jueves, 28 de enero de 2016

Las constelaciones oscuras, de Pola Oloixarac

1.
Como quizás recuerden y probablemente no, cuando en su momento de éxito y prestigio cultural y editorial leí Las teorías salvajes (Entropía, 2008) de Pola Oloixarac, atraído por reseñas superlativas de publicaciones como la Revista Ñ y el suplemento ADN, me sentí digamos que engañado: la novela me había gustado mucho (la reseña, ahora que la leo, es más positiva de lo que recordaba) pero también me había parecido un bluff, por usar una palabra extranjera en cursiva, al uso y abuso de Pola: una de esas historias que detrás de litros de referencias populares o culturosas y de tramas enrevesadas cobijan nada. Eso fue lo que sentí en ese momento: tal vez no había entendido nada y debiera leerla de nuevo (en serio, no lo descarto). Cuestión que no hubiera leído el segundo libro de Pola Caraxiolo si no fuera por Mati, que me lo prestó sin que se lo pidiera, para que le dijera mi opinión, y por Rosalba, que lo trajo a estas vacaciones y lo leyó fascinada (aunque no gustó del final). Leí Las constelaciones oscuras muñido de todo mi prejuicio, putié en voz alta por la innecesariamente hermética cantidad de referencias histórico-político-filosóficas que Pola pretende que el lector maneje (o más bien, en su afán de demostrar su indudable inteligencia, siembra a pesar de los potenciales lectores no académicos que no van a entender un choto), amén de las palabras y frases en otros idiomas (llegando a la rídicula exageración de poner a cuento de nada una palabra en caracteres cirílicos), y además, seguro de que el final no iba a estar a la altura de lo que Pola venía urdiendo (todo el tiempo temí una decepción al estilo Lost), pero resulta que me gustó. Está muy buena la novela.

2.
La novela cruza dos historias: la de Niklas Bruun, botánico del siglo XIX, y la de Cassio Brandao da Silva, hacker del presente y del futuro inmediato. En ambas tramas juega fuerte la ciencia ficción, aunque en la de Niklas la cosa es más del orden de lo fantástico lovecraftiano. Cassio va a mi primaria, el Scholem Aleijem. Hay una cuota de humor, que está más que nada en la prosa de Pola, me reí más de una vez. Por otro lado esa misma prosa, que Pola se esfuerza en llevar a la extrañeza desde la inteligencia, la conduce en ocasiones a oraciones que solamente son gramaticalmente incorrectas, o por lo menos feas (y también falló el corrector un par de veces, como suele suceder con Mondadori). La trama -de Cassio-, por momentos difícil de seguir, es muy interesante y de a ratos buenísima en sus giros. Y el final me cabió: muy redondo. 

3.
Así como están El Aleph engordado y el Martín Fierro ordenado alfabéticamente de Katchadjian (de quien Pola habla en la nota más interesante y políticamente incorrecta del affaire K.), se podría hacer como poema la lista por orden de aparición de las referencias explícitas en Las constelaciones oscuras.

4.
¿Se reconocerá Pola como una progresista de derecha, o no se dirá siquiera progresista?

5.
Hay una página en la que, para no perder la costumbre, Pola trata a Perón de nazi:
Argentina había sido la última nación en retirar el apoyo al Reich; a diferencia de Brasil, que había apostado a los Aliados, poniendo campos de concentración para japoneses en su territorio, Argentina había jugado sus fichas al nazismo hasta el final. El año 1945, inicio clásico de la era del Antropoceno, cuando los primeros escorzos nucleares entraron en juego para cambiar la faz de la Tierra, encuentra a la Argentina del lado del mal supremo, mientras Brasil afianza su amorío diplomático con Estados Unidos, la nueva patrulla mundial (...). (P. 42)
Después explica lo de los científicos nazis que recibió Argentina y que trabajaron por ejemplo en la creación del primer avión nacional, el Pulqui, y mete una nota al pie, la única de todo el libro, para mencionar a Karl Vaernet, el médico que hizo experimentos con humanos en campos de concentración nazis buscando "curar" la homosexualidad, y que tras la guerra se escondió en nuestro país bajo un nombre falso y recibió un sueldo del Ministerio de Salud de la Nación, aparentemente por hacer nada, una suerte de ñoqui nazi del peronismo, según lo demuestra la investigación expuesta en el documental El Triángulo Rosa y la cura Nazi para la homosexualidad, de Esteban Jasper y Nacho Steimberg. Pola se cuida de mencionar el tema del ñoquismo de Vaernet, como para que parezca que Perón pidió experimentos nazis. Respecto a la cita arriba expuesta, huelga decir que cuando se busca conservar una objetividad fáctica no debe utilizarse la expresión "mal supremo": además de eso, Argentina no dio nunca su apoyo explícito al nazismo, lo más que hizo -además de importar nazis después de la guerra, igual que lo hizo Estados Unidos- fue abstenerse de apoyar explícitamente a los Aliados (lo que le valió el cierre de ciertas importaciones estadounidenses a la Argentina, como ser el fílmico), lo que no parece justificar la frase de las fichas jugadas hasta el final. En fin, la discusión de siempre.

6.
Evidentemente, además de querer ser la próxima Betty Sarlo (deseo por otro lado completamente válido), Pola quiere ser Houellebecq. Las constelaciones oscuras es de alguna manera la misma novela, versión de Pola, que Las partículas elementales (lo cual está muy bien).

7.
Último agregado. A posteriori de escrita esta reseña -pero a priori de publicada- me informan por la cucaracha que Pola es una de las firmantes de la carta de intelectuales a favor de la candidatura de Mauricio Macri a la presidencia de este, nuestro confuso -por decir poco- país. La carta y los firmantes acá. Cuántos desconocidos en la carta, ¿no?. Otra pregunta: ¿Esmeralda Mitre de Loperfido es una intelectual? No estaba enterado.

miércoles, 27 de enero de 2016

El hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura

1.
Después de leer y gustar tanto de Herejes, quise leer el hit de Padura, el libro por el que se había hecho mundialmente conocido, que es este, El hombre que amaba a los perros, presentado en todos los medios que hablan de libros como "una biografía novelada de Trotski". En verdad esa definición no es del todo exacta, aunque se acerca bastante a la realidad. El hombre que amaba a los perros cuenta tres historias, en montaje paralelo. Por un lado, cuenta la vida de Trotski en el exilio, desde que le llega a su reclusión en Siberia la orden de abandonar la Unión Soviética el 20 de enero de 1929, hasta su asesinato en México en 1940. Por el otro, cuenta la vida y obra del hombre que mató a Trotski, el español -o catalán- Jaime Ramón Mercader del Río, esta sí desde más o menos el vamos -desde la Guerra Civil Española en realidad, pero con suficientes flashbacks como para que conozcamos su infancia y juventud- hasta su muerte en La Habana en 1978. Y por último, pero no menos importante, cuenta la historia ficticia de Iván, escritor cubano que vive las glorias y miserias (más de estas segundas que de las primeras) de la Revolución Cubana, y que es quien en la diégesis está escribiendo el libro que uno tiene en sus manos, la historia de Ramón Mercader y de cómo su vida chocó con la de León Trotski en una casa de la ciudad de México. Todo esto que acabo de mencionar, en un coso de 765 páginas.

2.
Al igual que en Herejes, Padura, juega con lo histórico y lo ficticio, y al igual que en Herejes, me gustó más lo ficticio, que en este caso es la historia de Iván y su caída en desgracia frente al régimen revolucionario por haber escrito un cuento fuera de los cánones revolucionariamente aceptables. La historia de Ivan (que se parece un poco a la que cuenta Milan Kundera en La broma) sirve como vehículo para hablar de Cuba, más aún que la del detective Mario Conde en Herejes. Creo que, aunque es claramente un maestro en el género de la novela histórica, Padura escribe más cómodo cuando no está atado a hechos concretos de los que tiene que dar cuenta. Tanto la trama trotskista como la de Mercader se hacen pesadas en un punto. Con Trotski pasa que como móvil dramático, su lucha intelectual contra su propio exilio y contra el régimen estalinista no dan mucha intriga. Se repite todo el tiempo el patrón ánimo-desánimo: desánimo ante cada nuevo golpe exitoso del estalinismo contra Trotski o su familia o sus seguidores o contra la oposición interna en la URSS; ánimo porque sí, porque Trotski es vigoroso y siempre se recupera, hasta que hay una nueva noticia funesta sobre la URSS o sobre los trotskistas o sobre su exilio -que lo llevó a recorrer varios países de Asia, Europa y América-, y vuelta a empezar. La historia de Mercader está narrada de manera mucho más atrapante, como una novela de espías (que lo fue), con giros inesperados y todo, porque se sigue siempre al personaje de Mercader, que nunca sabía más que lo sus jefes necesitaban que supiera. El hecho de que Mercader fuera un soldado convencido -y según Padura, engañado- del estalinismo , o sea un villano que se cree justiciero, le da un espesor psicológico que también suma (Trotski, en cambio, es como el héroe caído, no tiene demasiadas contradicciones y hasta se remuerde por los crímenes de guerra cometidos durante la Revolución Rusa). De todos modos, el tener que dar cuenta de tanta información histórica por momentos vuelve densa también la sección de Mercader, y en especial todo lo que le ocurre después de cumplir su misión y hasta su muerte, que ocupa como cien páginas del final del libro, se me hizo sumamente pesado. No obstante todo lo cual, la novela es muy ágil en relación con la cantidad de data que maneja.

3.
Cuando Trotski llega a México y aparece la Khalo, a quien todos estabamos esperando, es genial. Parece que Diego Rivera era un canalla, me vengo a enterar por Padura. También me enteré que André Bretón era trotskista. 

