miércoles, 30 de octubre de 2019

La grieta desnuda: el macrismo y su época, de Martín Rodríguez y Pablo Touzon

1.
Esta la tendría que haber escrito al toque. El libro lo terminé hace más de un mes, ahora voy a hacer el ridículo nomás frente a mis lectorxs imaginarixs. 

2.
Seguramente lo tengan a Martín Rodríguez, tocayo de un PRÓCER DE LA PATRIA, analista político, poeta (y analista político poético). De un tiempo a esta parte ganó notoriedad, incluso notoriedad pública, porque es columnista regularmente en una radio muy escuchada, además de escribir en La Política Online y en Panamá Revista, portal que además co-dirige con el co-autor del libro que nos ocupa. Yo lo conocí por su libro anterior, y después de eso lo seguí leyendo: creo que es el único analista político que sigo. Me gusta por varias razones, a saber: 
A. Le entiendo lo que dice. 
B. Tiene un punto de vista que no encuentro en otros, y me suele sorprender. Y a la vez mantiene una coherencia interna en su discurso, mucho decir.
C. Me cabe que muchas veces encuentre el eje de todo lo que pasa hoy en los años '90, la década perimida de los últimos años en la política argentina (y me refiero por ejemplo a este texto magistral: Menem, un busto ahí). En la última nota que publicaron con Touzon, dicen esta genialidad: 
"Amábamos odiar los noventa, fue una década que se supo década casi antes de suceder, tuvo su propia fuerza anticipatoria, nació autonarrada. De hecho no podríamos definir qué dos décadas vivimos tras ella, ¿cómo se llaman estos estrictos casi veinte años posteriores?, ¿los 2000 primero, luego la década del Bicentenario?, ¿las décadas kirchneristas? Cuando decimos “la década del 90” no hace falta agregar nada: nació con su 1 a 1 y su estigma, porque Menem no fundó una identidad política sino una ecología en la que vivir". 
3.
Bueno, esta es la parte difícil en la que querría contarles cuál es o cuáles son las tesis sobre la filosofía de la historia de Touzon y Rodríguez. Pero no lo haré. A modo de resumen, diré que el libro analiza origen y transcurrir del macrismo (y su época, tal cual indica el subtítulo), con énfasis en los aspectos político-culturales de ese origen. Que también dedica un buen rato a Durán Barba y lo que representa (entrando en la temática de política en tiempo de algoritmos), al Papa Francisco y lo que representa (con una mirada muy benévola de Francisco), que en un punto le pega a Cristina ciertos palos que tal vez ya no se condigan con el pensamiento de los autores tras la decisión de Cristina de correrse, ungir a Alberto y todo lo que pasó/está pasando. Termino con una cita que subrrayé en el tren yendo a Ramos Mejía (re importante dónde subrrayé). Una cita re larga. Ahí va:

Modernidad, desarrollo y gobierno de clase. El principio de la experiencia macrista en el poder estuvo signado por la comparación con la Generación del 80, emblema del más coherente proyecto político que las élites argentinas pudieron concebir para su nación. Este período histórico es el gran elefante en el living del ideario macrista, aquel que por su mismo rechazo a cualquier referencia histórica se niegan a mencionar. La comparación es válida, pero inexacta en su ethos más profundo: la Generación del 80 vino, a su manera, a terminar de armar un país. (...) Y si bien macristas y roquistas comparten una visión del mundo que hace de él una oportunidad antes que una amenaza, los "muchachos" del XIX veían en esa integración la oportunidad para que el país se singularice, se destaque y se desmarque de su destino sudamericano. (...) El macrismo es todo lo opuesto. Su obsesión es eliminar todo aquello que (aún) singulariza a Argentina (...) promover una aceptación resignada de las condiciones sociales y económicas que "nos tocaron". Una baja generalizada de todos los sueños y expectativas: un "sí se puede" que en realidad es un "no se puede".


jueves, 17 de octubre de 2019

Serotonina, de Michel Houellebecq

1.
Un poco parece que está aburrido de ser Houellebecq, este señor. Otra vez el mismo libro, pero con menos onda. No me acuerdo TANTO de la trama de Ampliación del campo de batalla, pero creo que éste es igual, con un protagonista quince años más viejo y mucho mejor ubicado en la jerarquía del mismo Ministerio de Agricultura, aunque con un giro interesante en determinado momento que separa una novela de la otra. Debería volver a leer Ampliación, no era muy largo y me había volado la peluca, y chequear mi impresión.

2.
Vuelvo atrás en el tiempo y leo mis reseñas de otros libros de Miguelito Houellebecq. En la reseña de El mundo como supermercado dije esto re gracioso: "Es que escribe muy bien. Al final de cada párrafo tengo ganas de soplar una cornetita de cumpleaños, aunque el tipo esté diciendo que todos vamos a morir impotentes mientras enormes estructuras de concreto se yerguen sobre la faz de la tierra".

