viernes, 22 de junio de 2018

¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era!, de Kenzaburo Oé

1.
A mí en general me gustan los libros que leo, todos, en mayor o menor medida. Muchos me gustan mucho, soy fácil y tengo un criterio amplio. Pero este se lleva once aleschonfelds, es megaincreible, inspirational, tremendamente fuerte y una piña en la cara y no lo podés creer y lo amé. Igual, al mismo tiempo, no es un libro para todo el mundo, no porque no lo vayan a entender sino porque capaz no les pasa lo mismo que a mí, así que tampoco es que los estoy mandando a leerlo, pero UF.

2.
Resulta que el Kenzaburo (premio Nóbel 1994)  tiene un hijo con autismo. En la novela se llaman K y Eeyore, pero en la realidad el hijo se llama Hikari y tiene su propia entrada de Wikipedia. Porque Hikari es compositor. Acá un video con una horrible foto descriptiva.


3.
La novela, autobiográfica, cuenta la historia de Kenzaburo, su esposa, sus otrxs hijxs, y la relación con este niño que en principio no sabía hablar y que supo ser incluso violento pero después aprendió a comunicarse con música. Todo así como suena, incluso cursi, no lo es en el libro, que tiene tremenda fuerza realista y amor (cursi again). Hay una segunda dimensión en ¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era!, que está contenida en el libro, y es la de la lectura de William Blake, que atraviesa toda la experiencia de K (y supongo que de Kenzaburo) como padre de Eeyore/Hikari. No sé, es todo muy lindo, obvio que lloré, es un librazo y espero que lo puedan encontrar en las bibliotecas de sus helados corazones.

martes, 5 de junio de 2018

Infancia, de John Maxwell Coetzee

1.
Este libro está MUY bueno. Es la autobiografía en tercera persona -sección infancia- del premio Nóbel sudafricano, y con este sumo una figu más al álbum de los premios Nóbel, voy 24. Dale campeón.

2.
Juan Maxibien Coetzee nació en Ciudad del Cabo en 1940, así que su historia personal es también la historia de un niño blanco en el país del Apartheid, cuando ese sistema racista apenas estaba comenzando (no así el racismo, sí así el sistema). El niño Coetzee es blanco, pero no es afrikaner, tampoco es de clase alta, no es judío ni protestante (y se hace católico porque en la escuela lo obligan a elegir), y es a todos los usos un paria entre los suyos. Muy fuerte el capítulo en el que Coetzee se inscribe en el machismo junto a su padre, humillando a su madre por, wait for it, andar en bicicleta. Todo el libro es una suerte de mea culpa por haber sido ese chico débil que se acomoda para no ser víctima de nada (ni del padre, ni de los compañeros, ni de los maestros, ni de Sudáfrica), y una reivindicación sutil de su madre, que sostiene a la familia frente a la depresión crónica del padre. Es hermoso y re hermoso y se gana nueve aleschonfelds.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Yo contra el mundo, de Esteban Podetti

1.
Los 10 pesos mejor gastados del 2018. En algún momento del verano me compré, en una librería que está en Santa Fe y Ecuador, muy vieja, toda de usados, este libro de Podeti que estaba en la mesa de los saldos más saldos de todos, a diez pesos (¡diez pesos! a comienzos de 2018). Casi me compro también uno tipo La dueña (el libro de Wiñazki, no la novela con la Señora) por el mismo precio pero decidí que no. Cuestión que había varios. Búsquenlos antes de que vaya yo a comprar todos para ponerlos en Mercado Libre a 20 o quizás incluso a 25.

2.
Podeti es un humorista gráfico dibujante autor no sé cómo preferirá ser denominado. Hace todos chistes buenos y si no saben quién es googleen. Resulta que tiene un blog, que nunca había leído, y que en 2012 una editorial le editó (es lo que hacen las editoriales) un libro físico de papel con una selección del mencionado blog. Como yo no sabía que existía, y es mucho mejor leer en papel que en la compu, y además me salió 10 pesos, y Podeti hace todos chistes buenos, entonces yo re gané y ustedes no.

3.
Me compré ejemplares para vender, hay inflación, están 100 pesos. ESTO ES POSTA, si quieren uno me lo piden. Bye. 

sábado, 19 de mayo de 2018

Nunca seré millonario, de Antolín

1.
En 2010 descubrí este blog de 2008 en el que Antolín posteó 11 poesías (o poemas, ¿cuál es la palabra que no se usa y por qué?) y yo escribí más que una reseña, una recomendación, acá. Este libro que ahora reseño, editado por Pánico el Pánico, es de 2012 e incluye textos de otros cinco libros o fanzines, entre otros el mencionado. Ahora yo lo leo en 2018. Alguien que haga numerología con todo lo que dije.

2.
Antolín es un artista de esos que hacen todo bien, y ahora cada vez menos tapado, aunque nunca llegue al mainstream (no sé si querrá, aunque se lo merecería). El tipo hace sus canciones, escribe hermoso, y también dibuja (vénase las tapas de sus discos en el link anterior), y en todas las ramas de su producción artística mantiene una coherencia estilística notable. Le falta filmar. Algún tiempo atrás, los El mató a un policía motorizado, esos chicos que Spotify no quiere que no escuches y que los chongos cantan en sus bicicletas después de jugar al futbol, es decir esa banda mainstream, covereaban a Antolín, capaz lo siguen haciendo. Con esto quiero significar, sin perjuicio para El mató, que Antolín podría apuntar a las grandes ligas del reconocimiento pero no sucede, no sé si no quiere o no pasó aún. También está detrás del gran hit de Galería Editorial, como dibujante de todo el libro suceso ¿Dónde está Perón?, que yo aún no pude adquirir por la macrisis pero que pronto espero tener.

3.
El librito este que leí yo ahora, que no sé si se conseguirá, es muy bueno. O sea, Antolín es muy bueno escribiendo. Me gustó especialmente el último subtítulo, que en la nota de apertura se menciona como "Quiero ser millonario" y en el subtítulo del índice como "Nunca seré millonario" (interesante furcio editorial), porque los poemas se vuelven textos en prosa, casi cuentos, aunque lo que prima en ellos es la construcción de mundo antes que las acciones o los personajes. Me dieron ganas de que Antolín escriba una novela, sería hermosa.