4.
No paré de sentir pena por los personajes. Por Trotski, por Ivan, y también por Mercader. Hasta por Caridad sentí lástima. Pero sobre todo por Sylvia Ageloff, la verdadera víctima de toda la historia. Pobre Sylvia. Le re cagaron la cabeza seguro.

miércoles, 13 de enero de 2016

El Tercer Reich, de Roberto Bolaño

1.
Como decía en la reseña de La hora de la estrella, hay escritores que mejoran con cada libro. Bolaño es uno de ellos. Y El Tercer Reich es una novela de 1989, así que, en mi opinión, es una novela menor, como lo es la colindante La pista de hielo. Es como si en cada libro estuviera entrenando para el próximo: en El Tercer Reich hay cosas de La pista de hielo, por ejemplo, y como siempre también de Los detectives salvajes y de 2666 (el mundo de los juegos de estrategia y sus convenciones se parece al de los críticos literarios y las suyas, por ejemplo). 

2.
Claro está que como Bolaño es uno de los más capos del mundo, decir que la novela es menor no significa decir que no es increíble. Porque es increíble. Tiene unos climas y unas imágenes alucinantes. Está el inolvidable personaje del Quemado. Y como todo lo que el tipo escribe, no lo pude dejar de leer nada. Eso sí, las primeras novelas son más convencionales, con personajes protagónicos que crecen y aprender a vivir y esas cosas. El protagonista de El Tercer Reich es Udo Berger, que es un poco como el Hans Castorp de La montaña mágica, sólo que unos años mayor, y exitoso en su rubro. Udo llega desde su Alemania natal al hotel Del Mar en España, que es un poco como el Sanatorio Internacional Berghof en Suiza de La montaña mágica. Y como Hans, por motivos que no revelaremos Udo se va a quedar bastante más tiempo del estipulado en el hotel. Los paralelismos siguen: podríamos decir por ejemplo que el marido de Frau Else es un poco como el gran Pieter Peeperkorn, el hombre postrado y poderoso. Pero eso se me acaba de ocurrir, capaz es mucho. En fin, está buenísima. Léanla.

Meus problemas com as mulheres, de Robert Crumb


1.
En la casa de Tomer en la que paramos unos cuantos días estaba este libro, un plan ideal para "dejar de tener miedo y aprender a amar" al portugués. Lo leí en sucesivas cacas.  Claro está que Crumb es estadounidense y no escribe en portugués, pero puestos en moralistas, tampoco escribe en castellano. Fue una buena lectura y un buen entrenamiento. El libro creo que compila historietas y dibujos publicados en diferentes momentos y lugares, que hablan de, como indica el título, Crumb y sus problemas con las mujeres: sus fetiches, su vínculo con ellas desde la infancia, el odio que le tenían las feministas en su momento -el momento de los hippies y el underground-. Crumb tiene hoy 72 años y sus primeros trabajos y también los que lo hicieron famoso son de los '70s, publicaba en revistas en las que también se podían encontrar textos de Bukowski, por ejemplo. Sus libros en castellano me parecen un poquito caros y por eso no lo había leído antes, excepto por la excepción -valga la redundancia- en su carrera, que es esa adaptación del Génesis de La Biblia en historieta, reseñado acá. Muy bueno, muy rico todo.

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lunes, 4 de enero de 2016

La hora de la estrella, de Clarice Lispector

1.
No es que la acabo de descubrir (véase reseñas de Silencio), pero últimamente me curzo con Clarice en todos lados, la gente la está leyendo en este momento te diré. En un mismo día, sin ir más lejos: a) Yo estaba leyendo el libro Clarice na cabeceira, que eu comprei no Brasil; b) Me encontré un libro suyo fotocopiado en la gratiferiajipi de Puán mientras esperaba la resma de desgrabados que arruinó mi economía doméstica -es en realidad una selección de cuentos en castellano y en portugués-; c) Una amiga chaqueña que vive en Córdoba postió en una popular red social hipster que se moría por volver de su casa al trabajo (como dijo Perón en uno de sus días malos) para seguir leyendo La pasión según G. H. y d) La mencionaron en el taller literario de Dani Umpi. Por mi parte, la tenía olvidadita, pero me agarró esto de leer cosas pre-viaje a Brasil (Aguafuertes cariócas, de Roberto Arlt) y la retomé, recordé que era increíble -en realidad, esta novela me parece lo más increíble que leí de la gran y hermosa ucraniana brasilera- y me agarró por seguir, así que próximamente más Clarice en Resistirse es Fútil.

2.
La hora de la estrella es el título en la tapa de un libro que contiene una novela en cuya portada uno encuentra once títulos más (y La hora de la estrella no es el primero, sino el segundo):  La culpa es mía o La hora de la estrella o Que ella se arregle o El derecho al grito o En cuanto al futuro o Lamento de un blue o Ella no sabe gritar o Una sensación de pérdida o Silbido en el viento oscuro o Yo no puedo hacer nada o Registro de los hechos previos o Historia lacrimógena de cordel o Salida discreta por la puerta del fondo. Me gustan todos. Son increíbles. Como la novela que comienza a continuación de esa página.

3.
Yo creo que una clasificación posible entre los escritores es la de aquellos que mejoran con el tiempo y aquellos que no. Es más útil como categoría para los que mejoran, claro, porque los que no mejoran con el tiempo puede que sean de los que escriben una sola primera cosa buena y después sólo porquerías, aquellos erráticos que tienen obras mayores y menores en diferentes órdenes de secuencia, etc. Los que mejoran con el tiempo, los que mejoran libro a libro, suelen ser los que persisten en su actitud: los que de alguna forma loable escriben siempre lo mismo. En los casos de esos escritores, el último libro es el mejor. Ya lo hablamos en alguna otra reseña. Es el caso de 2666 de Bolaño, Los hermanos Karamazov de Dostoievsky, Pulp de Bukowski, y La hora de la estrella de Clarice Lispector. Leí muy poco de Clarice, y sin embargo apuesto a que es como digo, La hora de la estrella tiene que ser la mejor novela de Clarice. La maestría desarrollada en el uso de ciertos recursos que ya estaban en lo único otro que leí de ella es oficio y es resultado de una experimentación. Es obvio que no tengo elementos para sostener mi postura, pero bueno, como dijo el Diego de la gente: "con perdón de las damas...", y para no mancillar el buen nombre de este borgspot dejo el cierre de la cita a cargo de sus memorias.

4.
La hora de la estrella va de un escritor, Rodrigo S.M., que escribe una novela que se llama La hora de la estrella, sobre una mujer que se llama Macabea y nació en el Sertón. La historia es muy simple, a Macabea le pasan un par de cosas, llega del norte a Río, se hace dactilógrafa sin saber leer ni escribir, se enamora de un tipo machista y pusilánime y un par de cosas más. Pero la novela no es nada simple, es un artefacto complejo, donde la voz del escritor que sufre el trabajo de escribir a Macabea ocupa todo el espacio. Lo mejor del caso es que a pesar de lo que les cuento, es una novela atrapante, muy veloz de leerse. Está llena de capas que se perciben casi en simultáneo, es profunda y divertida y es terrible y es droga todo al mismo tiempo, y dura 80 páginas. Le pongo un montón de puntos.

5.
La edición además es de Corregidor, colección Vereda Brasil, como muchos libros de ella. Ya hablé lo suficientemente bien de esta colección y del por qué en las reseñas de Manual práctico del odio y de Poema sucio/En el vértigo del día.

viernes, 1 de enero de 2016

Hasta quitarle Panamá a los yankis (western cumbiantero), de Washington Cucurto

1.
Hacía años que no leía a W.C., a quien allá lejos y hace tiempo me aficioné cuando leí El curandero del amor (Emecé) y luego aún más cuando leí su libro de poesía reunida, 1999, que todavía se consigue por Eloísa Cartonera, esa cooperativa editorial que fabrica libros con cartón recolectado por cartoneros de la cual participa el autor que nos convoca. Para más títulos de Eloísa Cartonera reseñados por mí, clic en estas palabras azules. En una época ponían un puesto en Plaza de Mayo durante marchas como la del 24 de marzo y lo atendía el propio Cucu, pero hace tiempo que no lo veo. También hay un puesto en forma de kiosko de revistas en Corrientes, a la salida de la estación Uruguay. Tienen precios muy módicos y títulos muy buenos, como pueden ver si hacen clic en esas palabras azules.

2.
Hay un motivo para hacer incapié en el temita de la editorial en este post. Resulta que me compré Hasta quitarle Panamá a los yankis en el mencionado puesto de la mencionada Eloísa, a muy bajo costo, lo leí y me gustó MUCHO, es probablemente lo mejor que leí de Cucurto. Pero, inmediatamente luego, encontré en lo de mi hermano la edición de Emecé de la misma novela, que incluye seis cuentos de yapa. Bueno, uno de esos me gustó, hay uno más bien malo, dos que zafan y dos que me parecieron lamentables. Recomiendo denodadamente comprar la edición de Eloísa, que es mucho más linda y seguro más barata, y quedarse con el buen sabor de la mejor novela de Washington Cucurto.