3.
Hace mucho que no me disgustaba un libro de Houellebecq, pero con este me pasó. Otra vez es la historia de un profesional deprimido e impotente, y un recuento de su vida hasta el presente de la narración, con mucho name-dropping de marcas comerciales, calles y edificios de París. Tal vez sea culpa mía, tal vez de la traducción o tal vez de Miguel, pero en cualquier caso no entendí la cronología de la narración (hay un recuento de novias y no entendí cuál viene cuándo), no me interesó demasiado nada y la cosa recién se puso buena bien entrada la novela, cuando nuestro protagonista deprimido pasa a ser testigo de otra historia, la de los agricultores en rebelión contra el Estado francés y el liberalismo. Hay un momento de verdadero interés y verdadera tensión, que no puedo espoilear pero puedo decir que leí comiéndome las uñas (figurativamente), que estaría al final del segundo acto, pero mucha meseta hasta ese punto. La ciencia ficción nunca llegó, la misoginia estuvo a la orden del día, y el final se deshilacha. Una pena de libro.

lunes, 14 de octubre de 2019

Besar una puerta, de Maia Tarcic

1.
Magias de la autoficción: abro Besar una puerta en el 151 rumbo a Plaza Consti-pasión y, completamente fuera de campo, me reconozco como parte de la tercera persona del plural que aparece en una de las primeras historias del libro. Me emocioné como si hubiera salido en la tele.

2.
A Maia la conozco desde nuestras sendas, respectivas pubertades. Mucho tiempo para mí fue Maia de Tucumán, así su nombre, ¿seré yo alguna vez Ale de Buenos Aires? 
Tengo en casa de mi madre una lata de Pepsi vacía, que Maia firmó con marcador indeleble en algún momento entre el 2000 y el 2003, Néstor ni había asumido y nosotrxs probablemente no sabíamos quién era, mirá lo que te digo. Tengo también una foto impresa, sacada con una cámara de rollo, automática, revelada en un local seguramente atendido por orientales, en la que Maia tiene los cachetes inflados y yo una remera con un Maguen David en medio. Así de viejxs somos Maia y yo. Pero, ¿qué es esto? ¿Una reseña o un qué? Un qué.

3.
Besar una puerta reúne textos poéticos, poesía en prosa y un poco de la otra también, y es el primer libro publicado por la Maia, en la colección de Pánico el Pánico que también supo publicar a mis amigas Laura Preger y Fabiola Feyt, y sin ir más lejos también a la Tamara Tenenbaum de la reseña de acá abajito (y también a David Nahón, del que ya tengo dos libros: me estoy haciendo una pequeña sección y me empiezo a cebar). ¿Cuándo será que me la publican a la Maia Minovich? ¿Y a la Amparo Alonso? Sería bárbaro. Va desde esta humilde página mi deseo para Navidad, Jánuka y Reyes.

4.
Me gustan varios pero va este como muestra y San Seacabó:
Te vi abrazando a otra chica.
¿Cuántas veces me fui a dormir sin dormir pensando en cuánto me dolería verte abrazando a otra chica?
Y hoy que te vi abrazando a otra chica, no significó nada para mí. Nada.
Quiero recordar esto: a veces me hago problema por cosas que después no van a ser un problema.

domingo, 29 de septiembre de 2019

Reconocimiento de terreno, de Tamara Tenenbaum

1.
Tamara Tenenbaum no tiene ningún nombre menos judío que Tamara. Creció en un hogar ortodoxo del barrio de Once (es decir que tuvo una infancia ortodoxa, curioso paralelismo con la infancia de la escritora Marina Yuszczuk, que creció siendo testigo de Jehová y con quien Tenenbaum comparte la dirección de la editorial Rosa Iceberg  junto a Emilia Erbetta), un hogar ortodoxo, decía, y uniparental: el padre de Tamara murió en el atentado al edificio de la AMIA en 1994, cuando ella tenía 5 años. Un poco sobre estos temas trata el libro de poemas Reconocimiento de terreno, publicado por Pánico el Pánico el año pasado y que yo devoré en dos días: de tener un padre muerto ("Porque a los ocho años / no tener papá / no es ni triste / ni trágico / pero te da mucha vergüenza / porque se lo tenés que explicar / a todo el mundo"), de haber vivido como una judía ortodoxa y ya no serlo (Hay uno que se llama "Puertas marcadas con sangre", acá va entero: "Todas las casas / en las que viví / siempre tuvieron / mezuzá en la puerta. / Pronto me voy a mudar / a la primera / que no va a tener. / Yo no creo en nada / y odio la creencia, fervientemente / la odio / pero estoy pensando / en poner la mezuzá. / Sólo por si acaso / por si te protege / de los hombres lobo / o de las mujeres hermosas / o de morir desangrada / cada vez que / menstruás."), de vivir por primera vez con un hombre, y de un corsé de plástico que Tamara tuvo que sufrir toda la adolescencia. Es un librazo, lástima que se lean tan rápido estas cosas. 