4.
Acá más poemas de Antolín.

jueves, 17 de mayo de 2018

Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino

1.
DESBLOQUEO MÁGICO DEL BLOG LISTOS YA
Este lo terminé de leer en mayo de 2018 y ya estamos terminando marzo de 2019, es el eje de todos los males de este blog y lo voy a reseñar ya, como me acuerde, sin ninguna responsabilidad intelectual o de forma: Italo Calvino es un tipo que no te defrauda, vos agarrás un libro de Italo Calvino y sabés que va a ser mínimo un 8.50. No sé por qué tardé tantos años en leer este libro con este hermoso título que compré en la calle en Chile en el año 2013, pero bueno, yo soy así, tardador como podemos observar. Leí esta novela creo que en su totalidad en viajes en tren hacia y desde el partido para nada facho de San Miguel, y toda la novela tiene algo de ferroviaria, empezando por el dibujito de la tapa claro. La novela empieza diciendo que "estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Concéntrate. Aleja de tí cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto". Resulta que en este caso, el insoportablemente ingenioso escritor italiano fallecido decidió escribir toda su novela en segunda persona del singular (o sea te habla a vos, o en realidad a tí, todo el tiempo). Empieza así como les digo, primero en imperativo, pero luego se acomoda a un pretérito imperfecto que permite que la novela sea una novela, pero sin dejar la segunda persona. Re Cortázar, Calvino. Re Calvino, Cortázar. Abro un paréntesis - ( - para decir que el noruego Karl Ove Knausgard -imaginen un circulito encima de la segunda a - en un momento de su segunda novela dice que a alguien le gustaban autores como "Calvino, Borges, Cortázar" y yo me emocioné de compartir mi opinión con ese gran escandinavo, - ) - cierro paréntesis. La novela se trata de que el lector -o sea tú- se compró la novela de Calvino y la empezó a leer, pero en determinado momento se da cuenta de que le vendieron otro libro, con la misma tapa, el libro equivocado -e inconcluso-. Fascinado con el libro que compró por error, busca desesperadamente el título original para encontrar un ejemplar completo y poder leerlo, pero con el siguiente libro pasa lo mismo: consigue un segundo libro equivocado disfrazado como el verdadero primer libro equivocado (¿me estoy explicando? Yo no soy el complicado, fue Calvino). Esta incansable búsqueda del libro verdadero habilita una concatenación de relatos interrumpidos, porque en la novela de Calvino tenemos la historia del lector y a su vez cada historia -en reported speech- dentro de cada nuevo libro errado, que siempre se interrumpe en un punto de giro. Yo adivino que Mariano Llinás tomó de acá, de esta propuesta de relatos que se terminan donde deberían seguir -convirtiéndose de principios de novelas en cuentos con final abierto-, la idea para la película La flor. Pero capaz no, ni idea la verdad. Yo la tiró, total.

2.
Si una noche de invierno un viajero es entonces: muy divertida, muy subrayable, un poco despareja pero a prueba de balas, otra novela de Italo Calvino. 

viernes, 11 de mayo de 2018

Querido Nicolás, de Pablo Pérez

1.
Voy tan retrasado con las reseñas que hoy es 2 de enero y este libro lo terminé de leer el 11 de mayo (!). Es una catástrofe, una desgracia, es el acabose. Pero RESISTIRSE ES FÚTIL ® se debe a su público inexistente, y yo me manejo mejor con deadlines, así que voy a tratar (voy a tratar) de entregar al ciberespacio las 29 reseñas acumuladas en el pozo vacante de este gordo de navidark con cara de dos mil dieciocho antes de que nos volvamos calabazas el mes dos de dos mil diecinueve.

2.
De Pablo Pérez la estadística me arroja que vengo leyendo un libro por año. En 2016 leí Un año sin amor, novela/diario en la que se basó Anahí Berneri para filmar su ópera prima, esa que me calentó tanto en mi juventud temprana. En 2017 leí El mendigo chupapija, a la respectiva reseña les remito. Y ahora en 2018 (ahora pero hace unos meses, hoy es 24 de diciembre) me zampé esta novela epistolar intitulada Querido Nicolás, editorial Blatt y Ríos, 268 páginas, 2016. Me acuerdo que en esa época borrosa de mi vida, mayo del 2018, yo estaba trabajando de encuestador en el partido de San Miguel, me ponía camisas a cuadros y me tomaba el tren San Martín, leía a Pablo Pérez y me hacía videoselfies en Instagram. Qué tiempos aquellos.

3.
Ya no sé qué es ficción y qué es realidad, pero esta novela empieza con una dedicatoria al querido Nicolás, por haber conservado estas cartas. Así que puede que todo sea cierto, o puede que no. Querido Nicolás consiste en una colección de cartas, todas escritas por Pablo Pérez (o un ficticio Pablo Pérez, que en todo caso es el mismo personaje de Un año sin amor) en París entre 1989 y 1992, y todas remitidas a su querido Nicolás en Argentina. El Pablo del libro viaja a París, sin un plan prefijado más que encontrarse con un amor, y se termina quedando, renuente a volver a la Buenas Aires de la hiperinflación. Se queda en París, que más luego será Madrid, buscando trabajos, viviendo en buhardillas, cojiendo con muchachos y escribiendo.

4.
Es un libro muy hermoso. El género epistolar, que en este caso es epistolar unilateral, le otorga al narrador la libertad de dejar historias inconclusas, temas en el aire, intrigas sin resolver, así como también de saltar de tiempo y espacio, de épocas en que el protagonista cuenta sus penurias a súbitas épocas de buena fortuna en el dinero y en el amor, sin puntos de quiebre o de giro como hay en la literatura o el cine pero no en la vida real de la realidad real. Por momentos recuerda a La montaña mágica, en las largas estancias hospitalarias del protagonista, en el tono de bildungsroman de toda la novela. Por momentos se vuelve cotidianista. Y por momentos se vuelve mega sexual y excitante, como en el episodio del peruano, uno para el recuerdo.