3.
Hasta quitarle Panamá a los yankis es una novela escrita a la manera de un folletín. Cada capítulo (en la edición de Eloísa; porque en la de Emecé no está) comienza por un copete tipo El Quijote o El Lazarillo de Tormes, en el que un narrador en tercera persona, una especie de locutor en off de la novela, resume lo que está por venir, y luego se calla para dejar paso a la voz ultracumbiantera del protagonista, Norberto Santiago Vega, hijo de paraguayos y habitante de Constitución, que como suele ser el caso es una suerte de alterego, más heróico y más garchador, del autor, Washington Cucurto, cuyo nombre según DNI es efectivamente Santiago Vega, y no sé si Norberto también. Los lectores entonces acompañamos a Santiago Vega por sus periplos en Consti; su trabajo de repositor, sus levantes a todos y todas, y sus incursiones diarias en el Bronco, bailanta cumbiera que es
lo único peroncho que queda en este conchudo país de oligárcas y gorilas cagones, o por qué creen que estamos como estamos y existen las bailantas, las telefónicas españolas, las singaderas dominicanas, los cartoneros, Carrefour, sí, sí, por los oligárcas gorilas cagones que gobernaron este país siglos y siglos, hasta que los yanquis les metieron la mano en el bolsillo y salieron a chocar cacerolas, qué papelón, qué inmundicia, los cagan y ellos tocan cacerolas... Pero los yanquis conmigo y con la cumbia no podrán, no nos van a tocar ni un pelito, ni un tantísimo así, aprieto los pulgares, porque estoy acá pa pelear, y no vamos a parar hasta quitarles Panamá, ¡y si es posible Irak!
4.
Con la prosa más afilada que nunca -años de entrenamiento, es como el nivel super saiayín de lo que Cucurto viene haciendo desde siempre- la novela es una sucesión de encuentros entre el protagonista y distintos personajes a los que se intentará empomar, con mayor o menor éxito, salpimentado todo por diatribas sobre política, en el tono visto recién, pero con una mayor responsabilidad sobre lo que se está diciendo que en textos anteriores, o por lo menos esa fue mi impresión. Lo que más me gustó, esto sí seguro, es que  Hasta quitarle es también el relato más gay de Cucurto. Esta vuelta no sólo son mujeres el oscuro objeto del deseo de Vega sino también tipos, y no sólo eso, sino que las escenas con tipos vienen acompañadas de manifiestos bisexuales:
Dale que pateo para todos lados, juego en todas las posiciones y tiro la pelota, dale que voy re al frente, con vos y el brillo de tus ojos, hijito mío, dulce mariposa mojada por la lluvia. Dale, para mí el amor no tiene machos ni vencedores, ni culos rotos o pichas marimachas, dale, que pa mí el placer no tiene límites ni encarcelamientos. Ni devaluaciones, ni corralitos, ni ná de ná, concha sumadres.
Muy Lemebel lo de las pichas marimachas y lo de concha sumadres, ahora que lo leo de nuevo.

5.
Puse "brevemente" pero me arrepiento porque me voy a explayar también sobre los cuentos horribles de la edición de Emecé. "Flores robadas o el escritor al que nadie lee" es un cuento MALÍSIMO que tiene un mensaje, con el que estoy muy de acuerdo, que es simplemente que hay que volver a leer a Jorge Asís, escritor que fue best seller en los '80, luego funcionario del gobierno de Menem y luego divulgador antikirchnerista, lo que le valió el desprestigio absoluto entre las filas del progresismo que son probablemente las únicas filas que compran y leen novelas que no sean estadounidenses o que no vengan en sagas. En el cuento, Cucurto tiene que comprar todas las novelas de Asís de todas las librerías, y descubre una conspiración del mercado editorial, que después es otra cosa, por la que se explica que ya nadie lea a Asís. El cuento es malo, no tiene pies ni cabeza ni ritmo ni nada que justifique su existencia y posterior publicación en un libro con lomo. El contraste con la novela que acaba de terminar una página atrás es enorme. Dice Cucurto en una entrevista, sobre el cuento: "me interesa que se lea la obra de un autor que muchos lectores jóvenes no conocen; entonces pienso que este relato es una linda manera de volver a leer a un escritor que vale la pena. Después el cuento es una picaresca; nada importante". Claro, bueno, eso digo yo, entonces para qué lo publicás y me lo ponés en el camino. Ponete las pilas Cucu.

6.
Lo mismo pasa con el siguiente cuento: "El combinado de dramaturgos". Resulta que, en la vida real, sucedió que en el contexto de la Feria del Libro de Frankfurt se armó un partido de fútbol entre escritores y dramaturgos argentinos y alemanes, y no sé si la feria o el gobierno argentino les pagaron los pasajes y la estadía para que fueran a jugar. Un partido super amateur, de gente grande, entre los que estaba Cucurto. El cuento entonces es una parodia de lo que habrán sido los entrenamientos, yéndose luego por la tangente para terminar de alguna manera la historia -lo mismo que hace en el cuento anterior-. Los escritores reales que participaron del partido aparecen con seudónimos, pero hay poca intención de camuflarlos, más parece un chiste para que se sepa quiénes son. Ahora bien, pasan dos cosas. Una: todo el cuento da la impresión de que Cucurto lo escribió para mandarselo por mail a sus compañeros de equipo; está plagado de chistes internos y caracterizaciones de gente que uno no conoce y no le dice nada, y una vez más la trama es pobrísima -un poco menos pobre que en el anterior-. La otra: en el cuento hay dos personajes caracterizados como villanos, que son muy claramente Rafael Spregelbud y Bernardo Cappa. Les da tan con un caño que no me queda claro si es amigo y es un chiste, o tiene la peor mala onda hacia ellos que se pueda encontrar en el mundillo del fútbol y la literatura. La segunda opción parece mucho más plausible. Vale la pena citar de nuevo:
...apareció en las canchitas de Open Gallo, un flaquito, con un buzo de Huracán, profesor de teatro, gesticulando más de lo debido y de fútbol daba toda la sensación de ser un experto. Su nombre era Bernardo, pero comenzamos a decirle Berni Alcapone, a secas. Para expiar mi resentimiento, para limpiarme de pecados tropicales, diré que sí, que era un reverendo Silvio Astier, un tipo que nos hablaba bajito, como un gangster que estuviera amenazándonos. (...)
Llegó de la mano de su actor fetiche: Rafa Spring, al cual comenzamos a llamar Rata de Primavera, una loca de argolla (según Reinaldo Arenas) que no se animaba a confesarse, a aceptarse como tal. Hablaba alemán e italiano, tenía aires de duque, pero en el fondo era un groncho arrabalero. Mezcla de supersnob y columnista cultural en uno de los medios más importantes del país. Gozaba de un prestigio internacional sorprendente. También escribía obras de teatro malísimas en las cuales no había personajes o estaban interpretados por él mismo, hablando hasta el paroxismo. Obras que se estrenaban en los teatros más importantes de Europa y Estados Unidos. Sus columnas, llenas de sarcasmo progresista, nos hacían pensar en una prominencia al estilo holliwoodense, pero no era más que una estrellita local llena de candados. En el mundo retrógrado del teatro porteño era considerado el mejor. (...)
Por lo que pueden ver, no parece un chiste sino un simple bardeo. Es divertido que alguien odie tanto a Spregelburd, pero ta. Una vez más, la anécdota no justifica el cuento, de una pobreza narrativa supina. Cucurto dice en la entrevista de Página/12 linkeada más arriba que no sabe escribir, que escribe como le sale y un par de justificaciones como esa para explicar la pobreza de estos cuentos, pero es una mentira, después de leer Hasta quitarle Panamá a los yanquis no puede decir que no sabe escribir.

7.
El cuento que se llama "Tokono" me gustó mucho, y también bastante el titulado "María Inés". Los dos restantes tienen gesto político y una vez más Cucurto queda corrido, en un lugar raro que le queda mal: "La selva", narrado por la mujer de Tirofijo, el guerrillero de las FARC, que le habla a Cucurto, no se entiende nada. "Salida al mar" es de nuevo un chiste que no justifica el cuento escrito, aunque está simpático por lo menos. Hay dos carpas en Plaza Congreso: una de los wichí, y otra "kirchnerista"; Cucurto ayuda a una novia wichí a robar las comodidades de la carpa kirchnerista. El final cínico salva al cuento del naufragio.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Aguafuertes cariocas, de Roberto Arlt

1.
En pocos días me embarco (me enaviono) por primera vez con rumbo hacia nuestor principal socio comercial, y más específicamente para la ciudad de Río de Janeiro, ex capital federal de los Estados Unidos del Brasil. Como en otras ocasiones con otros países, me entreno leyendo literatura y viendo cinematografía oriunda o relacionada. (Cuando fui a México, leí a Carlos Fuentes; cuando fui a Berlín leí a Sebald, etc.). Por ejemplo leí el Manual Práctico del Odio, del que ya hablamos en la reseña correspondiente, y ahora también este libro de hermosa tapa, editado por Adriana Hidalgo y prestado a mí por el principal lector vivo de Roberto Arlt, el señor Manuel Embalse.

2.
Al Roberto lo mandaron de su diario El Mundo, en el año '30, a viajar y escribir sus aguafuertes desde el exterior. Como sabrán, el tipo tenía una columna, cuyos exponentes porteños están compilados en diversos cosos de Losada, Página 12, la Biblioteca Nacional, entre otros. Cuestión que este libro reúne todas las aguafuertes que mandó desde Río, en orden cronológico y casi diariamente entre el 8 de marzo y el jueves 29 de mayo de 1930. Son notas de cuatro carillas, casi siempre cómicas, algunas más serias, escritas en primera persona y dirigidas a un público al que se trata con cercanía, el lector cotidiano de Arlt en la época.