2.
Lo otro que leí de Tamara Tenenbaum es una nota, que publicó en Anfibia y me pasó la Lercha muy fanatizada, que habla de las parejas y el amor romántico hoy, atravesado por la experiencia de Tamara como ex-judía ortodoxa (no sé si ella estará cómoda con el término ortodoxa: ¿observante? ¿religiosa?). Se llama No sos vos, es el mercado del deseo, es mucho más larga que este libro (tardé varias sentadas en leerla) y vale la pena.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Perfect hair, de Tommi Parrish

1.
Otro cómic cosechado en mi paso por la Feria de Editores, regalo de la Loba (y creo que con este ya leí y reseñé todos). Tommi Parrish es une chique australiane no binarie, y la editorial mantuvo el título original en inglés aunque los relatos gráficos breves que pueblan el tomito están traducidos al castellano. El trazo, los colores, las sombras y todo el asunto visual es muy hermoso, y un poco por eso lo elegí, cual urraca que junta objetos brillantes. No termino de escribir la frase anterior y ya estoy googleando si, efectivamente, las urracas se sienten atraídas por los objetos brillantes. La respuesta es: no. Incluso encontré una fuente que podríamos llamar fidedigna. Al final Hergé, además de racista, era un bully ornitológico.

A propósito del garca de Hergé que además de racista, difama a las urracas y las trata de chorras.
2.
De todos los cómics que me traje de la FED, este lo empecé primero y lo terminé último, porque cuando arrancás es medio difícil cazarle la onda: los relatos no se entienden mucho, a veces parece que no hubiera un relato. Cuando lo retome le puse más onda y encontré que los relatos están y que son muy delicados y bellos, sólo que a priori no están servidos en bandeja como OTROS EJEM EJEM nos tienen acostumbrado (ahre pesado con Hergé: en realidad me gusta Hergé, no me crean nada). Una de las vueltas más interesantes es que muchos de los personajes no parecen tener género o no es fácil determinar a cuál representan (porque no se autoperciben chicxs, son dibujos). Paradigmática me parece esta imagen en la que no se entiende (o yo no entiendo, y flasheo que es a propósito) si lo que el personaje tiene entre las piernas es un pene o una sombra.

Y de paso les estoy mostrando qué lindo que dibuja/pinta este chique australiane.
3.
Los relatos son TRISTES. Todo es de hecho un poco EMO. Hay uno muy hermoso en el que le protagoniste visita a la abuela que está internada y alucinando. No se los espoileo, pero se los recomiendo.

4. 
A veces parece que me gusta todo lo que leo, ¿no? Bueno, lo que pasa es que tengo muy buen criterio para elegir. Y también pasa que tengo una pila de libros muertos en mi mesa de luz que nunca voy a terminar (aunque siguen en esa pila que se supone es de libros en estado de ser leídos) y no los voy a terminar porque no me gustaban. Si alguien me paga, los termino. De hecho sueño con el día en que alguien crea que yo leyendo mi biblioteca completa califica de perfo o algo así y me pague por hacerlo. Capaz si lo hago en una vitrina.


domingo, 22 de septiembre de 2019

Los siete años de abundancia, de Etgar Keret

1.
Hace poco dije que tenía un libro de crónicas de Keret en gatera: pues helo aquí. Lo pedí prestado en tándem con otro de cuentos que reseñé hace poquito y que ustedes encuentran en el hipervínculo ya hipervinculado, el de la oración anterior a esta, o sea el de la oración inicial de esta reseña, o sea el link que está cincuenta y cinco palabras antes que las palabras cincuenta y cinco que escribí antes de este cincuenta y cinco y del anterior a este. Y en esa reseña que les decía recién también encuentran las idioteces que digo siempre sobre los escritores: cuándo los leí primero y después y de dónde saqué el libro y qué me gusta más y hay links a películas y un montón de parafernalia. Vayan allá. Vayan dije. Vayan y vuelvan.

2.
Este, entonces, decía, es de crónicas. El título es una referencia BÍBLICA (suena un trueno, refulge un relámpago) a la profecía de los siete años de vacas gordas que estaría seguido por los siete años de vacas flacas que harían partir al pueblo hebreo en busca de mejor suerte a la tierra vecina de Egipto, para terminar esclavizados por un par de generaciones, oh Dios de Israel, por qué eres tan hijo de yuta. Las crónicas son treinta y cuatro y son breves y están bien escritas aunque muchas empiezan muy parecido y me hincha las bolas que use tanto el recurso un tanto berreta y midachiesco de presentar a su señora esposa como una ortiva, como modo humorístico de disparar un relato: que lo trata de vago, que se queja de que viaje tanto, etcétera. Como casi todo en estas crónicas, no parece que relate "hechos reales", más bien parece que Etgardo se agarra de alguito que habrá pasado en su vida para desarrollar un cuentito a su alrededor, y si bien el otro libro que leí hace poco y es de cuentos y coso no me había gustado tanto, no podemos dejar de admitir acá en los cuarteles centrales de RESISTIRSE ES FÚTIL que el Edgardinho Keret es bueno con lo de escribir cuentos. Les y me voy a ahorrar el recuento de qué crónica me gustó más y cuál me gustó menos y tal. Resumiendo: este libro me cabió más que De repente un golpe en la puerta, de hecho se lo compré a mi viejo de regalo después de haberlo leído yo prestado, tiene muchas cosas bien y lo disfruté abundantemente.

