la población de Yungay murió casi instantáneamente, y otras 70.000 personas murieron en la zona -aproximadamente el equivalente a un ataque nuclear en dicha área-. El deslizamiento que sepultó la ciudad ocasionó tanto polvo que los helicópteros no podían tomar tierra, y los supervivientes de Yungay quedaron a su suerte durante días. En este vacío terrorífico, rápidamente surgió un nuevo orden social. "El concepto de propiedad privada individual quedó temporalmente anulado -escribió más tarde el antropólogo Anthony Oliver-Smith en su artículo 'Brotherhood of pain'-. La crisis también tuvo un efecto inmediato de nivelación de estatus en la naciente comunidad de supervivientes que había creado. El sentido de hermandad (...) prevalecía mientras indios y mestizos, clases altas y bajas, todos colaboraban en los esfuerzos colectivos para cubrir las primeras necesidades y sobrevivir".
En cuanto que los vuelos de socorro empezaron a entregar ayudas a la zona, volvieron las divisiones de clase y desapareció el sentido de hermandad. Había llegado el mundo moderno. 
2.
Sebastian Junger es un periodista yanqui, y Tribu es un ensayo periodístico y filosófico sobre las tendencias colectivistas e individualistas innatas en lxs humanxs (lenguaje inclusivo corre por mi cuenta, no por la del autor). Y sí, dije innatas: vieron que hay mucha onda entre los yanquis y el determinismo biológico, tanta onda que hasta hay deterministas progres, como en este caso. Lo que dice Junger es que se comprueba, una y otra vez, que en casos de desastre natural o de guerra se reducen las tasas de enfermedad mental (para afirmar esto cita a Durkheim y también un estudio realizado durante la WW2 en Londres) y que para mucha gente, las experiencias terribles enfrentadas en grupo son luego recordadas con nostalgia (y acá habla mucho de las Guerra de los Balcanes, en la que Junger fue corresponsal de guerra, y de los soldados yanquis en Irak). La idea determinista en el libro es que nosotrxs, lxs humanxs actuales, somos lxs descendientes de lxs homínidxs que se enfrentaron al peligro para sobrevivir, y que ese enfrentar al peligro se transmitió en nuestro ADN y que hoy en día la sociedad nos lleva a todxs a contradecir nuestras tendencias naturales poniéndonos en un lugar donde a más éxito en la vida, más aislamiento individualista (como en la casita en los suburbios del American Dream, con bocha de metros cuadrados para pocos habitantes que casi no se cruzan con nadie, o, como en las torres lujosas donde viven miles de personas que no se conocen entre sí, o como en nuestra vida cotidiana con los celulares y nuestras relaciones patológicas con ellos, etcétera). Hay todo un capítulo sobre el trastorno de estrés postraumático que sufren los veteranos de guerra cuando vuelven a los EEUU: Junger plantea que el estrés se debería no a lo vivido en Irak o Afganistán, sino al regreso a casa, el corte de los lazos "tribales" con se mantenían con los otros soldados de la unidad y el reemplazo de esos lazos por el rechazo que la sociedad en general siente por lo veteranos. Acá  en este capítulo del podcast de Joe Rogan dice Junger que la pregunta es cómo hacemos para tener una conexión comunal íntima que nos aleje de los problemas de salud mental, nos haga sentir significativos y realizados, sin perder los beneficios de la sociedad moderna. El libro está muy bien escrito, cita bocha de data interesante (histórica, sociológica, antropológica et. al.) y te lo lees en un tris.

3.
La conclusión -política- a la que arriba Junger es todo lo zurda que un yanqui logra ser: "La traición definitiva de la tribu no es el actuar competitivamente -eso habría de estimularse-, sino afirmar tu poder excluyendo del grupo a otros (...) [es el caso del] colapso financiero de 2008, cuando los banqueros se jugaron billones de dólares de los contribuyentes en hipotecas abiertamente fraudulentas. (...) Casi 9 millones de personas perdieron sus empleos durante la crisis financiera, 5 millones de familias perdieron sus hogares, y la tasa de desempleo se duplicó hasta alcanzar casi el 10 por ciento". Parece que la cantidad de suicidios durante 2008 y 2009 es igual a la cantidad de muertes de soldados yanquis en Irak y Afganistán.