3.
La verdad, el libro es simpático, pero no pasa de una curiosidad y un entretenimiento. A mi criterio, hay una frase excepcional, que es esta:
Son felices, no leen libros, ignoran la filosofía y empacan viento.
Y después hay un par de notas para alquilar balcones, que son en especial aquellas en las que habla de los obreros argentinos en comparación con los obreros de Brasil (que él generaliza hacia todos los de América). Paso a transcribir mucho:
El obrero argentino se ha asegurado, dentro del país en que vive, un puesto no social, sino con las comodidades que aquí están reservadas para una clase social. Obrero o empleado, en nuestra ciudad suena lo mismo. Aquí no. El obrero es una cosa que viste mal, trabaja mucho y vive peor. El empleado trabaja mucho, va una o dos veces al mes al cine, en cuanto sale de su oficina se cambia de traje y hasta el día siguiente no se mueve de su casa.
Nuestro obrero es discutidor porque entiende de cuestiones proletarias. Hace huelgas, defiende rabiosamente sus derechos, estudia, bien o mal; manda a sus hijos a la escuela y quiere que su hijo sea "dotor" o que ocupe una posición social superior a la suya. Viste a la par del empleado, sobre todo el obrero joven, que es más evolucionado que el viejo. Ya lo dije... obrero... empleado... en nuestra ciudad suena lo mismo. Claro está, con la diferencia de que le obrero gana más y no lo dejan en la vía como se hace con el empleado.
En Buenos Aires estamos acostumbrados a dicho espectáculo y nos parece el más natural del mundo. Pero venga aquí, converse con personas cultas al respecto de este problema y todos, sin excepción, aún el brasilero más patriota, le dirá:
- Tiene razón. El obrero argentino está en un nivel intelectual enormemente superior al obrero brasileño.
Y de pronto usted se da cuenta de esto. Que los malos escritores, los malos periódicos, las malas obras de teatro, toda la resaca intelectual que devora el público grueso, en vez de hacerle daño al país, le hace bien. Los hijos de los que leen macanas, mañana leerán cosas mejores. Ese desecho es abono y no hay que desperdiciarlo. Sin abono, no dan las plantas hermosos frutos.
Parece que Roberto se volvió "argentinófilo" (en sus palabras) durante el viaje, al descubrir cosas como esta. Habla mucho de lo sorprendente que le resulta no encontrar bibliotecas obreras, y de lo mucho que se sorprenden los brasileños cuando les cuenta que en Argentina existía tal cosa. Y cuando digo habla mucho me refiero a que se repite, porque al ser notas de diario repite mucho los conceptos entre éstas. Otro tópico regular es el de que en Río no hay crimen, que no hay joda, que la gente se duerme a las diez de la noche y que las mujeres no corren riesgo de que se les falte el respeto. Y que las cosas son muy baratas. Fuera de eso, también hay unas cuantas notas racistas (de un racismo rancio y despampanante, con todos los tópicos del chiste racista menos los de índole sexual: los negros le parecen babuinos a Roberto, o bueyes, en la oscuridad sólo se ven los dientes, se ríen solos como imbéciles, etc.) y una nota contra las antigüedades y los museos, muy en la sintonía del futurismo fascista italiano. Ah, también está en contra de los paisajes, las montañas y esas cosas. Y también tira buenos chistes.

4.
Pasó mucha agua bajo el puente (86 años) desde ese Río de Janeiro en el que se aburrió Arlt hasta este que voy a conocer la semana que viene. Me intriga un poco ver qué de lo que me contó Roberto desde 1930 sigue fungiendo para 2016. La situación política, en principio seguro que no. Tampoco corre mucho para Argentina que digamos.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Herejes, de Leonardo Padura

1.
Una de las novelas más divertidas que leí en 2015, quizás. La primera cosa que leo del cubano Leonardo Padura, además, este escritor que hace poco ganó el premio Princesa de Asturias de las Letras y que se hizo conocido mundialmente gracias a su ladrillo-novela biográfica sobre Leon Trotsky, El  hombre que amaba a los perros. En este caso, Herejes forma parte de la serie de novelas policiales protagonizadas por el detective cubano Mario Conde, de la que Padura lleva no sé cuántos episodios escritos hace no sé cuántas décadas, parece que muchas. 

2.
Es la primera vez que leo a un cubano en general, creo. Este cubano en particular, Padura, es muy explícitamente crítico con lo que fue y es la Revolución Cubana, pero en un sentido progresista, no en un sentido común gusano cubano-maiamiense. El hecho de que Padura haya recibido el Premio Nacional de Literatura de Cuba es seguramente parte del fenómeno del deshielo que empezó con Raúl Castro en la isla.

3.
Herejes es una obra monumental porque tiene detrás una investigación muy bien documentada sobre una serie de hechos, personajes y lugares históricos de los más dispares, unidos por una trama muy bien urdida por el autor pero que en principio no hubieran tenido ninguna conexión natural. En principio, y sin spoilear nada, porque es una novela que mejor no te la spoileen, vincula la historia real del transatlántico S.S. Saint Louis, que en 1939 paseó un cargamento de judíos por los puertos del mundo (empezando por La Habana) sin que lo dejaran descargar en ninguno y terminó volviendo a la Alemania nazi, condenando a sus pasajeros a una muerte horrible en Auschwitz, vincula esa historia digo, con la emigración masiva de judíos cubanos de la isla a los Estados Unidos durante los primeros dos años de la Revolución, también con el pintor del siglo XVII Rembrandt van Rijn, con la expulsión de los judíos de la península ibérica, con los pogroms de los cosacos en Polonia, con la vida de judíos y gentiles en la Amsterdam moderna y con un par de hechos históricos más (como la vida del rabino portugués Menasseh Ben Israel, que en la vida real se dedicó a hacer lobby frente a Cromwell para que los judíos fueran readmitidos en Inglaterra tras siglos de prohibición, de quién no había sentido hablar antes). Y además, está bien escrita. Padura no es un Pérez Reverte, erudito y dinámico pero burdo; y tampoco es un Juan Villoro, semi erudito y muy literario pero no apto para mamás como la mía, que se aburrirían al segundo (estoy hablando en particular de la novela sobre las guerras cristeras, cuyo nombre no recuerdo en este momento): es erudito, dinámico como un best seller, y literato, con un estilo impecable, todo a la vez. Usa unas palabras buenísimas. Y no deja nunca de ser un policial, lo que lo vuelve sumamente atrapante. De hecho, el momento más denso es en la parte de Amsterdam, cuando se queda un pelín más de lo necesario en las cavilaciones del joven Elías Ambrosius de Ávila. Me han dicho que El hombre que amaba a los perros aburre a algunos: capaz sea porque le falta un Mario Conde. Igual la voy a leer, y les cuento.

4.
Un consejo: no miren para adelante cuando la estén leyendo, o sea no se fijen cuántas páginas faltan para terminar el capítulo o esas cosas, o háganlo lo menos posible, porque se pueden spoilear cosas escondidas en los títulos de los capítulos. Después de todo lo que ya les conté, viene otra parte más, en la que algunos elementos a mencionar son las tribus urbanas, el manga Death Note y la película Blade Runner. Es un flash. Mejor no cuento más nada.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Papá, ¿por qué no viene Cruyff? (Orlando el holandés), de Gabriel Casas

1.
Esta la hago corta, como el libro, que tiene 10 carillas más o menos. Es un cuento de un desconocido escritor, sobre un nene que en el Mundial 78 hincha por Holanda. El cuento es malo, la moraleja es obvia y el contenido sociopolítico y el futbolístico están atados entre sí con alambres. 

2.
Hay un prologo de Pablo Llonto que le da una manija inmerecida.

3.
Igual está todo bien porque sale 5 pesos. Con Eloísa Cartonera a veces la pegás y a veces te clavás.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Paniagua, de Martín Rodríguez

1.
Y hoy, en libros de poesía inrreseñables: Paniagua, de Martín Rodríguez, ediciones Gog y Magog, Buenos Aires, 2005. Algún tiempo atrás, harán más o menos tantos años como tiene este libro, a mi amigo cuya identidad en este blog se resguarda tras el seudónimo "Paco" le gustaba leer este tipo de poesía. Martín Rodríguez, Daniel Durand, etc. Yo los leía de prestado, y también me gustaban. Lo que me pasó siempre con este tipo de poesía (me refiero a, cita random del libro, este tipo de poesía: "Talco en las venas / (carbón en las venas). Es lo mismo. Lo que no ardió y ya ardió es lo mismo. / Se unen en el cuerpo.") es que no sé qué decir sobre ella: no produzco texto. No produzco interpretación tampoco. El día que entendí que me pasaba eso también entendí que la poesía se lee (o la debo leer yo para mayor provecho de la experiencia) con una atención flotante, buscando el trance, más que la asimilación de cada frase, porque así por momentos pasa que algunas partes me entran más que otras y sucede el momento del aoh.

2.
Hay un Martín Rodríguez que escribe sobre política en el Le Monde argentino y en Panamá Revista. No logré nunca confirmar si es el mismo que el poeta. Después de todo, se llama Martín Rodríguez, que es como llamarse Juan Pérez. En google te sale el prócer y después un jugador de fútbol chileno. Yo creo que sí, que es el mismo. Me gusta mucho cómo escribe cuando escribe de política. Tiene un libro que se llama Orden y progresismo. Los años kirchneristas, que pienso leer durante este verano macrista.

3.
Volviendo a Paniagua: Me salió 30 pesos en Gambito de Alfil, porque la persona que lo leyó antes lo subrrayó todo, como si lo estuviera corrigiendo. Sospecho que se trata de una mujer, con mucho tiempo libre, y no le entiendo mucho la letra pero creo que estaba tratando de aplicar un poco de análisis freudiano amateur a su lectura. Hizo círculos alrededor de palabras como "mea", "una madre de sal", "los pedos", "tetas negras". Los dejo con una página que se ve que le resultó escandalosa a la lectora anterior:


jueves, 3 de diciembre de 2015

Kryptonita, de Leonardo Oyola

1.
Justo cuando estaba por salir la película (se estrena hoy), mi papá me dice por wasap que si paso por su casa me lleve un libro que me deja en la mesa que se llama Kryptonita. Hace tiempo traía ganas de leerlo, pero el precio en librerías es un despropósito (250 pesos, un libro de 220 páginas con letra gigante y ese papel malísimo que trasparenta y hace que se ven las letras de la página de atrás, no da. Mondadori en general tiene esa relación de mierda precio/calidad). Así que joya.

2.
A veces pongo la etiqueta "droga" (que identifica a los libros de lectura adictiva) haciendo un poco de trampa, o más bien ampliando el criterio. O sea, hace poco le puse droga a Historia del siglo XX, cualquiera. MOMENTO DE LA AUTOCRÍTICA DEL BLOG: Al principio del blog, droga eran esos libros que no podés dejar de leer pero en serio, que querés leer en vez de ver una serie cuando te vas a acostar, por ejemplo. Stieg Larsen, George Martin, los de Mallo, etc. Después lo amplié a libros que se leen fácil, más que con ansias, como el de Hobsbowm que podríamos decir que es droga si en el mundo sólo existieran libros de historia (Dios no lo permita). Todo esto para decir que Kryptonita SÍ ES DROGA y que prometo volver al criterio restringido original.