martes, 17 de septiembre de 2019

Me aburro rápido, de Alexis Moyano

1.
A la Loba le pareció malísimo que fuera un cuaderno y no una historieta. Le pareció un afano. Si estás esperando historietas, y sí, no, o sea no es eso. Me imagino que tampoco es un cuaderno, sino más bien una recopilación de bocetos, dibujos, unas pocas historietas, ideas y notas al margen de varios cuadernos de Alexis Moyano, el muchacho detrás de genialidades como Guau o todos estos videos imbéciles y brillantes. Este es increíble:



2.
La editorial Wai Comics ya había publicado hace un tiempito otro libro en el mismo orden de cosas, La vida real de Martín Garabal, que quizás tiene un poco más de humor y un poco menos de flash y que también me gustó mucho. No dejan de ser, ambos libros, un ítem para quien ya gusta de lo que hacen estos sujetos, como también pasa con el libro que sacó mi ídolo Ayar Blasco. O sea, estoy reseñando algo que nos interesa a unos pocos nerds, gastando ancho de banda para nada, pero miren qué lindo dibujito:


viernes, 13 de septiembre de 2019

Todo va a estar bien, de PowerPaola

1.
De todo mi botín de cómics de la Feria de Editores, el que más me gustó. Esta nueva colección de cuentos gráficos de la colombiana/ecuatoriana Paola Gaviria retoma el relato autobiográfico de esa novela espectacular que es Virus tropical, pero mientras en aquella hablaba de su infancia, esta recorre más bien la primera juventud, los veinti, la época de búsqueda de una identidad por el hacer y por el amor. Como siempre la descose con el lenguaje visual y las posibilidades de tamaño de plano que da la historieta, que como creo ya haber dicho en algún lado, cuenta no sólo con el superpoder del encuadre y la focalización, sino también (y a diferencia del cine) con el del juego de los tamaños de los cuadritos entre sí. Al final de la primera historia hay un golpe de efecto espectacular (y súper hot) que no les espoilearé pero me hizo decir ooooh.


martes, 10 de septiembre de 2019

Ni puedo ni quiero, de Lydia Davis

1.
En la tapa que diseñaron en los cuarteles centrales de Eterna Cadencia decidieron que lo mejor era poner uno de los textos, con una letra medio comic sans. Qué buena idea.

2.
Por un tiempo, mientras leía los primeros relatos, creí que Lydia Davis era una mujer negra. Por el nombre, creo. Después googlié y es una señora rubia. Google, rápido para el chisme, lo primero que te cuenta es que fue la cónyuge de Paul Auster en los '70s. 

3.
Ni puedo ni quiero reúne una carrada de cuentos, microcuentos y cosos inclasificables de esta señora autora, algunos tan cortos como de dos líneas y unos pocos de muchas docenas de páginas, originalmente publicados en un montón de formas que aparecen reseñadas al final del tomo. A mí me lo prestó Mumu, y la historia es así: cuando Mumu, Die y su simpático can se mudaron a su casa nueva, Mumu me pidió que les ordene la biblioteca y una de las clasificaciones resultantes fue "libros que me voy a llevar prestados". Tengo una larga relación con la biblioteca Minovich, que no viene al caso. Entre los que elegí yo, Mumu insistió en incluirme este libro, que ella había leído en un viaje introspectivo y solitario a Purmamarca en 2016 y que yo desconocía. Ya dije alguna vez que no hay nada que me de más ganas de leer un libro que cuando alguien me lo presta en plan "Vos tenés que leer esto". Así que heme aquí, efectivamente muy agradecido de la recomendación.

4.
Ni puedo ni quiero me dio ganas de escribir. Qué buenos los libros que dan ganas de escribir.

5.
Los textos inclasificables en Ni puedo ni quiero se pueden clasificar de la siguiente manera: cuentos, microcuentos, poemas (el otro día debatí con unos importantes intelectuales argentinos si "poema" es sinónimo de "poesía", o sea si se puede decir "una poesía" igual que "un poema" o poesía es la categoría y poema el individuo: nos fuimos por las ramas y terminamos hablando de la época de la indisciplina), cartas de queja (a lo Iti el hermoso), sueños, "relatos de Flaubert" -que son increíbles, cuentos protagonizados por Flaubert basados en cartas del tipo: mi favorito de todo el libro fue uno de estos en el que Flaubert va a ver una exposición de africanos en un departamento de Rouen-. Y en realidad hay más: obituarios, correcciones, listas. Le gusta jugar con los formatos a la señora Davis. Es muy meta-textual la señora Davis. Le debe caber Perec a la señora Davis.

sábado, 7 de septiembre de 2019

¡Oh, diabólica ficción!, de Max

1.
El español que hizo una de las mejores novelas gráficas que YO haya leído (Vapor, magnífica y metafísica), publicó ahora también en este país por la editorial Musaraña este otro tomo, más grande, que reúne tiras de dos páginas aparecidas primero en El País Semanal. El protagonista es el Diablo Cuentacuentos, que además de un diablo es una urraca, origen de todas las ficciones, y lo que hace es revelarnos, en historias de dos páginas, los secretos de la ficción. Es muy lindo, pero mucho menos asombroso que Vapor. Medio cortamambo el formato de revista semanal, donde los cuadritos iniciales retoman cada vez la presentación del personaje para lxs lectorxs eventuales. Mantiene de todos modos la nerdeada y las pretensiones metafísicas.


domingo, 1 de septiembre de 2019

Pibas: antología de historietistas contemporáneas argentinas, de Daniela Arias (comp.)