viernes, 4 de mayo de 2018

Siddharta, de Hermann Hesse

1.
Si bien se deja leer, el clásico universal del nobelizado Hermann Hesse es en gran medida un bodrio. Los giros de la historia son predecibles, Siddharta es siempre perfecto como un dios, y si bien la novela dice que Siddharta aprende cosas, no constan esos aprendizajes, ni se justifican las declaraciones de perfección que Hesse atribuye a sus personajes. La única mujer es una prostituta, aunque para ser justos con Hesse es una prostituta buena, y la relación de Siddharta con su amigo Govinda no puede ser más gay (siempre lo mismo con vos Hermann, sacá a tus personajes del clóset de una vez). Así que, en definitiva, una gilada la novela. Pero lo bueno es que leí un clásico así que me sube la barrita de cultura, además leí otra novela del nobelizado éste así que más aún porque Nóbel, y lo más importante, leí/taché otro volumen de mi colección COMPLETA de Club Bruguera y ahora estoy más cerca del Nirvana.

viernes, 27 de abril de 2018

Llega un hombre y dice, de Nicole Krauss

1.
Hace miles de años, leí La historia del amor, de Nicole Krauss, y lloré un poquito en el colectivo. Es de esos libros que se le pueden recomendar a cualquier persona, fáciles de leer, profundos, emocionantes, etc. En su momento fue un best seller, debe andar por la enésima edición. Ante el éxito de La historia del amor, la editorial Salamandra (la de Harry Potter) publicó también Llega un hombre y dice, que yo pensaba que era la novela siguiente de la autora pero es la anterior. Es un caso similar al de La conjura de los necios y La biblia de neón: frente al éxito de la segunda, se traduce y edita en castellano la primera, con menos éxito. Cuestión que la leí, en tres viajes ida y vuelta a San Miguel, pensando que era la segunda novela, y creyendo que la mina, tras la originalidad y la ternura y lo todo de su debut, se había puesto a mezclar Auster con Huellebecq. Al final resulta que la originalidad se puede ganar después.

2.
Un hombre de 36 pierde la memoria de los últimos 24 años de su vida, incluida su historia conyugal, su carrera, y todo lo que lo hace ser adulto, pero sin perder los conocimientos objetivos sobre el mundo. Recorre Nueva York como un turista (hasta ahí, todo muy Auster). Su matrimonio se arruina, y un científico lo convoca al desierto del Mojave para participar de un experimento revolucionario (y desde ahí todo muy Houellebecq: aunque La posibilidad de una isla no había salido, ya está el germen de eso en Las partículas elementales). Después vuelve a ser más auteriana y después termina.

3.
Es una novela que está bien, pero le falta algo, está medio inerte, los personajes no terminan de tener vida propia. Es una novela olvidable sobre el olvido. La olvidaré.

Ciber-City: Internet Pseudo-Sistem, de Juan Vegetal

1.
La verdad, la verdad real, es que me compré este libro en preventa, o sea hace un montón, pero después cuando lo tuve me costó empezarlo. O sea, lo empecé un par de veces, leí/miré las primeras páginas, y sin que fuera mi intención lo dejé ahí. No entraba. No accedía a Ciber-City. Hasta que un día lo agarré y leí más allá de las primeras páginas, y entonces lo entendí, y ya no lo pude dejar hasta que lo hube devorado.  

2.
Ciber-City es un libro de historietas pero a la vez inventa su propio código de lectura, distinto al de las historietas "normales", por lo que a primera vista puede parecer un libro objeto con secuencias de dibujos y de tiras random. Algo de random tiene, capaz: pero es un random de ideas relacionadas, y un random de ideas relacionadas más que random es un rizoma (creo). Cuestión que en la misma lectura del libro, el lector-usuario va adquiriendo las herramientas de lectura que permiten que fluya, y entonces decís "aah" y "ooh" y "qué capo" y "jajaja". 

3.
De verdad me gustó mucho mucho. No es para cualquiera, though. Vofi.


domingo, 22 de abril de 2018

Tribu: sobre vuelta a casa y pertenencia, de Sebastian Junger

1.
El fino arte de escribir reseñas cuatro meses después de terminada la lectura. Lo que podemos decir a favor de esta atrevida modalidad es que lo que te acuerdes del libro cuatro meses después seguro es lo que más te impresionó. En mi caso, la anécdota del terremoto en Chile. Transcribo, página 51:
Las conclusiones de Fritz se confirmaron después de un estudio en la ciudad de Yungay, en el centro de Chile, que fue golpeada por un terremoto y un deslizamiento de rocas devastador el 31 de mayo de 1970. El 90 por ciento de la población de Yungay murió casi instantáneamente, y otras 70.000 personas murieron en la zona -aproximadamente el equivalente a un ataque nuclear en dicha área-. El deslizamiento que sepultó la ciudad ocasionó tanto polvo que los helicópteros no podían tomar tierra, y los supervivientes de Yungay quedaron a su suerte durante días. En este vacío terrorífico, rápidamente surgió un nuevo orden social. "El concepto de propiedad privada individual quedó temporalmente anulado -escribió más tarde el antropólogo Anthony Oliver-Smith en su artículo 'Brotherhood of pain'-. La crisis también tuvo un efecto inmediato de nivelación de estatus en la naciente comunidad de supervivientes que había creado. El sentido de hermandad (...) prevalecía mientras indios y mestizos, clases altas y bajas, todos colaboraban en los esfuerzos colectivos para cubrir las primeras necesidades y sobrevivir".
En cuanto que los vuelos de socorro empezaron a entregar ayudas a la zona, volvieron las divisiones de clase y desapareció el sentido de hermandad. Había llegado el mundo moderno. 
2.
Sebastian Junger es un periodista yanqui, y Tribu es un ensayo periodístico y filosófico sobre las tendencias colectivistas e individualistas innatas en lxs humanxs (lenguaje inclusivo corre por mi cuenta, no por la del autor). Y sí, dije innatas: vieron que hay mucha onda entre los yanquis y el determinismo biológico, tanta onda que hasta hay deterministas progres, como en este caso. Lo que dice Junger es que se comprueba, una y otra vez, que en casos de desastre natural o de guerra se reducen las tasas de enfermedad mental (para afirmar esto cita a Durkheim y también un estudio realizado durante la WW2 en Londres) y que para mucha gente, las experiencias terribles enfrentadas en grupo son luego recordadas con nostalgia (y acá habla mucho de las Guerra de los Balcanes, en la que Junger fue corresponsal de guerra, y de los soldados yanquis en Irak). La idea determinista en el libro es que nosotrxs, lxs humanxs actuales, somos lxs descendientes de lxs homínidxs que se enfrentaron al peligro para sobrevivir, y que ese enfrentar al peligro se transmitió en nuestro ADN y que hoy en día la sociedad nos lleva a todxs a contradecir nuestras tendencias naturales poniéndonos en un lugar donde a más éxito en la vida, más aislamiento individualista (como en la casita en los suburbios del American Dream, con bocha de metros cuadrados para pocos habitantes que casi no se cruzan con nadie, o, como en las torres lujosas donde viven miles de personas que no se conocen entre sí, o como en nuestra vida cotidiana con los celulares y nuestras relaciones patológicas con ellos, etcétera). Hay todo un capítulo sobre el trastorno de estrés postraumático que sufren los veteranos de guerra cuando vuelven a los EEUU: Junger plantea que el estrés se debería no a lo vivido en Irak o Afganistán, sino al regreso a casa, el corte de los lazos "tribales" con se mantenían con los otros soldados de la unidad y el reemplazo de esos lazos por el rechazo que la sociedad en general siente por lo veteranos. Acá  en este capítulo del podcast de Joe Rogan dice Junger que la pregunta es cómo hacemos para tener una conexión comunal íntima que nos aleje de los problemas de salud mental, nos haga sentir significativos y realizados, sin perder los beneficios de la sociedad moderna. El libro está muy bien escrito, cita bocha de data interesante (histórica, sociológica, antropológica et. al.) y te lo lees en un tris.