3.
Kryptonita es la octava novela de un argentino que se llama Leonardo Oyola y, como ya es de público conocimiento, presenta en exclusiva a Nafta Súper, superhéroe delincuente de Isidro Casanova, y a sus amigos Lady Di, Ráfaga, Faisán, Juan Raro, Federico y la Cuñataí Güirá, todos ellos versiones acriolladas de Supermán, la Mujer Maravilla, Flash, Linterna Verde, el Detective Marciano, Batman y la Chica Halcón (a esta última debo reconocer que no la tenía, y que recién después de terminar de leer la novela y googlear reseñas descubro quién es). O sea: los protagonistas de Krytonita vendrían a ser una versión villera de La Liga de la Justicia, AKA Los Superamigos, es decir los astros del universo DC. Creo que a esta altura de las circunstancias no hacía falta aclararlo, pero por las dudas. También leyendo reseñas y notas de periódico me entero de que hay una línea de cómics de DC que se llama Elsewhere, cuya propuesta consiste en plantar a los superhéroes (creo que a Supermán en particular) en espacios otros que los biensabidos Estados Unidos (qué hubiera pasado si la nave moisés de Kal El hubiera caído en Ucrania, por ejemplo), y que por ende Kryptonita es un Elsewhere en Isidro Casanova. Parece ser además que Kryptonita está plagado de citas menos conspicuas y más nerds que las que uno, lector bastante nerd en mi caso pero bastante ajeno al mundo de los superhéroes yanquis, puede llegar a decodificar. Lo bueno es que no importa nada de esto para disfrutar la novela, porque la historia no es una excusa para hacer chistes nerds, sino más bien lo contrario, los chistes o citas nerds son un plus a una historia muy bien contada y muy atrapante que paso a resumir:

4.
Un nochero, médico de guardia que trabaja de cubrir a otros médicos que debieran estar de guardia en el hospital público Paroissien, recibe, casi al final de un turno de 72 hora, dos problemas consecutivos: un "pibe chorro" casi muerto al que la policía no quiere que atienda, seguido de la banda de Nafta Súper, que trae a su líder en crítico estado de salud. Los superheroes, perseguidos por la justicia, toman el hospital y se parapetan a la espera de la salida del Sol, que, están seguros, revivirá al Hombre del Mañana. En esa situación de asedio, jalonada por intervenciones de los villanos que van rodeando el edificio, los miembros de la banda van contándole al médico nochero y a la enfermera Nilda distintos episodios de la vida de Nafta Súper. Todos sabemos que antes de que salga el Sol, se dará el enfrentamiento, y lo esperamos con ansias. Gran acierto de narración colocar como protagonista (o narrador testigo, como decían en clase de Lengua) a un hombre común. También gran acierto la estructura de Western del fuerte asediado. Y muy gran acierto que la mayor parte de la narración la lleve adelante Lady Di, la Mujer Maravilla trans, que acerca una novela que en principio se parecería más a otras del género bonaerense fantástico como El campito de Juan Diego Incardona -y ahora no se me ocurren más, pero hay-, a La Virgen Cabeza, de Gabriela Cabezón Cámara, creando una combinación muy interesante que hace dialogar el libro con otras literaturas además de la intertextualidad con el Universo DC.

5.
Dicen que la película peca de buscar respetar el libro al pie de la letra. Me encanta. Ojalá que sea igual. Después les cuento.



6.
Postscriptum: Vi la película. No está buena. El trailer vende humo. La parte del Paroissien está calcada del libro -excepto lo del diablo amarillo, que no está-, pero los flashbacks que son la carne del asunto están resumidos a su mínima expresión, con lo que la película son planos de los personajes charlando, con mucho paneo boludo y graves problemas de ritmo. Una pena. La música está buena. Lautaro Delgado también.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Sandman X: El velatorio, de Neil Gaiman

1.
El último tomo de Sandman está dibujado como con lápices de colores, por un tal Michael Zulli. Como su nombre lo indica, se trata de un velatorio al que no solo asisten todos los personajes de todas las historias de los diez tomos, sino también vos y yo. No nos acordamos, porque ocurrió durante un sueño, y como casi todos los sueños, lo olvidamos al despertar. Pero fuimos. Es buenísimo porque no hay forma de rebatirlo.

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2.
Después hay dos capítulos de yapa, ilustrados por dos dibujantes distintos. Uno vuelve a estar protagonizado por William Shakespeare, y el otro tiene unos dibujos muy polémicos y sucede en un desierto de China.

3.
Parece que ahí quedó Sandman. Gaiman no lo escribió más, y DC discontinuó la serie, en el año 1996. Después salieron algunos especiales, escritos por otros, pero nada regular. Con su superpoder de superescritor insuperable, el personaje que había sido creado en los '30 y salía al final de las aventuras de Superman en un recuadrito de no te pierdas (con otra historia pero el mismo nombre y la misma máscara) llegó a su honroso fin. Buena decisión de las autoridades competentes. En 2016 dicen que sale una película, con el abal de Gaiman, dirigida y protagonizada por el gran Joseph Gordon-Levitt, que a pesar de todos los esfuerzos bienintencionados que hagan es muy probable que sea mala.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Manual Práctico del Odio, de Ferréz

1.
Este me lo compré en la Feria del Libro que había en la Casa de las Culturas de Resistencia, por 50 pesos. Aguante Chaco. Lo elegí basado exclusivamente en que forma parte de la colección "Vereda Brasil", de la editorial Corregidor. Hasta ahora nunca me falló. Aprovecho para volver a recomendar el magnífico Poema sucio/En el vertigo del día, del poeta brasileño Ferreira Gullar. En la misma colección está profusamente editada Clarice Lispector, a quién ni hace falta recomendar. Garantía de confianza. Les hago publicidad gratis porque hacen libros muy baratos, extremadamente bien traducidos, y con muchos paratextos interesantes. Este libro por ejemplo, además de contar con prólogo de la traductora, incluye textos críticos del músico Arnaldo Antunes, de la editora brasilera de “literatura marginal” Heloísa Buarque de Hollanda, de otro académico brasileño, un tal Joao Camillo Penna, y de otro escritor de la literatura periférica, Allan da Rosa; un glosario muy necesario; un apartado con significados de nombres de los personajes; y un listado de siglas utilizadas en la novela.

2.
Cuestión que compré este libro por el título y por el precio, basado en mi aprecio por la colección, y no me equivoqué. Otro librazo brasileño. Manual Práctico del Odio (2003) es la segunda novela de Ferréz, o Reginaldo Ferreira da Silva, artista paulistano multipropósito que antes de escribir novelas ya cantaba (o rapeaba) hip-hop, que también fundó una marca de ropa de la economía social y un sello discográfico (1DASUL) y que en general es un activista en contra de la marginalización de la enorme mayoría del Brasil y en particular de la población periférica de San Pablo. Tiene un blog.

3.
Dice Ferréz sobre su novela: 
Aunque todos los personajes de este libro existen o existieron, el Manual Práctico del Odio es una ficción. El autor nunca mató a nadie por dinero, pero entiende lo que eso significa y lo entiende desde el punto de vista del asesino. Esta novela cuenta la historia de un grupo que planea un asalto, pero también habla de otros miedos y misterios universales, de la gente que ama y odia y todo eso en explosivas proporciones.
Según leo en una de las numerosas notas que acompañan la edición del libro, Ferréz se comió un juicio por apología del delito por esto que acabo de transcribir.

4.
La novela tiene tres epígrafes. En una primera página, se lee: 
A los que conspiraron y alentaron mi caída, nada más justo que presentarles la tercera lámina, el Manual Práctico del Odio está aquí, fortificando la derrota de los que atentaron contra mí y los míos.
En la página siguiente, una lista de nombres empieza con el siguiente encabezado:
Los familiares y amigos lloraron por:
Y en la siguiente, dos citas de la Biblia.
Perseguí a mis enemigos, y los alcancé: no volví sino después de haberlos consumido.
El justo se alegrará cuando llegue la venganza: lavará sus pies en la sangre del impío.
Y así nomás, te larga. Es un principio fuerte, convengamos. Lo que sigue es una novela coral, con MUCHOS personajes, que por momentos –algunos más, otros menos- se vuelven protagonistas, toda vez que el punto de vista se convierte en el de ellos, siempre en tercera persona pero siempre sumamente focalizado, haciendo que los lectores nunca sepamos más que le personaje en foco. La historia gira en torno de una banda, la de Régis, Lúcio Fe, Neguinho da Mancha na Mao, Aninha, Celso Capeta y Mágico, que está planeando un asalto. A lo largo de los capítulos, muy cinematográficamente, estos seis personajes van tomando el centro de la escena y el narrador se ocupa de desarrollar sus pasados y presentes, deseos, miedos, fantasías, pero siempre como si los estuviéramos viendo en el presente, caminando por la calle, cambiándose de ropa, comiendo. Lo de cinematográfico no es un cliché: en este caso la palabra le queda justa. Ahora bien, como si esto no fuera poco para hacer una gran novela, el procedimiento de protagonización y desnudamiento psicológico y moral no se queda sólo con los integrantes de la banda: se expande por todo el barrio de la periferia paulista en la que viven los bandidos y alcanza a novias, amantes, vecinos, esposas de los vecinos, niños, policías... todos personajes relacionados a veces directa y a veces tangencialmente con el asalto en ciernes. El resultado es un fresco espectacular de un barrio, una favela, desde la óptica de un tipo como Ferréz, que escribió sobre su libro lo que les decía más arriba.