1.
Sigo coleccionando antologías de historietas argentinas, en este desierto en el que nos dejó la muerte sin anuncio de la revista Fierro, en este mercado donde publicar un cómic es tan complicated, como decía Avril Lavigne, y las antologías aparecen como combatientes del amor. Esta se llama Pibas, y el subtítulo aclara que pibas son las que escriben y dibujan al interior de este coso de Hotel de las Ideas compilado por Daniela Arias y prologado por Maia Debowicz. Las historietistas compiladas son 23, muchas conocidas y muchas que yo no hasta ahora, y como siempre con las antologías hay de todo un poco como en la viña del Señor (o la Señora).

2.
Mi favorita una vez más es Sukermercado (que ya me había flashiado en la Antología LGBTI), "Sobre el levante y mi trasero". Lo tiene todo: sexo explícito (¿hetero-queer?), bajada de línea y un personaje que sufre una transformación: ¿el camino del héroe en cinco carillas? Sí. Ahora que lo pienso la historieta que está en la otra antología tiene la misma estructura. Voy a hacer un paper imaginario al respecto. Mi otra favorita es la de Agus Casot, a quien no conocía, que se llama "Todas historietas sin lesbianas" y es la razón por la que compré el libro después de hojearlo. 

3.
También la flashié con la flasheada de Jazmín Varela, memocioné con Sole Otero, el de Lucía Brutta me re cabe pero ya lo había leído en Un millón de bandas malas, lloré con el de Maia Debowicz, y en realidad de la mitad para adelante me gustaron todos, la corto acá. La de  los cuadritos de abajo es una tal Delfina Perez Adán que hace algo re manga que me re cabió.




domingo, 18 de agosto de 2019

Noticias de pintores, de María Luque

1.
Quizás debiera haberse llamado Noticias de pintorxs: ¿habrá habido un momento de duda al respecto, un debate con lxs editorxs? Una de las tesis de este libro se plantea a poco de comenzado el recorrido, en la historieta en la que Tracey Emin, muñida de un grabador, encara gente en la calle y le pide que mencione a tres artistas, luego de lo cual pregunta: "¿Hay alguna razón por la que no nombraste mujeres?".

2.
Noticias de pintores es una compilación de historias, anécdotas y datos curiosos sobre un montón (¿un poco menos de cien?) pintores y pintoras, convertidas en historietas con el estilo hermoso de la Luque, y a dos colores: azul y rojo. Parece ser que primero iba a ser un trabajo autoeditado, y por eso la elección de los dos colores, pero creció y creció y devino en este tomo de 160 páginas. Las noticias de las que habla el título tienen que ver con la vida de les artistas, con sus métodos de trabajo, o con sus ideas y conceptos sobre el arte. Dalí tomaba siestas a la mitad de la jornada, sentado en un sillón con un llavero en la mano: cuando se caían las llaves se terminaba la siesta. Max Ernst niño miraba fijo la cabecera de su cama hasta provocarse visiones (aprendí el concepto "provocador óptico"). El bloque de mármol en el que se esculpió el David estuvo cien años tirado en el patio de la Catedral de Florencia. Ese es el tenor de las noticias de pintorxs.

3.
No soy un gran conocedor de la historia del arte, y me queda mucha tarea de google por hacer, especialmente con las artistas mujeres, pero no solamente. Por ejemplo, tuve que googlear "Las bodas de Caná", este cuadro megaincreíble que está en el Louvre y que Cézanne borracho admira en Noticias de pintores. Aguante Wikipedia que tiene las obras en alta y nos permite entrar a hacer zoom para buscar los perritos y los gatitos de los que nos habla la Luque, por boca de Cézanne. 

viernes, 16 de agosto de 2019

De repente un golpe en la puerta, de Etgar Keret

1.
Tengo una larga relación con Etgar Keret, más de una década ya. La primera vez lo leí en Israel en 2005, y después robado de la feria del libro, prestado en inglés, y también una vez me gané uno de sus libros a cambio de escribir su correspondiente reseña para una librería. Me parecen carísimos los libros de Keret, por más bueno que sea, un choreo. Lo edita Sexto Piso, que creo que es una editorial mexicana. Este que estoy reseñando ahora también lo leí prestado y tengo en gatera otro de crónicas.