3.
La conclusión -política- a la que arriba Junger es todo lo zurda que un yanqui logra ser: "La traición definitiva de la tribu no es el actuar competitivamente -eso habría de estimularse-, sino afirmar tu poder excluyendo del grupo a otros (...) [es el caso del] colapso financiero de 2008, cuando los banqueros se jugaron billones de dólares de los contribuyentes en hipotecas abiertamente fraudulentas. (...) Casi 9 millones de personas perdieron sus empleos durante la crisis financiera, 5 millones de familias perdieron sus hogares, y la tasa de desempleo se duplicó hasta alcanzar casi el 10 por ciento". Parece que la cantidad de suicidios durante 2008 y 2009 es igual a la cantidad de muertes de soldados yanquis en Irak y Afganistán.

viernes, 20 de abril de 2018

Emaús, de Alessandro Baricco

1.
Hacía mucho que no leía una novela de Baricco y con esta me topé medio de sopetón, estaba de visita en una casa de campo en el medio del monte, me puse a revisar la biblioteca de la casa y helo allí. Emaús es de 2009, inmediatamente posterior a Esta historia (que me compré hace años y aún no leí) y diez años posterior a su best seller Seda, que es de 1996. A todo esto yo no leía a Baricco desde 2011, como mi infalible archivo bloguer demuestra. Alguien que saque una conclusión cabalística de todo esto.

2.
Ya dije cosas sobre Baricco antes. Búsquenlas aquí.

3.
Emaús es un Bildungsroman, o sea una novela de aprendizaje, como lo son (repechaje conmigo mismo: sin repetir y sin soplar Bildungsromanes como por ejemplo) El guardián en el centeno de Salinger, El juguete rabioso de Arlt, La montaña mágica de Mann, Los cachorros de Vargas Llosa, la primera parte de Los detectives salvajes de Bolaño, El buda de los suburbios de Hanif Kureishi, Mi lucha 1 de Karl Ove Knausgaard, Harry Potter y la piedra filosofal. Emaús cuenta el fin de la adolescencia de un grupo de amigos, varones, italianos y católicos, y la entrada en una adultez de la que nos les explicaron lo suficiente. Hay un narrador protagonista, que habla en nombre de su grupo ("Tenemos todos dieciséis, diecisiete años -pero sin saberlo de verdad, es la única edad que podemos imaginarnos: a menudo sabemos el pasado", empieza el libro) y que observa el afuera de su normalidad endogámica como una niebla y como una sucesión de tragedias (siendo el afuera los liberales, los ateos, la clase alta; y la endogamia la clase media, católica, rutinaria), y hay una chica, Andre, de la que todos están enamorados. Baricco escribe como la San Puta, o sea muy bien, y la novela es magnífica, melancólica y atractiva, aunque sin entrar en mi lista de libros del año ni tampoco entre mis favoritos de Baricco (que siguen siendo los dos ensayos que leí allá lejos y hace tiempo, Los bárbaros y Next). No corran a comprársela, no hace falta, pero si la tienen a mano se las recomiendo piuttosto.

lunes, 16 de abril de 2018

No ficción, de Alberto Fuguet

1.
Este libro es muy chileno y muy gay. Es un diálogo, todo el libro, en el transcurso de una noche, entre dos ex mejores amigos, que también fueron el uno director y el otro asistente del primero, que tuvieron un "bromance", o en realidad, un romance, de esos retorcidos, en los que una de las partes no se hace cargo de la realidad. Uno de los dos se declara abiertamente gay. El otro es lo que la ciencia llama un "heteromaraco". Durante la charla, sacarán los trapitos al sol. Y no podrás creer lo que pasará después.

2.
La primera línea dice la palabra "hueón" y el primer epígrafe del libro es de una canción de Javiera Mena. Todo muy chileno, más chileno que los porotos. Me encanta. #Chilenófilo.

3.
Lo leí casi todo en una sala de espera. Complicado por lo de la calentura. 

4.
Está bueno, no es increíble pero la pasé bien. Le ponemos ocho aleschonfelds.

El Señor de las Moscas, de William Golding

1.
Me gusta cuando termino un CLÁSICO porque es como que soy mejor persona, más inteligente, tengo más ki, soy más CULTO. Si dejara de leer a Stephen King y la revista Fierro y a todas esas escritoras argentinas y marikas y dejara de escrolear y dejara de mirar las películas del MCU (Marvel Cinematic Universe) y me dedicara sólo a ponerle tick a los CLÁSICOS UNIVERSALES me iría mejor en la vida, pero viste como es.