5.
El estilo es buenísimo: muy urbano, desprolijo pero brillante por momentos, con una cadencia que tiene algo del hip-hop brasileño del que proviene el autor y que también tiene algo de novela río a lo En el camino de Kerouac y de poesía. La cantidad de personajes con nombres en portugués hace que uno tenga que ir constantemente hacia atrás para rechequear quién es quién, como si fuera un libro de George Martin, pero en un momento ya no hace falta, se internaliza. Las historias paralelas se disparan para todos lados: hacia el pasado de los personajes, hacia sus relaciones amorosas, sus venganzas, y todos son cuentos hermosos y terribles (como el del chico enamorado que termina colándose en la escuela de noche para tomar cocaína solo, en un pupitre). Y el final es épico, en forma y en contenido. 
Altísima novela.

viernes, 16 de octubre de 2015

Bajar es lo peor, de Mariana Enriquez

1.
El año pasado, Nadia Lihuel me dijo que cómo no había leído Bajar es lo peor. También me contó que era un libro editado en los '90, que se había hecho de culto y que un poco por eso, no se conseguía más. Parece que ese mismo año, en 2013, fue finalmente reeditado por Galerna. Un año después de mi charla con Nadia vi el lomo de Bajar es lo peor en la biblioteca de un amigo y de inmediato lo tomé prestado. Luego sucedió que cuando ya lo estaba leyendo, escrutando los estantes de una librería de usados sobre Scalabrini Ortiz encontré la edición original, esa que lleva el nombre del despreciable Jorge Larrata en una esquina de la tapa. Finalmente el Destino hizo que el ejemplar de Galerna que estaba leyendo estuviera fallado: de la página 128 saltaba a la 193, de la 224 a la 161... Si se lo van a comprar chequeen eso. Volví a la librería de Scalabritny y compré el ejemplar de la primera edición.

http://blog.elalmacendelibros.com.ar/wp-content/uploads/2014/06/MAriana-Enriquez-Bajar-es-lo-peor-1.jpg             http://mla-s2-p.mlstatic.com/bajar-es-lo-peor-mariana-enriquez-2216-MLA4787428869_082013-O.jpg

2.
La única diferencia entre las dos ediciones es el prólogo a la nueva, escrito por la autora, en el que por ejemplo explica que el libro no se había reeditado antes porque nadie se lo había pedido, y también que no revisó ni releyó para esta reedición el libro que escribió a sus 21 años (la llamaban "la escritora más joven de la Argentina"):
No releí Bajar es lo peor para esta reedición. No quise corregirle nada; tampoco quiero recordar lo que no recuerdo de la trama o de los personajes ni reencontrarme con errores que, ya sé, son obvios; como las escenas de sexo, que tienen muy poco realismo y mucha fantasía, pero son fieles a lo que me erotizaba en ese momento, antes de ver pornografía, antes de que mis amigos gays tuvieran la experiencia suficiente para describirme ciertas dinámicas, antes de que yo misma experimentara lo suficiente. No quiero retocar ninguno de esos problemas cándidos. Me gusta esta novela. Me gustó escribirla.
Si usted, lector de mi blog, es un fan de Bajar es lo peor, le sugiero que vaya a una librería y lea de parado el prólogo porque vale la pena. Muchos de los conceptos vertidos en ese prólogo están también en esta entrevista copada que encontré en la Internet.

3.
Otra cosa que encontré en Internet es esta reseña, con la que concuerdo en esto:
Me hubiera gustado leer Bajar es lo peor en la adolescencia. Creo que en aquella edad hubiera sido –como me ocurrió con En la ruta, de Jack Kerouac- una lectura atrapante, que permite una relectura casi nostálgica cuando uno ya pasó esos años.
Yo me hubiera obsesionado con Bajar es lo peor, si la hubiera leído a su debido tiempo. Drogas, amor entre tipos, sexo y vagancia callejera. Y todo ese clima gótico/depresivo. Nunca fui un adolescente muy gótico que digamos, pero esta novela me hubiera pegado y además para ese lado. Como sea, me perdí algo, como con tantos libros que hay que leer a los 15. A los 15 uno debería pasársela leyendo.

4.
De qué se trata Bajar es lo peor. En primer lugar, es importante aclarar el contexto: es Buenos Aires (La Boca, Plaza Flores, Retiro, Recoleta: nunca se entiende cómo llegan los personajes de un lugar al otro, la ciudad es como un laberinto en un sueño, pero los espacios son reconocibles, es Buenos Aires, todo el tiempo) y son los años '90 (la primera edición es de 1995). Narval, un joven rubio yonqui muy potro de edad indeterminada, se inyecta cocaína y alucina -o no- con un trío de monstruos que se le aparecen en cualquier lugar: un hombre de cuencas vacías, otro cubierto de arañas, y una mujer con algo de banshee y algo de zombi. Narval está por volverse loco, y el trío del horror se le va volviendo casi una necesidad. Cada dos por tres termina haciendo alguna asquerosidad, como eyacular desesperadamente dentro de las cuencas del hombre sin ojos, y el grado de asco y atractivo de imágenes como la que acabo de describir es en mi opinión uno de los puntos álgidos de Bajar es lo peor. Por otro lado, Narval está enamorado de Facundo, un taxiboy de pelo largo extraído casi sin paliativos de la imaginería de la película Entrevista con el vampiro. Todos aman a Facundo, que calentaría hasta a una piedra, según dice uno en un momento. También hay una mujer que ama a los dos, Carolina (quien nunca dejó de tener en mi imaginación la cara de Mariana Enriquez en la solapa del libro), que tiene un amigo merquero y un hermano con problemas psiquiátricos, y también están los otros taxiboys, el dueño loca del boliche-prostíbulo simil Espartacus en el que en cualquier momento cae el juez Oyarbide, un tranza, un viejo que mantiene a Facundo mientras sufre por su amor, una clienta de Facundo a la que llaman "la Palera"...

5.
La trama no es lo más importante de esta novela. Tampoco los diálogos. Creo que todo el atractivo está en los personajes, que son casi personas; en la tensión entre ellos, que es casi estática pero vibrante, en esas escenas de sexo y de abuso de drogas que sólo pueden salir de la pluma de alguien que imagina más que lo que conoce, y en el retrato que pinta del Buenos Aires casi beatnik desde la óptica de una piba de 21 años. Sí, tiene partes mal escritas; y en algunos momentos se torna demasiado reiterativa en sus tópicos. Pero se disfruta. Y se lee muy adictivamente. Con la prevenciones del caso, recomiéndola.

6.
En el año 2002, me pregunto en qué circuito, salió una película basada en Bajar es lo peor, adaptada, dirigida y aparentemente también financiada por una tal Leyla Grunberg, que también es quien la subió a youtube. La vi. No está tan mal. O sea: no es una película destinada al éxito, ni se la recomendaría a mi madre, pero tiene varios méritos. En primer lugar, una película hecha en 2002, año de la post-crisis, con evidentemente bajísimo presupuesto y sin ningún subsidio, pareciera que nacida de la necesidad de la directora de hacerla, tiene el mérito de la épica de producción y yo se lo reconozco. Hasta tiene sponsors de marcas como Gancia, que muy probablemente hayan costado conseguir sangre sudor y lágrimas. Las escenas filmadas en exteriores reales, de Narval deambulando drogado por la calle, con extras que son los transeuntes reales de Buenos Aires en 2002, me encantaron. Ojalá hubieran habido más. En segundo lugar: el casting está bien hecho, y eso que era difícil. Encontraron un Facundo potable, que era lo más difícil. Entre los personajes secundarios hay algunas estrellitas, como el capo de Lautaro Delgado en el rol muy pequeño del amigo merquero, o Cristina Banegas como la mujer de la alucinación. Y después está Belen Blanco, que debía ser la más famosa del elenco, en el rol de Carolina: no me convenció. También es un acierto el juego con el montaje. Ahora bien, entre los desaciertos está el final, especialmente, que no sólo se aleja del del libro sino que no tiene ningún sentido y es una berretada. También faltaron chotas, y escenas de sexo en general. Están todas concentradas al principio. El principio está bueno.


viernes, 9 de octubre de 2015

La vuelta descremada, de Ibn Al Rabin

1.
Ibn Al Rabin es el seudónimo de un suizo, que para más datos vivió varios años en Argentina, y La vuelta descremada es la edición argentina de Retour écrémé (con tres tildes) que fue concebida en francés en el año 2002, durante un viaje en auto desde Ginebra hasta la India, según cuenta el propio autor en el prólogo, esta vez en castellano en el original. Por fuera del contenido, del que pasaremos a ocuparnos en el punto dos, el hecho de la edición argentina en la que el autor metió mano tiene su encanto. El prólogo es un punto a favor, y el texto de la contratapa pertenece al género de las contratapas inspiradas, que uno encuentra sólo muy de vez en cuando en el mar de contratapas pedorras y/o espoileras que son las más en el Universo.

http://www.avoir-alire.com/IMG/jpg/retourecreme_grand.jpg
"de todos modos no va a ser la primera vez que los muertos votan en este gobierno..."

2.
Decía, la edición es argentina, ergo la traducción también, por lo que los monigotes de Ibn Al Rabin dicen cosas como "pero ¡calmate! me vas a aterrorizar, ¡che!" (por ejemplo). Eso también me gusta. Viva la patria.