viernes, 20 de abril de 2018

Emaús, de Alessandro Baricco

1.
Hacía mucho que no leía una novela de Baricco y con esta me topé medio de sopetón, estaba de visita en una casa de campo en el medio del monte, me puse a revisar la biblioteca de la casa y helo allí. Emaús es de 2009, inmediatamente posterior a Esta historia (que me compré hace años y aún no leí) y diez años posterior a su best seller Seda, que es de 1996. A todo esto yo no leía a Baricco desde 2011, como mi infalible archivo bloguer demuestra. Alguien que saque una conclusión cabalística de todo esto.

2.
Ya dije cosas sobre Baricco antes. Búsquenlas aquí.

3.
Emaús es un Bildungsroman, o sea una novela de aprendizaje, como lo son (repechaje conmigo mismo: sin repetir y sin soplar Bildungsromanes como por ejemplo) El guardián en el centeno de Salinger, El juguete rabioso de Arlt, La montaña mágica de Mann, Los cachorros de Vargas Llosa, la primera parte de Los detectives salvajes de Bolaño, El buda de los suburbios de Hanif Kureishi, Mi lucha 1 de Karl Ove Knausgaard, Harry Potter y la piedra filosofal. Emaús cuenta el fin de la adolescencia de un grupo de amigos, varones, italianos y católicos, y la entrada en una adultez de la que nos les explicaron lo suficiente. Hay un narrador protagonista, que habla en nombre de su grupo ("Tenemos todos dieciséis, diecisiete años -pero sin saberlo de verdad, es la única edad que podemos imaginarnos: a menudo sabemos el pasado", empieza el libro) y que observa el afuera de su normalidad endogámica como una niebla y como una sucesión de tragedias (siendo el afuera los liberales, los ateos, la clase alta; y la endogamia la clase media, católica, rutinaria), y hay una chica, Andre, de la que todos están enamorados. Baricco escribe como la San Puta, o sea muy bien, y la novela es magnífica, melancólica y atractiva, aunque sin entrar en mi lista de libros del año ni tampoco entre mis favoritos de Baricco (que siguen siendo los dos ensayos que leí allá lejos y hace tiempo, Los bárbaros y Next). No corran a comprársela, no hace falta, pero si la tienen a mano se las recomiendo piuttosto.

lunes, 16 de abril de 2018

No ficción, de Alberto Fuguet

1.
Este libro es muy chileno y muy gay. Es un diálogo, todo el libro, en el transcurso de una noche, entre dos ex mejores amigos, que también fueron el uno director y el otro asistente del primero, que tuvieron un "bromance", o en realidad, un romance, de esos retorcidos, en los que una de las partes no se hace cargo de la realidad. Uno de los dos se declara abiertamente gay. El otro es lo que la ciencia llama un "heteromaraco". Durante la charla, sacarán los trapitos al sol. Y no podrás creer lo que pasará después.

2.
La primera línea dice la palabra "hueón" y el primer epígrafe del libro es de una canción de Javiera Mena. Todo muy chileno, más chileno que los porotos. Me encanta. #Chilenófilo.

3.
Lo leí casi todo en una sala de espera. Complicado por lo de la calentura. 

4.
Está bueno, no es increíble pero la pasé bien. Le ponemos ocho aleschonfelds.

El Señor de las Moscas, de William Golding

1.
Me gusta cuando termino un CLÁSICO porque es como que soy mejor persona, más inteligente, tengo más ki, soy más CULTO. Si dejara de leer a Stephen King y la revista Fierro y a todas esas escritoras argentinas y marikas y dejara de escrolear y dejara de mirar las películas del MCU (Marvel Cinematic Universe) y me dedicara sólo a ponerle tick a los CLÁSICOS UNIVERSALES me iría mejor en la vida, pero viste como es.