2.
Pasados los años no sé si me gustaba tanto porque tenía la vara baja, o si Etgar empeoró, o si los editores bajaron ellos la vara de lo que le publican, porque no todos los cuentos de este libro me gustaron y pocos me gustaron mucho. Igual sí hay un par que me hicieron exclamar en voz alta. Enumero y comento: me gustaron el primero, que da título al tomo, "Pudin", "Escoge color" (que es o parece ser una versión del famoso cuento del hombre verde, "Ha Ish HaIarok"), "Moretón" (soy una romanticona), "Pez dorado" (este es directamente increíble y de lo mejor de Keret), "Tras el final" (hay a quien le faltará contexto para entender el remate), "Joseph" (qué bárbaro lo que la realidad israelí permite en un cuento realista... también debo decir, qué tarantinesco este cuento), "Cena de condolencia" (hermoso). El último es muy excelente y es paralelo al primero de alguna manera. Pero el mejor de todos es el más largo, "Fiesta sorpresa", ojalá todos hubieran sido como ese, ojalá Etgar se tomara el tiempo de desarrollar así sus historias. 

3.
También es verdad que si bien no leí el original, es evidente que mucho se perdió en la traducción.

4.
Si no lo tienen a Keret o detestan leer libros, les recomiendo que se agencien su película (no recuerdo si la había dirigido, pero escrito seguro), Meduzot, que es el hebreo para Medusas, vaya sorpresa lingüística.

sábado, 10 de agosto de 2019

Postres y casas, de Agustina del Rosal

1.
Agus del Rosal editó un libro y lo tituló Postres y casas. Lo publicó en papel y todo, y la edición está re linda, pero sino acá está online también para todos y todas.


2.
Cuando era chico y se murió mi bobe, por algún motivo infantil que no recuerdo le adjudiqué esa muerte a un muñequito que yo tenía, una muñequita en realidad, medio pinipona trucha con cuerpo blanco y pelo naranja a la que le había agregado una cadenita en una mano como arma y a la que denominaba Doña. Se llamaba Doña porque me recordaba a una mujer que trabajaba en mi escuela primaria y a la que también llamaba Doña. Cuestión que no sé por qué pensé que Doña tenía poderes malignos y tenía algo que ver con la muerte -por otro lado completamente natural- de mi bobe, y entonces la guardé (la encerré) en un cofre, como castigo y para que no pudiera hacer más daño. Doña daño. Años después ya no creía en mi propia mistificación, y creo que me deshice de ella de alguna manera. A toda esta historia enterrada en mi memoria me hizo acordar este poema de Agus del Rosal que es el que más me gustó y que por lo que veo no está en la edición digital:




jueves, 1 de agosto de 2019

Mundo humanoide, de Federico Calandria

1.
Galería Editorial publicó este libro que no tiene palabras pero es para leer (porque son relatos en cuadritos), de este humanoide a quién quizás tengan por ser el ilustrador de las tapas de los discos de la banda indie mendocina Mi amigo invencible. Cuántos modificadores indirectos en esa última oración. A qué complicarnos, es un libro de humor gráfico, y de uno muy lulu, bastante quinoesco en su estilo y en sus conceptos ideológicos acerca del mundo actual del descarte y la contaminación, pero en colores plenos y en los dosmildieces. Algo muy interesante y que nunca antes había visto son las inserciones en el libro mediante fotos de otras obras de Fede Calandria, perfectamente en armonía con las que aparecen dibujadas, pero en la vida real: pintadas en muros, modeladas en cerámica (eso me pareció incredibol). Es un libro muy hermoso y lo pueden adquirir en la tienda virtual de estos jóvenes emprededores bahienses, siguiendo este link


lunes, 29 de julio de 2019

Diez libros infantiles

Clasificando una donación de libros para un hospital infantil, leo y reseño:

1.
El pequeño hoplita (el corrector me dice "golpista"), de Arturo Pérez-Reverte 



El best seller español reescribe la historia de los 300 espartanos sumando un niño que tiene que obedecer, huir de las Termópilas y vivir para contarlo. Es muy lindo y los dibujos son de Fernando Vicente.

2.
Una plaza un poco rara de Ana María Shua y Luciana Feito



Plot twist: era todo un sueño.

3.
Discurso del oso, de Julio Cortázar ilustrado por Emilio Urberuaga



Hermoso, me lo quiero comprar o regalárselo a un sobri.


4.
Siete ratones ciegos, de Ed Young



Ilustrado con collage por este anglodescendiente nacido y criado en China, una belleza, también me lo quiero comprar.

5.
La familia Delasoga, de Graciela Montes



Este cuento lo recontra leí o me lo recontra leyeron de chico. ALTO CUENTO VIEJO Y PELUDO. Aguante El Pajarito Remendado. ¿Cuántas reediciones habrá ya de este librito?

6.
Caperucita Roja (tal como se lo contaron a Jorge), de Luis María Pescetti y O'Kif



El concepto es de cómic: un adulto cuenta el cuento a un niño, que se lo imagina distinto. Las dos versiones se representan en globos de pensamiento como se ve a continuación. Me re cabe O'Kif.



7.
El camino de la hormiga, de Gustavo Roldán y Juan Lima



Hermoso, ideológicamente todo lo que está bien, encima era chaqueño.

8.
Simbad el Marino con dibujos de Sergio Kern. 



Yo lo quiero a Kern por Bilembambudín. El libro viene con un CD INTERACTIVO! compatible con Windows 98.