3.
No leí otras cosas del autor, pero tiene un sitio web (en castellano) en el que podemos observar que lo suyo son los monigotes. Hace magia con los monigotes: les da una expresión asombrosa con modificaciones mínimas. Esto que sigue no es de La vuelta descremada pero sirve para demostrar mi punto anterior irrefutablemente.

http://www.nocolor.be/wp-content/uploads/2012/11/verbes.png

4.
La vuelta descremada vendría a ser una novela gráfica con/sobre zombis. Cada capítulo es consecutivo en la diégesis al anterior, pero presenta situaciones nuevas, no necesariamente ancladas en los personajes o hechos del capítulo pretérito, aunque sí en el contexto que avanza con la trama y que nosotros lectores conocemos a través de los atisbos que nos ofrece cada capítulo. Es decir, la trama de la novela funciona igual que el recurso gráfico principal de todo el asunto: a través del peso del fuera de campo. Ibn Al Rabin usa los cuadritos como encuadres fijos que los personajes a veces abandonan, dándole al fuera de campo un lugar central, poco visto en otros cómics. No digo más.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Sandman IX: Las Benévolas, de Neil Gaiman

1.
Juicio y castigo a un tal Frank McConnel que escribió un prólogo malísimo en el que TE CUENTA EL FINAL. Por cadena de mandos, juicio y castigo también a los editores del libro que dejaron pasar un prólogo que te cuenta el final, en su versión original y en su versión castellana. Hay que ser hijo de puta. O, hay que ser tan tan tan snob como para creer que el factor sorpresa no tiene ninguna importancia para la lectura de un libro, cualquiera éste sea. Ya hice una reflexión más sesuda sobre esto mismo en la reseña que hice de El traductor de Benesdra.

2.
Es el anteúltimo de los tomos y el más largo. Reaparecen todos los personajes de la saga de Gaiman, se retoman brevemente todos los hilos. Los hilos están muy presentes en la historieta, por cierto, que comienza con las tres Parcas, Cloto, Laquesis y Átropos (tales sus nombres en la mitología griega), comenzando un tejido nuevo. No me di cuenta en la lectura, lo dice el hijo de puta de Frank McConnel en el prólogo spoilero y es una buena observación que habla de lo zarpado guionista que es Neil Gaiman, que muchos de los capítulos tienen en el primer o segundo cuadrito un hilo, cable, soga o similar, y una frase que se refiere a algo de la diégesis de la historia pero podría estar refiriendose a la narración también: "¿Y cuánto van a tardar?", "Creo que va a ser más grande de lo que había planeado", "Siempre tarda más de lo que pensabas, ¿no?".

http://images.sequart.org/images/san13-660x628.jpg
Los dibujos de este Marc Hempel no son de mis preferidos.
3.
Como siempre cambia de dibujantes, en este tomo el principal es un tal Marc Hempel, que no me gustó mucho. La cosa es empieza demasiado naif y minimal para mi gusto, pero después se va oscureciendo, complejizando (y/o acomplejando) y mejorando.

4.
A Gaiman le re cabe lo meta. El tomo está lleno de mini historietas contenidas dentro de la principal, pero que cuentan cuentos separados que empiezan y terminan. Incluso antes de que empiece la trama propiamente dicha, hay una especie de mini capítulo en subjetiva o P.O.V. en el que los personajes hablan "a cámara", por decirlo de alguna manera, parecieran hablarle al lector, que guiado por Lucien el bibliotecario de Sueño se va encontrando con todos los subditos del señor Morfeo.

https://images-na.ssl-images-amazon.com/images/S/cmx-images-prod/DigitalPage/21055500/4565104bc5d6dd2b579bc1071e2f15ef._SX640_QL80_TTD_.jpg
Los dibujos, en cambio de este tal Kevin Nowlan, más DC, son de mi agrado y preferencia.
5.
Sobre lo que se narra en este tomo, para qué contarles, mejor leerlo. Léanlo. LÉANLO. Los conmino. Finis.

martes, 6 de octubre de 2015

Opendoor, de Iosi Havilio

1.
Yo quería leer algo de Iosi Havilio. Y a todos les veía Paraísos en las bibliotecas, pero cuando se los pedía, me decían "Tenés que leer primero Opendoor", y no lo tenían, así que no me llevaba nada. Cuando encontré Opendoor, Malena me dijo "Tenés que leer 76", el de Félix Bruzzone, y como no tenía lugar para los dos me llevé sólo ese. Y así, el universo conspiraba para que yo no leyera a Iosi Havilio, hasta que finalmente lo vencí. Vencí al universo. Ustedes qué hicieron, ¿eh?

2.
Una veterinaria visita la localidad bonaerense de Open Door para ver a un caballo que está en las últimas. De regreso en Buenos Aires, sale de paseo con su novia, una mujer muy conflictuada, y la pierde. Una cosa lleva a la otra, y la veterinaria termina cortando los pocos hilos que tiene con la urbe y recalando en Open Door, en la casa del dueño del caballo. Desde ahí, viaje horizontal ciudad-campo y viaje vertical de la razón a la locura de nuestra protagonista, que conocerá otros hombres, otras mujeres, otras drogas. Gran manejo de climas, gran manejo del ritmo (en un momento la novela se vuelve realmente vertiginosa: la imagen de una persona que se come el revoque de la pared es espeluznante y muy interesante al mismo tiempo), y gran manejo de la calentura. Hay una escena de sexo entre dos mujeres (hay varias, pero una en particular) que me calentó fuerte en un colectivo, y no es algo que me hubiera pasado antes: que me calentara una escena de sexo entre mujeres, encima leída. Que me haya producido tal efecto me hace pensar que Iosi es un gran escritor.

3.
Casualmente, terminé de leer esta novela y empecé a leer Bajar es lo peor, de Mariana Enriquez, un libro de los años noventa que reseñaré dentro de poco. Además de otras cosas en común más tangenciales, muy loco que las dos empiecen en La Boca, Caminito, el Riachuelo y el puente transbordador. Loco además porque últimamente estuve trabajando mucho por ahí, justo mientras leía estos dos libros. También me hizo acordar a Electrónica, de Enzo Maqueira: las dos protagonistas se me hacen mujeres parecidas.

4.
Muy buena novela. Recomiendo ampliamente.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Plan de ahorro, de Fabiola Feyt

1.
Esto sucedió así, o al menos así lo recuerdo yo:

Hace muchos años Maia organizó una reunión en una casa de Once que yo no conocía, un departamento en un edificio enorme con vistas a la plaza Miserere, y nos propuso hacer un fanzine. Era la casa de Fabiola, que brillaba por su ausencia. Me acuerdo que estabamos todos menos ella, que debía haber viajado a Maciá, pero igual se sentía como si Fabiola estuviera, representada por su casa. Yo no la había visto muchas veces en mi vida hasta ese momento.

Insisto vivió la vida de casi todos los fanzines. El primero salía plata y se vendió bastante bien en una de las primeras FLIAs, en el Sexto Cultural. El diseño era hermoso y todos mis amigos escribían re bien. Los siguientes números fueron depreciandose hasta ser regalados, la calidad del papel empeoró porque nos habíamos ido al carajo con el primero, pero todos escribían cada vez mejor (menos yo) y a mí me encantaba Insisto y me encantaba leer a mis amigos. Los textos de Fabiola siempre estaban buenísimos (también los de Maia, y los de Lauti, y los de Lauri, y etc., por hoy hablamos de Fabi). Después hubo un número abortado al nacer (las ediciones tenían un título-temática-disparador: Insisto Insisto, Insisto Batalla, Insisto Fuera, Insisto Cuarto, el abortado Insisto Planta para el que sólo se escribieron una o dos cosas, el número fantasma y más que abortado Insisto Noventa y un número escrito y terminado que nunca vio la luz, el que hubiera sido el quinto número de Insisto, Ciudad). Era el mejor de todos. Y ahí quedó. De todo esto, el año que viene se cumplen 10 años, me acabo de dar cuenta mientras me tomo la presión y me sostengo el papagayo.

Estar escribiendo sobre Insisto me llevó a hacer arqueología en mi casilla de correos. Era tan fan de Fabiola que una vez que me mandó su texto para el fanzine, mi respuesta a su mail fue:
sos tan la mejor
me voy a tatuar tu coso en toda la cara
Cómo me haces reír, Ale del pasado.

2.
Volviendo a Fabiola Feyt. Insisto murió, Fabiola no. Terminó de estudiar periodismo y después de tropelías, tesituras y palimpsestos, se fue a vivir a Amsterdam. Plan de ahorro es su primer libro editado, y también el primer libro de entre quienes hacíamos ese fanzine. Es un diario sobre su migración, que empieza en el aire, sobrevolando tierras desiertas, y termina sobre el asfalto, en bici, siete meses después. Como la vida, tiene un plot: Fabiola se empleó como bicitaxista, conoció gente, etcétera, pero de eso no les voy a hablar, leanló. Lo que siempre me gusta de Fabiola, tanto hoy como a mis -nuestros- 20 años, es cómo escribe. Así:
Luis se queda trabajando hasta más tarde.
Hace tres horas que estoy en su casa mirando unos programas de televentas en mute.
Hasta ahora voy comiendo:
cuarto litro de yoghurt de durazno con pasas y almendras,
un sandwich de lomo de cerdo,
queso belga,
mostaza con wasabi,
cebollitas en vinagre y manteca untable,
jugo de pera y menta,
medio croissant con philadelphia y nutella.
Con lo último me tomé un tecito digestivo para no tener pesadillas.
Como siempre hago no importa a quién, estoy viendo los capítulos de una serie que quedamos en ver juntos.
Cuando escuche la puerta de abajo me voy a hacer la dormida en una pose sugerente pero espontánea.