2.
Está claro que Lord of the Flies (1954) es recontra conocido porque A) Es lectura obligatoria en muchos secundarios, en los que además te hacen ver la película de 1963 y B) Hay un capítulo de Los Simpson al respecto (El autobús de la muerte, el capítulo en el que Lisa lame el musgo). Pero no estaba seguro de si era un clásico o sólo un one hit wonder que se volvió platino -o sea, una joda que quedó- porque no conocemos, por lo menos en Argentina, otros títulos del amigo Golding. Me salí de mi duda cuando el otro día me puse a leer la lista de premios Nóbel de literatura (para ver a cuántos había leído, el juego más ñoño y Resistirse Es Fútil del mundo, acá está la lista, jueguen, yo leí a veintitrés) y vi que a Golding se lo dieron (en el '83, por toda su obra).

3.
La historia es conocida (por Los Simpson, obvio) y la premisa es prácticamente la puesta en juego de una serie de elementos: un grupo de niños de primaria, de entre 9 y 6 años, varados en una isla, sin adultos; una isla en la que hay chanchos salvajes y frutas comestibles y ningún depredador; no tienen casi herramientas, llevan sus uniformes escolares: el único elemento que tienen es el par de anteojos de uno de los niños. Y luego, los niños, que responden a los roles de la dinámica de grupos: hay un líder positivo (Ralph), un líder negativo (Jack), un chivo expiatorio (Piggy) y secuaces para uno y otro lado. El autor mueve a los muñequitos por la mesa de juego, con foco casi siempre en Ralph y Piggy, pero por momentos se hace trampa a sí mismo y se va con alguno de los otros, como el caso de Simon, o sobre todo como ese momento en el medio de la novela en que la cámara se desprende de su compromiso con los personajes y out of nowhere hace aparecer al paracaidista muerto (una gran jugada del autor, pero igual es trampa). La premisa en sí ya es interesante, pero la maestría del autor, a mí entender, está en: A) irse al carajo con la violencia cuando corresponde y B) algunos momentos -no todos- en los que de pronto La Musa se ve que vino y le sopló el naso, porque mientras hay secuencias que parecen torpemente escritas (cuando hablan muchos personajes a la vez, por ejemplo, pero capaz es la traducción) otras son un 10 en prosa, en ritmo y en montaje.

4.
El final parece el remate de un chiste, se me hizo un poco pobretón. Pero bueno, EL LIBRO ESTÁ MUY BIEN. Ah, eso sí, todo muy novela juvenil.

miércoles, 11 de abril de 2018

Aquellos hombres grises: el Batallón 101 y la Solución Final en Polonia, de Christopher R. Browning

1.
Sí, ahora leo sobre el Holocausto por placer (o sea, no por obligación). Qué hacemos con eso.

2.
Ya el hecho de que lea Historia en lugar de Ficción, sin que nadie me obligue, es raro. Pero como suele suceder, la realidad supera a la ficción. Ni Bret Easton Ellis te escribe los testimonios de los reservistas del Batallón Policial 101. 

3.
Aquellos hombres grises (Ordinary Men, en el original, 1992) es un libro del historiador estadounidense Christopher Robert Browning, y según varias opiniones que me fueron vertidas en persona por humanos tangibles, es una de las mejores investigaciones alrededor del tema del Holocausto: más interesante, más original, mejor escrito. Browning investigó las declaraciones de 210 alemanes que fueron juzgados en los '60s y que durante la Segunda Guerra Mundial habían pertenecido al Batallón de Reserva Policial 101, destacado en la Polonia ocupada. El Batallón en cuestión estaba formado por hombres en su mayoría de mediana edad -algunos rondaban los 50-, que en épocas de paz eran comerciantes, peluqueros y otros tipos de pequeños burgueses, y que por lo tanto habían sido destinados en tanto reservistas a la llamada Policía del Orden (y no a una fuerza específicamente militar). Además, una muy baja proporción de ellos pertenecía al Partido Nazi, y de esos, la mayoría se habían afiliado después del '38, muy pocos lo habían hecho antes del '33 (lo que indica que probablemente se hubieran afiliado por motivos de conveniencia laboral más que por cuestiones ideológicas). Es decir, en su mayoría eran unos viejos con poco entrenamiento militar, poco interés en hacer carrera en la policía, y "poco nazismo", que sin embargo, como miembros del Batallón y también individualmente, fueron responsables directa o indirectamente del fusilamiento de 38.000 (treinta y ocho mil) personas, casi todas judías, entre julio de 1942 y noviembre de 1943, y de la deportación a campos de exterminio -es decir de subirlos y encerrarlos en los trenes, es decir del asesinato indirecto- de 45.200 (cuarenta y cinco mil doscientas) personas más. Así que ahí está la cuestión planteada, más o menos por sí misma: ¿cómo se convierten estos ordinary men en un batallón genocida, en individuos que con sus dos manos disparan durante horas en la nuca de hombres, mujeres y niños para que caigan dentro de fosas comunes? 