9.
La bruja Winnie, de Korky Paul y Valerie Thomas. 


MÁS DE UN MILLÓN DE LIBROS VENDIDOS. Este no me acuerdo si lo leí de chico pero mi hermanito Dani lo tenía. Los dibujos son re beshos.

10.
¿Es tuyo este perro?, de José Sanabria y Jimena Tello 



MUY PRECIOSO. Un nene y su mamá salen a la calle y se encuentran un perrito. Le van preguntando al barrio si es de ellos. Después el perro se pierde "de verdad", y cuando lo vuelven a encontrar el niño se queda con el perro. Los textos solo tienen diálogos, mientras los dibujos completan la información y además crean relatos secundarios. ADORÉ.

sábado, 27 de julio de 2019

Todo lo que hago es para que me quieran, de David Nahón

1.
Este lo adquirí sin saber mucho a qué me iba a enfrentar, sólo porque estaba en oferta, y me pareció una hermosura. Son relatos que tienen la forma de fragmentos de conversaciones entre dos personas, en las que una de las dos le cuenta a la otra un desamor, el fin de una relación, una ruptura. A veces hay diálogo y a veces es un soliloquio pero siempre hay un receptor presente en el discurso, y es todo así súper coloquial. Lo leí después de una ruptura, y obvio me hizo eco. Me parece muy interesante -como la revista- cómo el tipo construye la voz femenina (no siempre es femenina, pero cuando lo hace) y además doble puntaje porque al principio no me estaba gustando el libro pero al final me compró -el libro a mí- y yo a mí vez me compré en la FED el siguiente título que este Nahón publicó en Pánico el pánico, Esto que me pasó no lo había sentido nunca. Después les cuento, lectores imaginarios.

viernes, 26 de julio de 2019

La literatura nazi en América, de Roberto Bolaño

1.
Resulta que tengo más huecos en mi cultura boloñesa de los que creía: acabo de chequear y La literatura nazi en América es la tercera novela de Roberto (después de Consejos de un discípulo de Joyce a un fanático de Morrison, que no leí, y de La pista de hielo, que sí leí), que se publicó originalmente en 1996 y no una de estas cosas póstumas que están sacando porque Bolaño es el mejor aún después de muerto. Buena noticia para mí, que veo que no leí ni por asomo todo lo que hay para leer de este señor que es uno de los cuatro más capos del mundo.

2.
Es muy raro que alguien llame novela a este libro de biografías falsas de escritores inventados, dividido en capítulos y sub-capítulos y que incluye glosarios varios. Pero como novela la publicó el propio Roberto, vaya uno a saber. Probablemente como novela la pensó. Parece que es un remedo de otro libro que no leí, el de la Historia universal de la infamia de Borges. Hay pocas relaciones entre los relatos, salvo los que están agrupados juntos a propósito (como las biografías de la familia Mendiluce Thompson), y casi todos se aferran a la tercera persona necesaria en una biografía. El esquema se rompe con la última biografía, la de Carlos Ramírez Hoffman, que es una versión corta de lo que luego sería la novela Estrella distante, o su punto de partida. En esa biografía el relato pasa sorpresivamente a la primera persona del narrador. Y luego está el otro denominador común, el de la literatura nazi, que es como un hoax gigantesco: algunos de los biografiados imaginarios son filonazis, pero en muchos casos la referencia a lo nazi es lateral y en algunos casos no existe.

3.
No todos los relatos son geniales, Bolaño también es un autor que mejora, e incluso alguno me pareció medio ganso, pero bueno.

miércoles, 3 de julio de 2019

La trilogía de Nueva York, de Paul Auster

1.
Acabo de leer mis reseñas anteriores de libros de Auster, la última es de 2013, y me puse triste y melancólico. En una de esas reseñas digo que Auster es un escritor que empeora: igual yo, parece, soy un bloguero que empeora. Es notable, al margen de Auster y más en general, cómo los libros y nuestras lecturas de ellos se entrelazan con un momento en la vida de cada quien, y me alegro de tener yo este registro que no todos tienen, por no decir muy pocos, para acordarme de estas cosas. 

2.
También me doy cuenta, ahora que leí las tres novelas que conforman esta trilogía, que El libro de las ilusiones es exactamente y sin ninguna diferencia importante la misma novela que La habitación cerrada, tercera de esta trilogía (con un elemento de Ciudad de cristal, la primera). Es cierto que todes escribimos siempre la misma historia, pero Auster está exagerando. 

3.
Cuestión que hacía un lustro que no leía a este señor, a quien siempre consideré muy bueno, de los contemporáneos los más capos, amén de autoplagiativo y bestsellerudo. No lo había vuelto a leer porque bueno, sufi, pero me había quedado la espina clavada, desde mi adolescencia incluso, de verlo en la biblioteca de María Rosa la mamá de un amigo, la espina de leer ésta que muchos consideraban en ese entonces la mejor novela (o las mejores tres novelas) del Pablo este, La trilogía de Nueva York. No va que pasan los años y como todo best seller llega la hora de la colección que sale con el diario a la que le sigue la hora de la mesa de saldos y por una ventana reducida de tiempo se consiguieron las novelas de Auster editadas por Seix Barral y Planeta (creo que Seix Barral es de Planeta ahora) a 100 pesos cada una, y estamos hablando del 2019. De mayo de 2019, porque mientras corrijo para postear ya es 28 de agosto y todo se sigue yendo un poquito más a la mierda. Un día tenía que ir al banco, no tenía libro, y me compré este hermoso ejemplar de papel encuadernado por la suma recién mencionada. En el banco me atendió Gustavo Maiorano, a quién le agradezco el señalador. 