2.
Está claro que Lord of the Flies (1954) es recontra conocido porque A) Es lectura obligatoria en muchos secundarios, en los que además te hacen ver la película de 1963 y B) Hay un capítulo de Los Simpson al respecto (El autobús de la muerte, el capítulo en el que Lisa lame el musgo). Pero no estaba seguro de si era un clásico o sólo un one hit wonder que se volvió platino -o sea, una joda que quedó- porque no conocemos, por lo menos en Argentina, otros títulos del amigo Golding. Me salí de mi duda cuando el otro día me puse a leer la lista de premios Nóbel de literatura (para ver a cuántos había leído, el juego más ñoño y Resistirse Es Fútil del mundo, acá está la lista, jueguen, yo leí a veintitrés) y vi que a Golding se lo dieron (en el '83, por toda su obra).

3.
La historia es conocida (por Los Simpson, obvio) y la premisa es prácticamente la puesta en juego de una serie de elementos: un grupo de niños de primaria, de entre 9 y 6 años, varados en una isla, sin adultos; una isla en la que hay chanchos salvajes y frutas comestibles y ningún depredador; no tienen casi herramientas, llevan sus uniformes escolares: el único elemento que tienen es el par de anteojos de uno de los niños. Y luego, los niños, que responden a los roles de la dinámica de grupos: hay un líder positivo (Ralph), un líder negativo (Jack), un chivo expiatorio (Piggy) y secuaces para uno y otro lado. El autor mueve a los muñequitos por la mesa de juego, con foco casi siempre en Ralph y Piggy, pero por momentos se hace trampa a sí mismo y se va con alguno de los otros, como el caso de Simon, o sobre todo como ese momento en el medio de la novela en que la cámara se desprende de su compromiso con los personajes y out of nowhere hace aparecer al paracaidista muerto (una gran jugada del autor, pero igual es trampa). La premisa en sí ya es interesante, pero la maestría del autor, a mí entender, está en: A) irse al carajo con la violencia cuando corresponde y B) algunos momentos -no todos- en los que de pronto La Musa se ve que vino y le sopló el naso, porque mientras hay secuencias que parecen torpemente escritas (cuando hablan muchos personajes a la vez, por ejemplo, pero capaz es la traducción) otras son un 10 en prosa, en ritmo y en montaje.

4.
El final parece el remate de un chiste, se me hizo un poco pobretón. Pero bueno, EL LIBRO ESTÁ MUY BIEN. Ah, eso sí, todo muy novela juvenil.

miércoles, 11 de abril de 2018

Aquellos hombres grises: el Batallón 101 y la Solución Final en Polonia, de Christopher R. Browning

1.
Sí, ahora leo sobre el Holocausto por placer (o sea, no por obligación). Qué hacemos con eso.

2.
Ya el hecho de que lea Historia en lugar de Ficción, sin que nadie me obligue, es raro. Pero como suele suceder, la realidad supera a la ficción. Ni Bret Easton Ellis te escribe los testimonios de los reservistas del Batallón Policial 101. 

3.
Aquellos hombres grises (Ordinary Men, en el original, 1992) es un libro del historiador estadounidense Christopher Robert Browning, y según varias opiniones que me fueron vertidas en persona por humanos tangibles, es una de las mejores investigaciones alrededor del tema del Holocausto: más interesante, más original, mejor escrito. Browning investigó las declaraciones de 210 alemanes que fueron juzgados en los '60s y que durante la Segunda Guerra Mundial habían pertenecido al Batallón de Reserva Policial 101, destacado en la Polonia ocupada. El Batallón en cuestión estaba formado por hombres en su mayoría de mediana edad -algunos rondaban los 50-, que en épocas de paz eran comerciantes, peluqueros y otros tipos de pequeños burgueses, y que por lo tanto habían sido destinados en tanto reservistas a la llamada Policía del Orden (y no a una fuerza específicamente militar). Además, una muy baja proporción de ellos pertenecía al Partido Nazi, y de esos, la mayoría se habían afiliado después del '38, muy pocos lo habían hecho antes del '33 (lo que indica que probablemente se hubieran afiliado por motivos de conveniencia laboral más que por cuestiones ideológicas). Es decir, en su mayoría eran unos viejos con poco entrenamiento militar, poco interés en hacer carrera en la policía, y "poco nazismo", que sin embargo, como miembros del Batallón y también individualmente, fueron responsables directa o indirectamente del fusilamiento de 38.000 (treinta y ocho mil) personas, casi todas judías, entre julio de 1942 y noviembre de 1943, y de la deportación a campos de exterminio -es decir de subirlos y encerrarlos en los trenes, es decir del asesinato indirecto- de 45.200 (cuarenta y cinco mil doscientas) personas más. Así que ahí está la cuestión planteada, más o menos por sí misma: ¿cómo se convierten estos ordinary men en un batallón genocida, en individuos que con sus dos manos disparan durante horas en la nuca de hombres, mujeres y niños para que caigan dentro de fosas comunes? 

4.
El libro está estructurado en 17 capítulos breves que reconstruyen, a partir de contrastar los testimonios, la historia pormenorizada del Batallón 101 y sus masacres, un capítulo largo final que analiza las posibles hipótesis sobre cómo se convierte a 500 burgueses de clase media en asesinos masivos, y un epílogo también largo que se inscribe en el llamado Debate Goldhagen*. Se lee rapidísimo, está muy bien escrito, y es súper terrible. La conclusión a la que arriba Browning está emparentada con los descubrimientos del Experimento de Milgram sobre autoridad, resistencia a la autoridad y presión del grupo de iguales. Aquí transcribo los dos párrafos finales del último capítulo:

El comportamiento de todo ser humano es, por supuesto, un fenómeno muy complejo, y el historiador que trata de "explicarlo" se está permitiendo un cierto grado de arrogancia. Cuando casi 500 soldados están implicados, asumir cualquier explicación general de su comportamiento colectivo es todavía más arriesgado. ¿Qué se debe concluir entonces? Más que nada, uno sale de la historia del Batallón de Reserva Policial 101 con una gran desazón. Esta historia de hombres grises no es la historia de todos los hombres. Los policías de reserva tuvieron opciones, y la mayoría cometió actos terribles. Pero aquellos que mataron no pueden ser absueltos por la idea de que cualquiera en la misma situación hubiera hecho lo mismo. Porque, incluso entre ellos, algunos se negaron a matar y otros dejaron de hacerlo. La responsabilidad humana es, en última instancia, una cuestión individual.
Sin embargo, al mismo tiempo, el comportamiento colectivo del Batallón de Reserva Policial 101 tiene unas implicaciones muy perturbadoras. Existen muchas sociedades aquejadas de tradiciones de racismo y que están atrapadas en la mentalidad de asedio de la guerra o de su amenaza. En todas partes la sociedad condiciona a las personas a tener respeto y deferencia por la autoridad y en realidad apenas sí podría funcionar de otra manera. En todas partes las personas buscan un ascenso en su carrera profesional. En toda sociedad moderna, la complejidad de la vida y la burocratización y especialización resultantes atenúan el sentido de la responsabilidad personal de aquellos que ejecutan la política oficial. Dentro de prácticamente cualquier colectivo social, el grupo de iguales ejerce una presión enorme sobre el comportamiento e impone normas morales. Si los miembros del Batallón de Reserva Policial 101 pudieron convertirse en asesinos bajo esas circunstancias, ¿qué grupo de hombres no lo haría?
5. 
Viene del *: Te lo resumo así nomás, el Debate Goldgahen. Daniel Goldhagen, otro historiador yanqui, publicó en 1996 un libro intitulado Los verdugos voluntarios de Hitler, éxito de ventas, en el que defiende la desopilante hipótesis de que TODXS lxs alemanxs eran básicamente antisemitas eliminacionistas, es decir que querían, fervientemente, exterminar a los judíos. No sólo defendía esa hipótesis, sino que la defendía "científicamente", y acusaba a los demás historiadores del Holocausto de truchos, Browning incluído. Básicamente, Browning plantea que la mayoría de los alemanes que apoyaban a los nazis no eran antisemitas (y por lo tanto los genocidios ocurren más por los que no hacen nada para impedirlo, o siguen la corriente por miedo o presión social o conveniencia, que por los perpetradores), y Goldhagen plantea lo contrario. El epílogo de Aquellos hombres grises ocupa un cuarto del tomo y es de 1998.

jueves, 29 de marzo de 2018

Madame Satã, de Luiz Antônio Aguiar y Julio Shamamoto

Fui a Brasil y me compré 7 (siete) libros de autores brasileros en su idioma original. Como sé que si no los leo ahora -con el idioma presente-, no los leo más, estoy atravesando la Campaña de Conquista Brasilera (porque Resistirse es Fútil, todos serán absorbidos). Este es el libro 4 de 7.

1.
Malísima, muy chota la historia y muy feos los dibujos. Pero la leí en portugués y me siento un capo.

Ya desde la tapa se ve chota, pero me quería comprar historietas en Brasil y fue lo que encontré. No me juzguéis.
2.
Me quedan dos libros y medio para culminar mi Campaña de Conquista Brasilera. Igual ya pasó bocha de tiempo de que viajé a Brasil. Dilma era presidenta, imaginate.


El Incal, de Alejandro Jodorowsky y Möebius

1.
Voy a tratar de no hacer la reseña expositiva en la que les explico que El Incal es una saga de historietas de ciencia ficción y misticismo guionadas por Alejandro Jodorowsky e ilustradas por Möebius, publicadas originalmente en francés en la revista Metal Hurlant entre los años 1980 y 1988, porque para eso está la reseña de Wikipedia.

2.
Pero es eso. Es como la cumbre del cómic europeo, el summum de la ciencia ficción, el ápice del dibujo. Miren esto, háganle zoom:


Qué pedazo de Dios del patriarcado, ¿no?

3.
Bueno. El problema de El Incal es Jodorowsky. También es obviamente su virtud, porque el universo de El Incal es puro Jodorowsky, pero también es su problema, porque Jodorowsky no es muy buen guionista. Es muy imaginativo, pero no le importa mucho la sofisticación de la narrativa. Entonces El Incal es una cosa que pasa atrás de la otra, medio como Lost, siempre hay una cosa más grande que contiene a la anterior en esta aventura metafísica donde de verdad está en juego el Universo. (Lost es para mí el arquetipo de eso: una narración en la que los conflictos no se resuelven, total quedan contenidos en el próximo conflicto en la secuencia de los acontecimientos). Esto hace que en principio no sea muy atrapante, me parece, de pronto, la narración. Pero los dibujos son tan buenos (Möebius es todo lo que está bien) que seguís, y en un momento te deja de importar que Jodorowsky se cague en todo, te empieza a gustar eso mismo, que la trama sea tan irresponsable (porque permite unas escenas espectaculares) y te metés, y la pasás re bien. Y no querés que termine. Pero después termina. En la edición integral de Reservoir Books que es esta qué leí yo y que está en venta ahora mismo en todas las librerías mainstream, espectacular súper china con tapa dura y tamaño Todo Mafalda, cuando terminan las cinco partes de El Incal hay una mini historieta más, y después hay un montón de páginas a todo color de una suerte de enciclopedia que nadie había pedido. Está llena de redundancias, aunque también algunas cosas interesantes tiene, sobre los orígenes del proyecto y los de algunas de las ideas. Resulta que El Incal es producto del famoso proyecto fallido de adaptar Dune, en el que Dalí iba a hacer de rey y Pink Floyd iba a hacer la música y todo eso. Jodorowsky conoció a Möebius porque lo contrató como storibordista de la pelicula, y los diseños de naves y personajes terminaron en muchos casos acá en El Incal. Gran historia la del proyecto que no fue. Hay un documental al respecto.