3.
El libro lo editó Pánico el Pánico, y se consigue en la librería Eterna Cadencia por muy módicos 50 pesos argentinos, que pronto serán algo así como tres centavos de dólar. Un regalo.

viernes, 11 de septiembre de 2015

La cultura europea del siglo XIX, de George Lachmann Mosse

1.
George Mosse nació en Berlín en 1918. Su abuelo era el campeón de la publicidad y la prensa liberal en Alemania. Hay un edificio en Berlín, donde funcionaba la imprenta del abuelo, que se llama Mossehaus*. Así que podríamos decir que eran ricos. Y eran judíos además, y liberales, así que en 1933 se tuvieron que exiliar. Jorgito recaló en Gran Bretaña, donde estudió en Cambridge, y después en Estados Unidos, donde hizo la mayor parte de su carrera como profesor universitario y como historiador. Estudió temas de historia política y cultural de los siglos XIX y XX, desde la Anti-Corn Law League hasta la Alemania nazi, haciendo énfasis desde algún momento en el nacionalismo como germen de los regimenes irracionalistas del siglo XX. Y además era homosexual, también escribió sobre eso, un libro que se llama Nationalism and Sexuality: Respectability and Abnormal Sexuality in Modern Europe y otro que se intitula The Image of Man: The Creation of Modern Masculinity, ninguno de los dos debe estar en castellano. En la materia Historia Contemporánea de la UBA hace muchos años son obligatorios dos libros de Jorge, uno es éste, La cultura europea del siglo XIX (editorial Ariel), que en Argentina ya no se consigue ni usado, y el otro es el de más reciente edición (y además argentina) La nacionalización de las masas, que igual ya está agotado también, y del que volveremos a hablar en su reseña correspondiente cuando lo termine de leer si es que eso ocurre en algún momento.

*(el edificio tiene una historia muy interesante: fue construido en 1901, ocupado por los espartaquistas en la revolución fallida de 1919 y subsecuentemente atacado por las fuerzas del orden, después fue reconstruido y remodelado entre 1921 y 1923 por Erich Mendelsohn, un arquitecto muy importante que hizo por ejemplo este edificio increíble, y al que lo ayudó otro arquitecto muy grosso, el vienés y luego estadounidense Richard Neutra, y parece que durante la reconstrucción se cayó una viga y rompió el techo de la oficina del diario, que seguía funcionando, matando a 14 personas: qué desprolijo, Mendelsohn, más cuidado. Después lo hicieron mierda en la Segunda Guerra -al edificio, no a Mendelsohn-, y al final lo volvieron a reconstruir en los años '90. Hoy la calle en la que está se llama Jerusalén.)

2.
El libro que nos convoca en esta ocasión es algo así como un manual, que permite un pantallazo general sobre las ideologías más importantes del siglo XIX, desde una perspectiva que se pregunta cómo llegamos de las ideas de los iluministas del XVIII a los nacionalismos racistas del XX. Los capítulos entonces se llaman "Romanticismo", "Nacionalismo", "Racismo", "Liberalismo", "Conservadurismo", "Marxismo", y un par más. Es un libro fácil, no tiene notas al pie ni bibliografía ni nada de eso. El tono general está ya en la introducción, donde queda claro que Mosse apunta a una conclusión en el orden de la de Fromm en El miedo a la libertad
A lo largo de la historia ha habido hombres que quisieron, como los puritanos, "construir Jerusalén sin demora". También este deseo pareció producir en los tiempos modernos gran parte del talante general de la época. Hay una razón que explica esto. Los últimos siglos fueron periodos de rápido cambio en los que Europa estaba pasando a hacerse urbana e industrial. En este período muchas personas se sentían acorraladas, mientras que otras eran testigos de cambios que no podían entender y se enfrentaban a problemas que parecían insolubles. Se alienaron de su sociedad más hombres en este período que en ningún otro período anterior de la historia humana. No tiene nada de raro que anhelasen un futuro más esperanzador; y no sorprende que concibieran ese futuro como algo ajeno a la realidad presente de la vida europea.
Esta huida de la realidad adoptó muchas formas (...). Hiciéranlo como lo hicieran, buscaban una realidad "más profunda"... una búsqueda que conduciría al totalitarismo porque fue siempre la búsqueda de alguna autoridad con la que poder indentificarse y que acabase con la situación imperante.
Al final de cuentas, el combate ideológico del siglo XIX, que conduciría al del XX, es para Mosse un combate entre las ideologías que se apoyaban en la Ilustración, como el liberalismo o el marxismo, o sea, ideologías racionalistas, y aquellas otras que rechazaban ese racionalismo de la Ilustración y buscaban "lo auténtico" debajo de las apariencias, como el nacionalismo y el racismo. Es la misma dicotomía que utiliza nuestro amigo Eric Hobsbawm para explicar la alianza de los EEUU y la URSS contra la Alemania nazi: los herederos de la Ilustración contra los irracionalistas. O, volviendo a La montaña mágica, Settembrini contra Naphta.

La dictadura nazi: problemas y perspectivas de interpretación, de Ian Kershaw

1.
Está complicado hacer esta reseña porque ya rendí, y como a todo ser humano, después de rendir los conocimientos se me empiezan a volver evanescentes, se me escurren entre los dedos como la arena, como el agua, salen de mí para volverse no-sí y ah re.

2.
El tema con este libro es que, a diferencia de otros libros de historia como el recientemente reseñado Historia del siglo XX, este es muy para historiadores. "Problemas y perspectivas de interpretación" significa historiografía, o sea el estudio de cómo se estudia la historia, o sea metahistoria, y si bien es un tema interesantísimo para mí, es posible afirmar que para muchos legos ha de ser un embole. Una amiga (historiadora) me decía que no entiende qué sentido tiene que te hablen de cómo escribe o piensa tal o cual historiador si uno no lo lee, que eso es básicamente la historiografía. A mí sí me gusta, en general. No es un viva la pepa específicamente, pero puestos a tener que leer, le encuentro la gracia. Es una literatura (académica) en la que los personajes son todos historiadores. Muchos autores de historiografía son en realidad chismógrafos; y en esos casos es entretenido. El caso de Kershaw no es ese, de todos modos. Es una suerte de historiografía épica, donde los historiadores son casi todos alemanes, de uno y otro lado de la cortina de hierro, los hechos acaban de pasar y afectaron sus propias vidas de manera más o menos directa, y se enfrentan enconadamente unos con otros por la primacía de la interpretación sobre el significado del nazismo y la destrucción del argumento del otro. Cualquiera puede decir que estoy exagerando igual, capaz se imaginan Canción de Hielo y Fuego con esa explicación, nada que ver, pero para ser un libro de historiografía es bastante ágil. Por algo es un best seller, con montones de ediciones en varios idiomas. El otro día vi en una vidriera que Siglo XXI sacó ahora una edición deluxe, con el subtítulo cambiado por el de "principales controversias en torno a la era de hitler", así, en minúsculas porque en Siglo XXI les gusta hacerse los locos con la gramática.

3.
Breve sobre Ian Kershaw: es un inglés que nació en 1943; era medievalista y estudiando la cultura medieval alemana terminó interesándose por el tema del nazismo y el Dritten Reich. Además de este libro, estudió el llamado "mito Hitler" y también escribió una (o varias, no me queda claro) biografías de Hitler, de las cuáles en castellano se conseguía hasta hace poco una versión breve de una colección del diario La Nación y de las que ahora se consigue otra (u otra versión, de ahí que no me quede claro) en un libro-ladrillo, éste sí parecido al último tomo de Canción de Hielo y Fuego.

4.
La dictadura nazi está dividido en capítulos temáticos, que analizan distintos aspectos de la historia del III Reich, y de cada uno presenta las interpretaciones enfrentadas que se han dado. La cosa es entre intencionalistas y funcionalistas, básicamente.
Los intencionalistas dicen que todo lo que ocurrió desde el ascenso de Hitler al poder en 1933 hasta que los Aliados pusieron fin al asunto en 1945, fue fruto de un propósito, decidido en algún momento entre la internación de Hitler durante el final de la Primera Guerra Mundial y su encarcelamiento tras el fallido putsch, durante el que se supone que escribió Mi lucha, propósito éste que vendría a ser el de destruir a los judíos, y/o destruir a los bolcheviques, y/o dominar Europa y/o el mundo, todo esto con matices de importancia según el historiador. Para esta interpretación, neorankeana, la persona Hitler es central y condición necesaria.
Por el otro lado, los funcionalistas basan sus interpretaciones en el dicho ese de las sandías que se van acomodando en el andar. Para esta interpretación, estructuralista, la persona Hitler va desde la importancia nula hasta la del primus inter pares o líder bonapartista que media entre poderes fácticos.
Funcionalistas e intencionalistas se enfrentan dentro del marco de la Alemania occidental. Meanwhile, en Alemania oriental, todas las explicaciones parten de la interpretación oficial de la Comintern de que el nazismo es fascismo, y el fascimo es la cara más feroz del capitalismo financiero. Esta interpretación tiene mucho más que ver con la de los funcionalistas que con la de los intencionalistas.
En todos los capítulos, Kershaw plantea una postura, después la otra, y termina desempatando con su opinión, casi siempre a favor de la óptica funcionalista (excepto en política exterior, donde coincide con los intencionalistas en que Hitler tomó todas las decisiones durante la guerra, sin que le importaran demasiado los intereses de los grupos de poder). Los temas abordados en los capítulos son: la esencia del nazismo, la correlación entre política y economía -cuál primaba-, el Holocausto, la política exterior, la resistencia, etcétera. Son variados, y por lo tanto los argumentos en cada caso son muy disntitos, aunque casi siempre se mantiene el esquema que tejedi.

5.
La primera edición en inglés salió en 1985, y la cuarta en el 2000. En algún momento entre una y otra Ian agregó un último capítulo acerca de los cambios en las interpretaciones del nazismo a partir de la unificación alemana, en el que narra además el llamado debate Goldhagen. Resulta que Daniel Goldhagen, un estadounidense, escribió un libro en los '90 en el que planteaba que TODOS los alemanes eran culpables del Holocausto, porque en tanto alemanes, eran intrínsecamente antisemitas -culpa de Lutero- y, no sólo eso, sino que además eran antisemitas de una cepa llamada "eliminacionista". Una pelotudez. El libro fue un éxito de ventas y entonces todos los historiadores del campo académico tuvieron que salir a responderle, salieron en la tele y todo. Alto capítulo.

6.
Uno que casi no aparece mencionado en el libro es nuestro amigo Norman Finkelstein, autor de La industria del Holocausto. Aparece como detractor de Goldhagen, nada más. Sería interesante leer a Kershaw opinando sobre La industria... Si alguien tiene un link, se agradece.