4.
El libro está estructurado en 17 capítulos breves que reconstruyen, a partir de contrastar los testimonios, la historia pormenorizada del Batallón 101 y sus masacres, un capítulo largo final que analiza las posibles hipótesis sobre cómo se convierte a 500 burgueses de clase media en asesinos masivos, y un epílogo también largo que se inscribe en el llamado Debate Goldhagen*. Se lee rapidísimo, está muy bien escrito, y es súper terrible. La conclusión a la que arriba Browning está emparentada con los descubrimientos del Experimento de Milgram sobre autoridad, resistencia a la autoridad y presión del grupo de iguales. Aquí transcribo los dos párrafos finales del último capítulo:

El comportamiento de todo ser humano es, por supuesto, un fenómeno muy complejo, y el historiador que trata de "explicarlo" se está permitiendo un cierto grado de arrogancia. Cuando casi 500 soldados están implicados, asumir cualquier explicación general de su comportamiento colectivo es todavía más arriesgado. ¿Qué se debe concluir entonces? Más que nada, uno sale de la historia del Batallón de Reserva Policial 101 con una gran desazón. Esta historia de hombres grises no es la historia de todos los hombres. Los policías de reserva tuvieron opciones, y la mayoría cometió actos terribles. Pero aquellos que mataron no pueden ser absueltos por la idea de que cualquiera en la misma situación hubiera hecho lo mismo. Porque, incluso entre ellos, algunos se negaron a matar y otros dejaron de hacerlo. La responsabilidad humana es, en última instancia, una cuestión individual.
Sin embargo, al mismo tiempo, el comportamiento colectivo del Batallón de Reserva Policial 101 tiene unas implicaciones muy perturbadoras. Existen muchas sociedades aquejadas de tradiciones de racismo y que están atrapadas en la mentalidad de asedio de la guerra o de su amenaza. En todas partes la sociedad condiciona a las personas a tener respeto y deferencia por la autoridad y en realidad apenas sí podría funcionar de otra manera. En todas partes las personas buscan un ascenso en su carrera profesional. En toda sociedad moderna, la complejidad de la vida y la burocratización y especialización resultantes atenúan el sentido de la responsabilidad personal de aquellos que ejecutan la política oficial. Dentro de prácticamente cualquier colectivo social, el grupo de iguales ejerce una presión enorme sobre el comportamiento e impone normas morales. Si los miembros del Batallón de Reserva Policial 101 pudieron convertirse en asesinos bajo esas circunstancias, ¿qué grupo de hombres no lo haría?
5. 
Viene del *: Te lo resumo así nomás, el Debate Goldgahen. Daniel Goldhagen, otro historiador yanqui, publicó en 1996 un libro intitulado Los verdugos voluntarios de Hitler, éxito de ventas, en el que defiende la desopilante hipótesis de que TODXS lxs alemanxs eran básicamente antisemitas eliminacionistas, es decir que querían, fervientemente, exterminar a los judíos. No sólo defendía esa hipótesis, sino que la defendía "científicamente", y acusaba a los demás historiadores del Holocausto de truchos, Browning incluído. Básicamente, Browning plantea que la mayoría de los alemanes que apoyaban a los nazis no eran antisemitas (y por lo tanto los genocidios ocurren más por los que no hacen nada para impedirlo, o siguen la corriente por miedo o presión social o conveniencia, que por los perpetradores), y Goldhagen plantea lo contrario. El epílogo de Aquellos hombres grises ocupa un cuarto del tomo y es de 1998.