4.
EN CONCLUSIÓN: El Incal vale más la pena por Möebius que por Jodorowsky, no me subyugó pero me dio algunas alegrías, el tomo es curiosamente liviano para lo grande que es así que lo pude leer cagando (punto a favor) y si lo leés sos más culto, pero si no lo leés no pasa nada. Esta es la primera página:




miércoles, 7 de marzo de 2018

Teatro reunido, de Alejandro Acobino

1.
Hube visto, supe ver, una vez ví Rodando, obra de teatro unipersonal para hombre en silla de ruedas, y me flasheó. El hombre en la silla era Germán Rodríguez, que después se hizo conocido por una publicidad de un banco en la que había una pareja italiana, si mi memoria no me falla. En Rodando, un hombre en silla de ruedas contaba una película, el guion de una película, que además era una road movie. El juego de metatextualidades estaba buenísimo. Luego, otra vez supe ver Absentha, obra que nada que ver con la anterior. Abstentha se trata de un taller de poesía, tres alumnos y un profesor, todos pasados de edad, que se juntan a basurearse los trabajos entre ellos en el aula de un centro cultural venido a menos, hasta que todo se va al carajo. Hasta ahí podría haber estado contando cualquier obra del teatro independiente porteño (estructura: un grupo de personas patéticas, cada vez más patéticas, en un momento todo se va al carajo, griterío -clímax-, se calman y la obra se termina con apagón lento. Te acabo de contar Viejo, solo y puto, todas las obras de Kartún -que lo amo, ojo- y de Tolcachir, y no sé cuántas más). La diferencia con Absentha es que el típico irse al carajo independiente porteño no es el clímax de la obra, sino el fin de una suerte de segundo acto: a partir de ese momento la trama pega un salto copernicano allà Houellebecq (como cuando en H. pasamos del presente al futuro y sus libros se convierten en ciencia ficción, a veces sólo por unas pocas páginas) y todo lo que viene después rompe el horizonte de expectativas del espectador porteño con expectativas.

2.
Alejandro Acobino murió, joven y trágicamente. "Se quitó la vida". Las comparaciones son improcedentes pero este es un blog, casi tierra de nadie, así que qué más da: Alejandro Acobino es al teatro porteño/argentino lo que Fabián Bielinsky al cine argentino. No sólo porque ambos se suicidaron, a una edad similar, sino por la importancia/grado de renovación que sus textos implicaron (teatrales unos, fílmicos otros), teniendo en cuenta la diferencia de escala entre ambas disciplinas y haciendo caso omiso de sus distintos grados de popularidad. Pero como decía yo mismo hace dos oraciones, las comparaciones son improcedentes.

3.
Cuando la muerte de Acobino, parece ser que este libro ya estaba en marcha, una compilación de las cuatro obras que Acobino escribió (Continente viril, Rodando, Hernanito y Absentha) más una serie de anexos que incluyen una entrevista y unos análisis críticos, a los que se agregaron a último momento unos prólogos-homenaje de Dubatti y Fernando Molle. Los textos de las dos que había visto me impactaron como cuando vi las puestas, especialmente Absentha, que es un laburo espectacular. Continente viril, la primera obra grande estrenada de Acobino, que además era una puesta de Los Macocos, sucede en la Antártida: un biólogo idealista debe investigar por qué los pingüinos se están suicidando, pero su trabajo se verá obstruido por los milicos de turno, remanentes del Proceso. La obra pasa de la comedia a lo macabro con mucha cintura. Por su lado, Hernanito ("Pieza industrial para actor ventrílocuo, actor morocho y muñeco de ventriloquía") habla de la crisis, de la explotación, del maltrato familiar y del vínculo entre las clases (es una obra clasista) y si lo del ventrilocuo funcionaba, debía ser espectacular de ver. Me la perdí.

viernes, 2 de marzo de 2018

¡Háblame de amor!, de Aline y Robert Crumb


1.
Hace meses reseñé este libro: The complete Dirty Laundry collection, de Robert Crumb, Aline Kominsky-Crumb y Sophie Crum. Lo había comprado en Chile, nuevo pero usado, o usado pero nuevo, en inglés, una masa (qué término en desuso, una masa). SÓLO MÁS TARDE descubrí que el coso estaba editado en castellano, y que a la edición de 1993 que yo supe agenciarme en el país vecino se le habían ido agregando otros muchos varios distintos trabajos en colaboración del famoso Robert Crumb y su menos famosa señora esposa Aline Kominsky, de apellido adoptado Crumb (no es muy anti-patriarcal, Aline, a pesar de que todo lo que hace grita feminismo: es como Moria Casán en ese sentido). Cuestión que mi amiga Andi tenía esto, ¡Háblame de amor!, la edición en castellano de Drawn Together (2011) -que es un juego de palabras intraducible entre "dibujados" y "ahogados"-, y entonces se lo pedí y agarré y zácate leí lo que había desde el '93 para acá (porque todo el comienzo del tomo es exactamente el mismo contenido que el de la recopilación del '93). 

2.
Hay una historieta muy buena que se llama "A day in the life", en el que en vez de dibujar los dos en todos los cuadritos, dibujaron una mitad completa uno y la otra, la otra. Después hay otra historieta increíble de 1997 que se llama "A Couple A'Nasty, Raunchy Old Things" y que tiene "cameos" de otros historietistas que también se dibujan a sí mismos (uno es Art Spiegelman, y el otro un tal Charles pero no pude sacar Charles qué). También me gustaron mucho las historietas de tres páginas -A TODO COLOR- que salieron originalmente en The New Yorker entre 2003 y 2004 como crónicas dibujadas. Hay una que es un flash, en la que Robert y Aline cubren para la revista el Festival de Cannes de ese año. La historieta se titula "Harvey and Me", y el Harvey del título es Weinstein, el que ahora está en juicio por los abusos sexuales a las actrices y trabajadoras de Hollywood. Lo loco es que, quince años antes de todo esto, Aline diga que quiere conocer a Harvey porque tiene que "enfrentarse al corazón de las tinieblas". También es divertido que Aline hace la lista de películas que quiere ver en el festival, y entre otras está La niña santa de Lucrecia Martel, viva la patria.

3.
El libro es lo más, ellos son muy queribles (e ideológicamente complejos), y después de terminar el libro me bajé y vi finalmente esa peli que pasaban tanto en I-Sat, Crumb (1994) de Terry Zwigoff. Está buena.

miércoles, 28 de febrero de 2018

, de Thomas Bernhard

1.
Hay un hecho incontrovertible, y es que nunca se va a terminar la lista de escritores sobre los cuales a unx le pueden decir con indignación: "¿cómo no lo leíste?". Ni la de escritores, ni menos la de libros, como tampoco la de películas y etc. Bernhard parece que es de esos que cómo no lo leíste. Yo recién llego, vi luz y entré, a través del tomito de la coleccioncita de Anagrama y Página/12 que salió hace ya varios años, durante el régimen populista anterior que mantenía el dólar artificialmente asequible y subsidiaba a empresas como La Página S.A., permitiéndome a mí, años después, leer a Bernhard. 