4.
La trilogía de Nueva York reúne tres novelas cortas, escritas en los años '85 y '86, que fueron publicadas originalmente sueltas: Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada. En la primera, un escritor llamado Quinn, que usa el seudónimo William Wilson para escribir una novelas protagonizadas por un detective de nombre Max Work, recibe un llamado. Quinn atiende y una mujer al otro lado del teléfono le pregunta si él es Paul Auster, el detective. MINDFUCK. Como comienzo es espectacular. Toda la novela se presenta como un policial metafísico, pero luego deriva en una cosa como la que pasa en El bigote de Emmanuel Carrère (que es del '86), una de las mejores novelas que leí en mi vida, y luego termina como las de César Aira cuando se cansa de trabajar. Igual es buena tirando a muy buena. La segunda novela, Fantasmas, es más bien un cuento, y es buena tirando a más o menos. También tiene como protagonista a un detective, pero no termina de ser un cuento policial, tiene mucho de metafísico pero me dio un poco de pajita. Y por fin, La habitación cerrada es un golazo, me gustó mucho muy bien diez. Tiene final, gracias Auster por tomarte el laburo. Tiene una hilación medio falopa para integrar las tres novelas en un mismo mundo, que no hacía falta, pero en sí es muy buena. Se trata de un crítico en este caso, a quien el último deseo de un amigo de la infancia embarca en una aventura también metafísica. También hay escritores y detectives, literatura dentro de la literatura y esas cosas. ¡Ah! Una cosa que me olvidé y que me pasó tanto con la primera como con la tercera es que me dieron ganas de leer El Quijote, que nunca leí (en realidad leí unos centenares de páginas en la secundaria). Quizás un día deje la pelotudez y me ponga a leer a los clásicos: Moby Dick, El Quijote, La guerra y la paz. Es más probable que primero lea toda la bibliografía de Stephen King, pero puede pasar. Mi sueño es que alguien un día considere que es mecenazgo pagarme sólo para que lea mi biblioteca y así pueda por fin trabajar de leer sin objetivo.

lunes, 1 de julio de 2019

Melodrama minimalista, de Laura Preger

1.
Laura Preger es la Humana del Milenio (recibió esa distinción de una prestigiosa institución) y por lo tanto me es muy difícil ser objetivo en esta reseña, más aún teniendo en cuenta que nunca soy objetivo y que la objetividad no existe. De hecho, he de confesar que este libro lo leí en su momento de publicación, allá por el lejano 2017, y que amparado en la Constitución Nacional de Resistirse es Fútil, que dice en su artículo vigésimo noveno que no es obligatorio reseñar los libros de poesía, desistí de tal acción. ¿Por qué? Porque reseñar poesía es muy difícil. Uno empieza con preguntas como ¿este libro es de poesía? ¿qué es la poesía? y así hasta que nos morimos todes. Y entonces, ¿qué pasó? Pasó que una Organización Internacional reclamó ante La Haya por la reseña de Melodrama minimalista, alegando que el libro tiene lomo y por lo tanto es menester que sea reseñado, y si bien podría haber apelado me pareció muy oneroso y acá estamos. Además, el libro es hermoso, para qué le voy a mentir, y era una buena ocasión para leerlo de nuevo y encontrarle nuevas cornamusas. 

2.
Mi texto actualmente favorito de Melodrama minimalista es este: Banana Republic.

Es de mañana
conozco el barrio y me gusta
está nublado
garúa
paso caminando frente al sanatorio donde murió mi abuela
pero a la vez
en otro layer
entro al sanatorio
y en otra
estoy en la puerta
es de noche y abrazo a mi mamá

unas cuadras después
las personas se amontonan en la puerta de la iglesia
me subo a un taxi
escucho al presidente decir "yo estoy aprendiendo a ser presidente"
y me quiero morir

me saco las zapatillas
se ve que me llevé los zoquetes equivocados

quiero darle una forma
coherente
a todo
quiero costuras prolijas
pero está imposible.

3.
Creo que no hay discusión (¿alguien me quiere discutir?) sobre si los textos de Melodrama minimalista son poesía o prosa (¿prosa poética? me empiezo a discutir a mí mismo), pero, never Deleuze, relatan un relato. Un momento transicional en la vida de una sujeta, que vive sola, que vive con alguien, que va a lugares o viene de lugares pero que al mismo tiempo está en otros layers -como dice acá arriba- tiene en la cabeza programas funcionando en segundo plano, está procesando algo. Todes tenemos momentos transicionales (¿no son acaso todos los momentos transicionales? no, no lo son) y yo estoy en uno y la lectura me repercutió, fuerte, en el esternón, de a ratos. Así que vayan y compren y lean este libro. De verdad.