2.
El libro es de 1978 y se llama , o sea Ja (léase ), es breve en cantidad de páginas pero prolífico en cantidad de caracteres y utiliza un modus que pocos años después le copió, a sabiendas o no, nuestro compatriota y mi querido José Pablo Feinmann, también conocido como "el Feinmann bueno", en la espectacular novela La astucia de la razón (1990), que yo leí a instancias de mi primo poco antes de que este blog conociera la luz de la Internet. ¿Cuál es el modus? Tanto Bernhard como Feinmann cuentan la historia de un neurótico desde la óptica de un neurótico, y plasman en la escritura la forma de razonar de un neurótico. En La astucia de la razón (que leí hace años y que recuerdo como se me canta) el protagonista era un paranoico y un obsesivo (con un cáncer en los huevos) y los párrafos eran capicúa, es decir, empezaban y terminaban con la misma idea, lo que volvía a la novela una lectura primero enervante y luego enloquecedora (pero no podías parar). En la operación es distinta: está la repetición de los conceptos, como en La astucia, pero lo que llama la atención especialmente es la extensión de las oraciones, que en algunos casos llegan a tener páginas, y sobre todo de los párrafos, que llegan a tener decenas de páginas. A priori se diría que no puede ser bueno eso: una oración de varias páginas. Sin embargo, el estilo es tan perfecto, están tan bien armadas las oraciones infinitas, que lxs lectorxs terminamos entrando en los cabales del personaje y de la novela. 

3.
La trama no tiene mayor importancia, a mí entender. El protagonista, un científico que se retiró del mundo a una comarca rural para que nada lo perturbe, se siente cada vez más aislado, ya no puede hacer nada, sufre la soledad y la estupidez que lo rodean, y tras estar tres meses encerrado en su casa sale a encontrarse con el único humano con el que se vincula, Moritz, el agente inmobiliario, pero algo cambia cuando en casa de Moritz conoce a los Suizos, y en especial a la Persa, mujer del Suizo, y atisba una solución a su soledad y con ella a su enfermedad mental. Al momento que lo encontramos está escribiendo, tratando de traducir en texto lo que le pasó con la Persa, por lo que el estilo neurótico del texto responde a que su autor sería el propio protagonista: es decir, no es un monólogo interior, sino una suerte de descargo emocional lo que estamos leyendo. Es impresionante cómo Bernhard construye la historia a través de las repeticiones, entre las que cada vez se cuelan más informaciones nuevas, y cómo esas apariciones de lo antes sólo aludido van intensificando la atención nuestra como lectorxs. Bernhard parece ser muito capo. 

5.
En los días que leí esta novela empecé a salir con un lápiz, porque es re subrayable. Va una cita (p. 69) y chau:
Nos hemos resignado con el hecho de que, aunque la mayor parte del tiempo en contra de nuestra voluntad, tenemos que existir, porque no nos queda otro remedio y sólo porque una y otra vez, cada día y cada minuto nos resignamos de nuevo a ello, podemos continuar. Y hacia dónde avanzamos, si somos sinceros, nos es conocido, hacia la muerte, pero la mayor parte del tiempo nos guardamos de confesarlo. Y por esa conciencia de no hacer otra cosa que ir hacia la muerte y porque sabemos lo que eso significa, intentamos disponer de todos los medios posibles para apartarnos de ese conocimiento y así no vemos en este mundo, si miramos bien, más que personas ocupadas continua y perpetuamente en ese apartamiento. Ese proceso, que es en todos el proceso principal, debilita y acelera lógicamente todo el desarrollo hacia la muerte. (...) Todas esas personas, cualesquiera que sean, están dominadas por ese proceso, el de apartarse de la muerte que en todos los casos tienen delante, había pensado. Todo en todos los hombres no es otra cosa que apartamiento de la muerte.

martes, 20 de febrero de 2018

El bigote, de Emmanuel Carrère

1.
Este es uno de los mejores libros que leí en lo que va del año (estoy escribiendo en junio ya: la fecha de esta publicación corresponde a la fecha en la que lo terminé de leer y mi cabeza explotó). Después corrí a conseguirme (prestado, macrisis) el que todxs leyeron de Carrère, Limonov, que ahí lo tengo aún intacto (pero ya le va a llegar el turno). 

2.
No sé nada de Carrère, pero al cabo que no me importa. Este libro es de 1986, y Limonov del 2011, así que deducimos que es un escritor de larga vigencia. El bigote es una novela de terror psicológico, de menos de 200 páginas (lo leí prestado y lo devolví, esta es una reseña de memoria), que le re hubiera gustado escribir a Alan Pauls (bueno, y a mí también, pero específicamente diría que Alan Pauls quiere ser Emmanuel Carrère, por el final de El pasado, por su trilogía de libritos Historia del pelo y del llanto y el otro que no leí; también quiere ser Thomas Bernhard pero eso es más común supongo, aunque yo haya llegado re tarde a Bernhard, véase una reseña de más adelante). Perdón la digresión: volvamos. El bigote, Emmanuel Carrère, 1986. Un hombre se levanta a la mañana y se afeita el bigote que lleva hace décadas entre la nariz y el labio superior, o sea donde va el tegobi. Lo hace como una travesura, para sorprender a la jermu, pero cuando la jermu llega no se da cuenta de nada, o finge no darse cuenta de nada. La única posibilidad es que se esté haciendo la boluda para contraatacar su travesura, entonces él le sigue el juego. ¿O no es la única posibilidad? ¿Tenía él, acaso, tegobi? El nivel de desesperación al que llegás, vos con el personaje, es INCREÍBLE. Y cuando se estaba por agotar el recurso, hay un GIRO INESPERADO que te la re sube y todo se vuelve muy Amélie Nothomb. Si te gusta Amélie Nothomb te gustará El bigote. Ya probaste el chiquito, ahora probá el grandote. Ah, está etiquetado "droga" porque no lo podés dejar. Tuve que volver una y otra vez hasta que lo terminé. AMÉ. Tiene versión cinematográfica francesa de 2005, no la quiero ver. Fin.